CAPITULO 01
EL REGALO PERFECTO.
Buena suerte no es lo que necesito en estos momentos, pero si de eso dependiera para que los críticos enfrente de mi anotaran en sus hojas alguna palabra para que me acepten en este casting estaría más que abierta a cualquiera que me deseara toda la suerte que cualquier humano pueda tener.
Presiento que mi respiración la pueden escuchar las cinco personas que están sentadas en la primera fila del auditorio y eso me hace ponerme más nerviosa de lo normal.
Si me llegasen a seleccionar para esta temporada seria la primera vez que protagonizaría la obra.
Estoy motivada porque sé que puedo hacerlo, pero algo dentro de mi me dice que no es buena idea aplicar, aunque siendo sincera siempre he sido impulsiva y eso me ha traído buenas oportunidades, también me ha hecho perderlas y de la peor manera y cabe recalcar que no solo oportunidades.
Estoy aquí así que no hay marcha atrás.
Las cuatro bailarinas nos encontramos erguidas, con la postura más firme que podamos mantener, de modo que nuestro porte se muestre a la manera más sutil y natural posible, somos como delgados soldados delicados. Nos ponemos en posición y cuando menos lo esperamos la música ha comenzado. A fin de que cada una debe llevar su ritmo nos esmeramos por llevar la misma sincronización, dar los mismos movimientos en tiempo y forma.
Siempre se me ha criticado de mala gana y a la vez ovacionado por mi forma de bailar; mi madre me enseño desde muy pequeña y a pesar de que a muy temprana edad se me incrusto la idea y el sueño de ser una bailarina profesional en el ballet me di cuenta de que los gustos son cambiantes. Cuando tenía la edad de diecisiete, mi gran meta y sueño era cursar la universidad lejos de casa y concluir una carrera de medicina, pero las circunstancias fueron otras y de repente quise ser nuevamente la pequeña con su sueño de brillar en un teatro agotando entradas representando una de las mejores funciones de ballet clásico y hacer sentir orgullosa a mamá. Las cosas no pueden ser tan sencillas como trato de resumirlas en mi mente, pero trato de que funcione en la vida real.
Tendría una carrera prometedora en el arte del ballet, sin embargo, mis decisiones me han conducido por un laberinto que es difícil descifrar hasta para mi.
Continuamos en la mira y terminamos como cuatro delicados cisnes a punto de emprender un vuelo sin fin, hacemos una reverencia en cuanto transcurren unos segundos después de terminar la pista musical. Volvemos a tomar nuestras posturas del inicio y estamos a la espera de cualquier respuesta.
- Buen trabajo chicas, el resultado saldrá dentro de cuatro semanas en la entrada del edificio a partir de las diez de la mañana. Suerte. – dice el que parece ser el más joven del quinteto.
Sin más que decir salimos del escenario.
Hoy es sábado, por lo que no hay prisa por regresar, puedo tomar un respiro y caminar lentamente mientras observo el mundo avanzar, o bueno, una pequeña parte del mundo avanzar.
Al llegar a casa, noto que mi padre también lo está, y un olor a lasaña no me impide ir en su busca y hurtar un poco de esa rica comida que está preparando.
- Alguien esta de buenas ¿Eh? – lo sorprendo bajando el volumen de la radio que ha dejado a un volumen estruendoso.
- ¡Ey!, un poco sí. ¿Cómo te fue? – se quita el delantal y hace ademan de que me siente a su lado.
- Bien, tu hija lo ha hecho espectacular- le digo de una manera sin importancia, pero a la vez con mucho ego.
Emite una carcajada junto con su puño en el aire. Después de un momento de platicarle mi experiencia hoy en la audición me tiende un poco de golosinas que han traído los vecinos.
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RECUPÉRAME
FanfictionLa calle Brise era testigo de una de las más envidiadas historias de amor en la actualidad, y con mayor razón, pues por décadas los habitantes más longevos habrían sido testigos de las más lindas, cursis y agresivas historias que daban pie a platica...