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Izuku salió de la casa de Shinso poco después del mediodía y corrió por el callejón oscuro con todo lo que pudo hasta encontrarse de nuevo en la plaza, desde donde siguió moviéndose para llegar hasta la puerta del reino.
Sin aliento, se detuvo frente a Kendo, quien le deseó buen viaje luego de comentarle que Bakugo había estado esperando por él desde un par de horas atrás, cosa que no hizo más que alimentar el temor y la culpabilidad en Izuku.
Los guardias le abrieron la puerta y el explorador corrió de nuevo hasta los establos de la ciudad, en donde divisó a Katsuki sentado sobre una roca mirando hacia el sur.
—¡Kacchan, l-lo siento, yo-!
—¡Cierra la maldita boca, Deku idiota!
El chico detuvo las palabras que querían salir de su boca y miró hacia el suelo, cansado.
—Andando.
El ra'ka comenzó a caminar, sus fuertes pisadas preocuparon a Izuku solo un poco menos que sus puños apretados. Midoriya tragó saliva al tiempo que llevaba su mirada hasta la capa del alto, la cual había estado cargando con él todo el día.
Se sentía culpable, si, pero no se arrepentía de haber pasado tiempo con Shinso, pues el hombre era por demás interesante y le había prometido visitarlo algún día en Grimrah, cuando todo ese asunto de la guerra de especies se disipara, además, no había sido su culpa que Bakugo no quisiera acompañarlo por más tiempo.
Caminó detrás del tipo por un largo rato; el sol golpeaba en sus nucas con toda su fuerza producto de la hora, sin duda una mala elección para viajar. Se detuvieron solo cuando las montañas de Elde comenzaron a desaparecer, lo que indicaba que ya estaban a mitad del camino.
—Kacchan, detengámonos por un momento.
El cenizo frunció el ceño y asintió secamente. El pecoso analizó el terreno y se dejó caer sobre la hierba húmeda, cansado.
—Uhm, —llamó la atención del otro con un murmullo. —en verdad lamento haberte hecho esperar por tanto tiempo, es solo que me encontré con un-
—Hechicero, lo sé, Deku. —le gruñó.
—¿Lo sabes?
—Todos esos imbéciles huelen exactamente a lo mismo, libros y té, joder, me saca que quicio.
—Sigues mencionando el olor de las personas y no puedo dejar de pensar que eres como un perro. —hizo una mueca con el ceño fruncido.
—¡Cierra la boca, basura, te mataré! —el cenizo se acercó al explorador con la clara intención de seguir insultándolo, pero algo lo detuvo.
Su piel palideció y sus ojos pasaron a ser verdes por un corto segundo, su voz pareció atorada en su garganta justo antes de que tuviera que doblarse por la mitad para toser fuertemente y después vomitar lo que sea que hubiese desayunado.
Izuku se alarmó y se levantó tan rápido como pudo, percatándose, gracias a la cercanía, de que las venas ocultas bajo la piel áspera del ra'ka se marcaban a través de ella con un color verdoso demasiado antinatural.
—¡No puede ser, Kacchan, tengo que llevarte de vuelta a Nasjen!
—¡Claro que no! —su voz fue mas grave de lo normal producto del dolor e hizo que Midoriya se estremeciera.
—¡E-entonces dime que hacer! —pidió, asustado.
—¡Aléjate de mí!
Izuku obedeció, aun temeroso y buscó su vasija de agua, preparándola para cuando el dolor pasara. Sus dedos temblaron y comenzó a maquinar sus opciones; estaban a mitad de camino, por lo que regresar a Nasjen no era una opción; a esas alturas era más conveniente seguir hasta Grimrah, también, estaba seguro de que el rey Yagi sabría que hacer, pero Chiyo también podía ayudarlo... ¡era demasiado para su pobre experiencia en situaciones delicadas!

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Vhakan; [Katsudeku]
FanfictionGrimrah, el más poderoso reino humano ha sido atacado por criaturas que la humanidad olvidó, los ra'ka, híbridos de dragón y hombre que buscan recuperar las tierras que les fueron arrebatadas a sus antepasados. En una medida desesperada por ayuda, M...