II Temporada Capítulo 19. Noche de Éxtasis

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El concierto había finalizado a las 12:00 a.m.

Estábamos tan animados que decidimos ir a un bar para seguir disfrutando de la grandiosa noche. Pedimos una mesa para cuatro y allí estuvimos hablando un buen rato y tomando tragos. De pronto, llevaron un pastel a nuestra mesa y todos comenzaron a cantar el famoso "Happy Birthday". Mis ojos se cristalizaron. Vegeta me toma por la cintura de espaldas y planta besos en mi mejilla.

―Feliz cumpleaños, princesa. Te amo. ―expresa volteando mi rostro y dándome un cálido beso.

Las personas ahí presentes comienzan a pitar y eso hace que me sonroje. Nos sentamos nuevamente y brindamos.

*Media hora después*

―Chicos, necesito ir al baño. Ya regreso ―digo poniéndome de pie.

―Vamos, te acompaño. ―agrega Milk.

Hay muchas personas, hasta que por fin entramos. Al salir del cubículo, no veo a Milk. Comienzo a llamarla pero no me responde y en ese instante siento un piquete en mi brazo.

―Auch... ―cubro mi brazo y miro a mi alrededor.

Comienzo a sentir náuseas y un poco de mareo ¿Qué me pasa?

POV Vegeta.

Hablando con Kakaroto, observo a mi alrededor y caigo en cuenta que las chicas han demorado más de lo normal.

―Las chicas están tardando mucho. ¿No te parece?―le digo.

―Tranquilo, Vegeta. Sabes como son, deben estarse mirando al espejo. ―responde.

Pasan cinco minutos más y comienzo a preocuparme. Giro para mirar hacia la zona donde se encuentran los baños y Milk viene caminando con la mano en su rostro.

―¡Milk! ¿Estás bien? ―le pregunta Kakaroto al verla caminar con vacilación.

―Sácame de aquí, Goku. No me siento bien. Ve... Vegeta, Bulma se quedó en el baño, ve por ella. ―me dice.

―¡Maldición! No se muevan de aquí ―voy a buscarla.

Camino rápidamente haciendo a un lado a las personas y llego hasta el baño de mujeres y hay una fila para entrar. Pregunto a las que están ahí por la descripción de Bulma y me indican que todavía sigue adentro.

―¡Apártense! Las empujo, y abro la puerta de un golpe.

¡Maldita sea!

Un hombre la tiene de espalda apoyada al lavabo, manoseando sus piernas y levantando su vestido a punto de hacer algo más.

―¡Maldito, te mataré! ―exclamo y lo tomo con todas mis fuerzas.

Lo lanzo contra los cubículos que se vuelven nada en cuestión de segundos. Lo sujeto nuevamente por la camisa y lo golpeo en su cara una y otra vez, y varias veces más con todas mis fuerzas hasta verlo sangrar.

―Maldito, mal nacido, como, tocas, a mí, mujer, insecto, mal, viviente. ―digo cada palabra con cada golpe que le propicio.

―¡Vegeta, ya basta! ¡Vámonos! ―Kakaroto y otros hombres más me toman por los brazos pero no pueden conmigo.

―¡¡Déjame matarlo, Kakaroto!! ―me les zafo y lo vuelvo a agarrar a golpes y patadas.

―¿Qué sucede aquí? ―entran varios efectivos de seguridad.

―¡Voy a denunciar este local! Y a ti, te mataré si te veo de nuevo insecto. ―me calmo y muestro mi identificación de la NASA a los efectivos. ―Este mal nacido intentó abusar de mi mujer, lo quiero ver muerto.

―Descuide, señor. Nos encargaremos de él. Bueno, de lo que quedó. ―dicen los efectivos.

Me doblo las mangas de mi camisa y lavo mi rostro y mis manos. Bulma está bajo efectos alucinógenos o algo así y Milk también.

―Posiblemente les dieron afrodisíaco ―dice una joven.

―¿Qué mierda? ―pregunto obstinado.

―Ya he visto casos así. No es una droga. Su nombre es Bremelanotida, es un afrodisíaco que aumenta el deseo sexual a un muy alto nivel. Estarán bien. En un momento comenzará a notar los efectos. ―explica.

Cargo a Bulma en mis brazos y salimos con las chicas hasta el estacionamiento.

―Kakaroto, hay que llevarlas a un hospital. Hay que desintoxicarlas. ―digo mientras bajo a Bulma y la ayudo a subir a nuestro auto.

―Si, Vegeta. Vamos. ―dice subiéndose a su auto.

Maldita sea, voy manejando y Bulma va dormida.

―Maldito, casi te mato sabandija... ―Bulma comienza a reaccionar.

―Ve... Vegeta... ―susurra abriendo sus ojos.

―Amor, estoy aquí. Vamos camino a un hospital. ―le indico acariciando su mejilla.

―De... demonios... ¿Qué es esto? ¿A dónde vas? ―pregunta.

―¿Que sientes Bulma? Vamos al hospital. ―le hago saber.

―No, espera. Siento nauseas. ¿Qué paso? ―pregunta un poco confundida.

―¡Maldición! Una mujer dijo que te inyectaron algo llamado bremelanotida algo así...

―No puede ser, con razón siento esto... Oh no...

―Demonios, mujer. ¿Qué sucede? Mira como estas ―intento prestar atención a la vía ―Ya vamos a llegar.

―Vamos a casa... ―me pide.

―¡Por favor, Bulma! estas bajo efectos de una droga. No sé qué demonios, debo llevarte a un hospital.

―No es una droga, Vegeta. ¿Hace cuánto tiempo me inyectaron eso? ―pregunta.

―Hace como veinte minutos. ―le digo.

―O no, quedan cinco minutos, no te vayas a asustar, mi libido sexual aumentará mucho.

―Pero ¿Qué dices? Amor, que yo sepa no eres médico.

―Lo sé, pero he leído mucho sobre estás cosas y un poco de medicina. Y, ay demonios esto no puede estarme pasando. ―expresa removiendose en el asiento y contrayendo su rostro.

―Bulma ¿Te sientes bien? ―prehunto enfocándome en la vía y en ella a la vez.

―Rayos... Ah... ―continua luchando con lo que pareciera un dolor placentero.

¿Qué demonios? De pronto ella comienza a acariciar mi pierna.

―Ey, ¿Qué haces? Detente. ―musito y ella introduce su mano entre mis piernas buscando algo.

―Lo siento, necesito hacer esto. ―susurra.

Rápidamente, ella desajusta el cinturón y desabrocha el pantalón, baja l cremallera y expone mi miembro erecto de deseo por ella. Me lanza una mirada perversa y comienza a ejecutar la acción.

―Mujer, espera. Ahh...

Un Amor Inesperado en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora