Capítulo 16

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¿Ser suya?

Oh Dios mío..

No lo entiendo o quizás no lo quiero entender, ya que no me esperaba nada de eso. Estoy paralizada y no sé qué decir o hacer, pues su mirada está sobre mí.

Ahora entiendo que no tenía que ser una pregunta cuando no estaba preparada para la respuesta.

Tal vez las cosas se dieron muy rápida entre nosotros pero... ¿Acaso hay un tiempo? No lo sé, pero su sola presencia hace que me sienta diferente. Más cómoda y menos perdida en mis pensamientos sin fondo.

Pero no puedo darle una respuesta, no lo conozco lo suficiente y ahora me doy cuenta de que la que empezó con esto fui yo. Yo le robé un beso y ese solo acto basto para decirle que estaba interesada en él.

Bueno, lo estoy.

Mi cabeza está hecha un lío, parezco estúpida y muda. No tengo respuesta, todavía no puedo dirigir el hecho de que él... me desea como mujer y quiere que yo sea de él. Solo suya.

Pero tampoco puedo entregarme como un recibo o un pedido.

Además, el solo me desea como mujer quizás para algunas noches y no, yo no soy así. Quiero que me desee para todas, quiero que me quiera como lo estoy empezando hacer yo, quiero que el sentimiento sea mutuo entre nosotros.

Pero eso no lo sabré, quizás el primer paso es el deseo y si sus palabras son ciertas entonces esto comenzó bien. Quiero creer pero... quiero tener la certeza de que sea verdad.

Tengo que hablar urgente con Vero y Ken.

¿Qué le digo?

— No entiendo... tus palabras.

Por supuesto que las entiendo, pero claro, me estoy haciendo la tonta. Además, quiero que él me las explique. Lo miro a los ojos y me arrepiento de haberlo hecho, porque me perdí en ellos.

— Quiero que tú y yo seamos solo uno —agarró mis manos y me paralicé con su toque, aunque ya se me está haciendo costumbre. Y si antes me hice la tonta, ahora no tengo porqué fingirlo—. Estoy sintiendo miles de cosas maravillosas por ti, desde que te vi... no puedo sacarte de mi cabeza ni tampoco de aquí... —llevó mi mano a su corazón, donde éste latía rápidamente.

Siento que mi corazón se sale, el hecho de que yo despierte sus sentimiento y que lo confiese me hace sentir... en otro mundo. Y no es que nunca haya tenido novio pero esto... es otra cosa, lo siento tan diferente.

Ahora no tengo palabras o tal vez no hacen falta, solo siento unas ganas de besarlo y vaya que lo hice. Otra vez me atreví pero no tiene nada de malo, porque él también me besa sin permiso.

(.....)

— ¡Ah! —grito cuando abro la puerta. Alec está ahí parado como si fuera una estatua, con su semblante serio. Algún día moriré de un susto por su parte.

Ahora me acuerdo de que él es mi guardaespaldas, es algo innecesario.

— No quería asustarte, pero abriste cuando iba a tocar —quizás yo me asusto por todo—, ¿lista?

Asentí y luego entramos al ascensor, donde Alec tarareaba una canción mientras que marcaba el número en el ascensor. Miro cada uno de sus movimientos, sentí que mi corazón dejó de latí cuando se llevó su mano a su espalda donde se vió una pistola, la cual es difícil de percatarse de que está ahí.

Oh Dios mío...

— ¿Es necesario que... tengas un arma y la lleves contigo siempre? —las puertas del ascensor se abriendo y Alec salió primero, mirando para todos lados.

Es un exagerado que se está tomando todo esto enserio, yo no estoy en peligro. Esto me sacará de quicio.

— Si, es muy necesaria para mi trabajo. Si pasa algo y no la tengo conmigo no podría defender a la persona que cuido, hasta podría morí —dijo cuando pensé que no contestaría.

¿No tiene miedo de morir?

¿Daría su vida por otra persona?

Abrió la puerta del copiloto para mí y no dudé ni un minuto en entrar, pero antes de que él la cerrara quise preguntar.

— ¿Serias capaz de dar tu vida por salvar a otra?

— ¿Tú no?

Ni siquiera lo pensó antes de contestarme, dejándome algo mareada y desconcertada. Siempre he odiado que respondan con otra pregunta pero esta, esta fue directo a mi corazón.

Por supuesto que daría mi vida por otra persona solo si hubiese tenido la oportunidad, la daría por mis padres y por mi hermanita, pero ¿cómo? Ya no puedo hacer nada por ellos.

Mis ojos pican pero pestañeo para que mis lagrimas no salgan, de solo pensar en ellos el recuerdo viene como una tormenta, destrozando, dañando, y dejando los escombros.

Ninguno de los dos dijo más, yo me dispuse a ver por la ventana pero a la vez viendo nada. Simplemente me perdí en los recuerdos llenos de felicidad y en los que todos ellos se volvieron pura tristeza.

En El Olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora