Capítulo 10: Quien sea reina.

2K 175 86
                                    

El modelo que use es inspiración para Theo está en multimedia.

•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Naomi permanecía junto a la ventana, cruzada de brazos y viendo a los dos chicos hablar entre ellos mientras preparaban un estofado. Los vampiros normalmente no necesitaban comer pero lo hacían por puro placer, a veces añoraban lo que era ser humano.

Theo, el hermano menor de Gastón era vampiro pero a diferencia de su psicópata hermano él lucía mucho más equilibrado mentalmente, casi como un humano normal.

El chico de ojos miel y cabello hecho bucles se acercó a ella, si lo veía de cerca podía jurar que aquel mito de que todos los vampiros eran lindos y sexys se conformaban con él.
La rubia dió un paso atrás cuando él estuvo cerca y se abrazó aún más fuerte a sí misma haciendo que por ello Theo sonriera con lástima.

-Descuida, no pienso hacerte daño.

-Eres su hermano ¿Por qué debería confiar en ti?

Theo se encogió de hombros e hizo un mohín con los labios.

-Tienes razón, no soy quien para pedirte algo así, solo depende de ti -y le tendió una hoja de albahaca -No soy muy bueno cocinando pero creo que le dará buen aroma ¿Tú qué piensas?

La chica dudó unos instantes en aceptar su mano hasta que al fin tomó entre sus dedos la hoja verde y olió su aroma.

-Me parece bien -susurró, pero fue suficiente para hacer que el vampiro sonría y con ello Naomi sintió un poquito más de confianza en él.

-Lo sabía, tienes un gran gusto... ¿Qué tal si me ayudas con esto, eh?

La muchacha cerró sus ojos por un momento, soltó un suspiro de resignación y aceptó acompañarlo.

****

Otra vez era lunes y la anterior semana me había salvado de concurrir a clases por lo del accidente en el festival todo el mundo perdió la cabeza, hubo heridos y tuve la gran suerte de no tener que acudir a clases ya que el instituto como otros lugares del pueblo estarían cerrados. Así es como hoy volví a clases e iba todo bien hasta el horario final, mi último profesor no acudió y todos mis compañeros se fueron pero yo no pude, debía cumplir con mi castigo y hoy vería a mi profesor de apoyo, la verdad era que aquella vez cuando lo "conocí" por así decirlo, ni siquiera lo miré a la cara, apenas registre su voz porque estaba realmente avergonzada y bien concentrada en su hermana Victoria quien es madre de Rory, además me fui muy rápido de allí y terminé por olvidar la cara de casi todos, no quisiera excusarme por ser tan despistada sin embargo es algo que no puedo modificar y pensar en ello me apena, él me recordaría y yo no sabía siquiera el color de sus ojos.

Suspiré aburrida contra la tabla de mi pupitre, estaba acostada sobre éste con los brazos extendidos hacia el frente viendo a las patas de las sillas delanteras. Ni siquiera sabía cuántos minutos llevaba cuando ya quise irme y estaba por ponerme de pie hasta que oí como la puerta se abría.

Un sujeto de metro ochenta y tantos o noventa ingresaba al aula, su altura no era problema ya que parecía llevarla con gran seguridad y un toque justo de elegancia, además tenía una muy buena contextura física como si su pasatiempo favorito fuese entrenar. De repente me vio, tenía unos ojos semi rasgados de un tono celeste grisáceo con una mirada que me hizo incorporarme de inmediato, era fría y oscura al punto de hacerme estremecer en un instante.

Sabía que era él, no lucía como un profesor esa era la verdad, sino más bien como uno de esos tipos que se meten en problemas, persecución y normalmente son un personaje de película; sí, se veía como el chico malo de alguna saga que no ví.

Aiden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora