Espiar conversaciones ajenas puede traer turbias consecuencias

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- Gilipollas. –Dijo Takasugi con una mirada de desdén hacia Gintoki, cuando pasó por su lado.

Gintoki no contestó. Normalmente le habría devuelto el insulto pero ya estaba cansado de tanta pelea. Llevaban dos semanas sin hablarse después de una fuerte discusión. Takasugi parecía más irascible que de costumbre y no conseguía entender que le ocurría. Él no se caracterizaba por ser precisamente simpático, pero desde su encuentro romántico, se había convertido en alguien insoportable. Varias veces intentó hablar con él pero se negaba. Daba vueltas a aquella situación en su cabeza, intentando buscar motivos, o qué pudo salir mal. Quizá su relación con Katsura no le parecía correcta, pero no entendía por qué. O no quería entenderlo. Alejaba de su cabeza el pensamiento de que Takasugi pudiera quererle para algo más que para simples encuentros. Si eso fuese real, sería una situación demasiado compleja como para saber atajarla.

Takasugi se decía a si mismo que no iba a sufrir. Estaban en guerra y tenía cosas más importantes por las que preocuparse. El hecho de tener sentimientos le parecía un signo de debilidad, por lo que se tragó el dolor y decidió que se alejaría de la persona que había amado durante tantos años. Por eso le evitaba y trataba con menosprecio, para apartar de su lado al "demonio blanco". También se había vuelto más frio con Katsura, arrinconándose a sí mismo en soledad.

Gintoki lo había hablado con Katsura previamente pero estaba más confuso que él, si cabía. Salió al bosque a tomar el aire en soledad pero encontró allí a Sakamoto. "Qué oportuno", pensó.

- Vaya Kintoki, ¿Qué haces aquí? –Preguntó Sakamoto mientras reía.

- ¿Cuándo piensas aprenderte mi nombre? – Contestó Gintoki mirando al suelo.

- ¿Qué le pasa a Takasugi contigo? –Dijo sin andarse con rodeos.

- Eso me gustaría saber... -Susurró con aflicción en su voz.

- Quizá le has roto el corazón. –Contestaba entre carcajadas, como si la tensión del ambiente le resultase cómica.

- Déjame, no tengo ganas de hablar del tema. –Alzó la voz Gintoki, mientras se adentraba entre los arboles del bosque.

Si por algo se caracterizaba Tatsuma Sakamoto, era por ser perspicaz y adentrarse en la mente de la gente. Su función requería que reuniese dichas características, por algo era el comerciante del bando Joui. Por eso no quería alargar la conversación con él, acabaría sacando las respuestas a todo y le daba miedo saber su opinión en tales temas tabú. Siguió andando para perderlo de vista, adentrándose en el bosque. De repente oyó un sonido. No estaba solo. "¿Me habrá seguido ese imbécil de Sakamoto?". Cayó en cuenta de que erraba cuando pudo divisar la silueta de Takasugi, entre las hojas. "Esta es mi oportunidad" pensó, y anduvo hasta él, con determinación. Su intención era esclarecer de una vez por todas, las razones del conflicto, y aprovecharía que estaban solos.

Sakamoto se había lanzado a seguir al demonio blanco cuando se adentró en el bosque. Tenía curiosidad por saber adónde iba. "Quizá se encontraría con Takasugi" pensaba sin saber sobre lo mucho que se acercaba a la realidad. Desgraciadamente, lo había perdido de vista y ahora, solo daba vueltas por el bosque. Llegó a un claro, donde se encontraba Katsura correteando de un lado a otro mientras botaba un balón de baloncesto.

- ¿Se puede saber qué haces, Zura?

- No es Zura es Katsura, estoy practicando mis triples.

En ese momento, oyeron gritar a Gintoki, en la lejanía, cortando la conversación que estaban manteniendo.

- Calla y ven conmigo. –Susurró Sakamoto a Katsura mientras lo agarraba del brazo, dispuesto a ir hacia donde provenía la voz.

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⏰ Last updated: Jan 26, 2019 ⏰

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Lujuria en la guerraWhere stories live. Discover now