N/N: Contenido sexual no tan explícito but si no te gusta, no leas (?)
Estaban en la mitad de un caso. Los dos hombres y el ángel investigaban pistas encontradas en la escena del crimen donde una mujer de cuarenta años había sido encontrada muerta.
Dean y Castiel revisaban los periódicos mientras que Sam buscaba noticias actualizadas en su computadora, leyendo un sinfín de páginas diferentes para encontrar cualquier cosa, hasta el más mínimo detalle que hayan pasado por alto en la visita al lugar del crimen, pero nada. No encontraban nada.
— La mujer tenía un amante. — dijo Sam luego de un rato en el que estuvo revisando el perfil de Facebook de la víctima. — Se llama Bob, estaban juntos hace años.
El mayor de los cazadores y el ángel levantaron la vista de sus cosas y le miraron confundidos, obviamente sin entender qué quería decir con eso.
— Revisé sus redes sociales, tiene un montón de fotos y publicaciones con el tal Bob. — comenzó a explicó. — Eso, además de un segundo perfil privado. Uno donde muestra su hermosa y fabulosa vida con su esposo y otra donde da a conocer su amorío con Bob. — volteó la computadora hacia los contrarios y les enseñó ambos perfiles.
— Vaya, la señora sí que sabía divertirse. — comentó Dean luego de ver las fotografías donde la mujer se veía festejando en poca ropa.
Sam rodó los ojos mientras que Castiel guardaba silencio, mirando las fotografías.
— ¿Entonces el esposo fue quien la mató? — habló el pelinegro.
— No sabemos... — respondió Sam, volteando a verlo. —, pero puede ser. A lo mejor puede ser una bruja quien esté detrás de esto.
Dean frunció los labios, tirando el periódico sobre la mesa. — A lo mejor no sea nuestro tipo de trabajo, Sammy.
Se levantó de su silla y caminó hasta la nevera de aquel cuarto de motel, sacando una cerveza mientras que su hermano rodaba sus ojos.
— No sabemos, Dean. — espetó, cerrando su computadora. — Tenemos que seguir investigando.
— Sam tiene razón. — apoyó el ojiazul, volviendo su vista hacia el periódico en sus manos.
El rubio bebió un gran sorbo de su botella mientras los veía y escuchaba, casi restándole importancia a sus comentarios. Dio unas vueltas por la habitación sin decir nada en una forma de distracción hasta que su estómago rugió pidiendo comida, por lo que se giró sobre sus talones y se acercó a ellos, colocando sus manos sobre sus hombros.
— Yo digo que dejemos esto por un rato y vayamos a por unas hamburguesas. — dio unos golpes en sus hombros y se alejó, yendo a la silla que había usado hace rato para tomar su chaqueta.
Sam pareció meditarlo unos segundos y terminó accediendo, también sentía algo de hambre así que creyó conveniente detenerse un poco para comer algo y aprovechar de descansar un poco. El único que no dijo nada fue Castiel, quién continuó leyendo el periódico y eso no pasó desapercibido por el rubio ni el castaño quienes, de inmediato, se miraron.
— ¿Cas? — habló Dean, acercándose al ángel. — ¿No vienes?
El ángel negó con su cabeza. — Sabes que no me es necesario comer. — respondió mientras leía un artículo. — Puedo quedarme a seguir investigando.
— ¿Seguro? — preguntó, sonaba insistente, pero no podía evitar ser así con Castiel. Este último asintió. — ¿Quieres que te traigamos algo? — el aludido negó ahora.
Sam miró a ambos alternadamente y río levemente, saliendo de la habitación que compartían pues sabía que serían, al menos, diez minutos de discusión entre su hermano y su mejor amigo.