5

25 2 0
                                    

Sentimientos bajo la luna

─━━━━━━⊱✿⊰━━━━━━─

Desde ese día se sentaban a la orilla del río mientras conversaban un rato o mantenían silencio. Su compañía había evolucionado a ser costumbre, tanto que ya hacían acciones o hablaban de la misma forma del otro y al darse cuenta les provocaba una sonrisa cómplice como niños traviesos. Aquel día en particular no podían sentarse por las corrientes de agua que no cesaban, tomando la decisión de no arriesgarse demasiado, era imposible ser más idiotas de lo que ya eran tal como decía DongYul varias veces.

Se quedaron dentro de la choza, mientras miraban hacia afuera el horrible clima de lluvia y truenos. El conejo estaba muy asustado por lo que JungKook lo acariciaba atrás de sus orejas mientras respondía lo absurdo que era la teoría de DongYul sobre el río.

Hyung, es un río cualquiera. No pasa nada raro aquí. ―al pasar los días JungKook había perdido toda timidez hacia él, incluso lo molestaba e insultaba indirectamente por simple capricho. Es por esto que DongYul no se fiaba de su angelical rostro para hacerle cualquier favor.

Piénsalo. Vivo en una de las ciudades más avanzadas en tecnología, millones de personas de todo el mundo vienen o quieren venir a mi ciudad. ¿Cómo es posible que ni siquiera sepas de Seúl si eres coreano?

Quizás estemos en un lugar muy lejos de allí. Sabe que esto es una tierra pequeña, ya lo he llevado hasta el último rincón.

No, esto no puede ser una isla. Es absurdo, no sobreviviría tanto tiempo en el agua en ese estado, Kook. Yo caí a propósito por esos...―guardó silencio, no quería que JungKook supiera de oscuro pasado por así decirlo y tuvo suerte que JungKook no le haya dado importancia.

No lo sé, como quiera no me importa. Me gusta estar aquí con usted hyung ―sus mejillas le delataron lo que sentía. Aunque también tuvo suerte que DongYul no le haya prestado atención.

¿Será que me vieron y me trajeron hasta aquí? Digo, es una completa estupidez pero es lo único que tiene sentido en todo esto. Aunque ni mucho sentido tiene...

¿Usted es feliz aquí? ―le desconcertó a DongYul por un momento, mirando los ojos grandes y brillosos del menor, no pudo contenerse en esbozar una sonrisa.

La pregunta hasta ofende, Kookie ―una vez le dijo que su abuela lo llamaba así, y le pareció bastante tierno pero no se atrevería a nombrarlo de esa forma por ser traer viejos recuerdos a JungKook. Aunque le había dicho que no había problema con eso, gustaba mucho que lo llamara así.

No lo lamento, quiero que sepas que ese lugar no me llama la atención. Tal vez al principio sí, pero ahora tengo todo lo que siempre quise ―la última oración le había recordado una de las pocas películas románticas aburridas que tanto también le gustaban a su mamá. Se la pasaba viendo de esas películas sin cansarse y casi en todas las escenas decían una frase tan parecida a la que dijo, tuvo miedo por sentir ese cosquilleo en todo su cuerpo.

Mmm bueno...si no quieres que vuelva a repetir el tema está bien...

Puede hablarlo si quiere porque entiendo que sea extraño...uhm pero no se vuelva más loquito de lo que ya es por eso ―mostró una sonrisa maliciosa recostándose en su pecho con Blacky en su regazo. ―Mejor cuénteme de esas historias que leías en la librería esa...

(...)

Para entonces ya era de noche cuando JungKook se quedó dormido en el pecho de su amigo. Aun así seguía acariciando cada hebra de pelo que no sabía cómo pero era tan suave como la seda, sencillamente JungKook era su ángel, alguien que lo protegía y sentía la obligación de protegerlo de la maldad del mundo y de él mismo, por esto mismo jamás ha contado sobre su vida antes de llegar casi muerto en el río.

El conejo feo mordía los dedos de los pies, quizás celoso que JungKook recibiera de estos mimos y él no. No le importaba en lo absoluto y su idea de que fuera su cena seguía en pie. Sin embargo aguantaría por Kookie. Trató de no despertarlo para lograr llevarlo en sus brazos hasta la cama improvisada. Acomodó su cabeza y JungKook no tardó en acomodarse a su modo para arroparse y dormir más. La lluvia había cesado por lo tanto hizo lo posible para arroparlo del frío que llegaría hasta adentro de la choza.

Pudo apreciar las facciones del menor, su rostro tenía las facciones casi de un hombre fuerte cuando en realidad su personalidad mostraba lo contrario: calidez y ternura. Hace mucho que había dejado de importarle el bien de una persona, para él todos eran unos hipócritas que únicamente le hablaban para que los ayudaran. Desde la partida de sus padres nada en su vida tenían sentido, ahora cada vez que despertaba se preguntaba por el menor y trataba de resolver el rompecabezas que él mismo había creado en su cabeza del misterio del río. Sabía que al menor eso le restaba importancia pero agradecía que lo escuchara hablar sobre las tantas teorías que tenía y cómo podían regresar a Seúl.

Aparte de esto comprendía que tenía unos sentimientos confusos por JungKook, cuando éste una vez le preguntó mientras recogían todo para adentrarse a la choza: Hyung, ¿qué usted siente por mí?

Y pudo haber dicho un cariño inmenso, amor entre hermanos o mejores amigos, sin embargo no supo qué responder a esa pregunta tan inocente...

Desde ese día no sabía qué le estaba pasando, siempre lo quería a su lado y cada vez que hablaban de los libros se sentía como si el alrededor no existiese. Sonaba muy cursi y repudiaba todo lo que fuera en ese término pero no podía evitarlo con el menor.

Él ya era un adulto, también JungKook, sabiendo desde hace poco que estaba en sus veinte años. Debía comportarse como tal y aclarar sus sentimientos de una vez, no actuando como un odioso adolescente.

Así que tomó la iniciativa, también valentía para hacerlo y se acercó a su rostro más de la cuenta. No sabía por qué pero sentía unas cosquillas, las famosas mariposas en el estómago pero no podía dejarse llevar por eso. Cualquiera que esté a punto de besar a alguien se debe haber sentido así, por ejemplo en su primer beso...pero mierda, JungKook no era su primer beso ni el último. Además ya había besado a otras personas antes, más hombres curiosos por saber qué se siente besar a otro hombre y mujeres que suspiraban ilusionadas por él. Lo que iba hacer estaba mal pero...sólo el conejo lo presenciaría...y ni que fuera hablar el peludo ese.

Fue corto, un pequeño choque de labios, para él esto fue estúpido. No podía creer que se había intimidado por algo así, que sus manos temblaran tanto por algo tan...mejor ni se lo decía.

Decidió acostarse a su lado como todas las noches, repitiéndose una y otra vez que esto nunca sucedió. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 13, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Luciérnagas De Cristal (JungKook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora