Adaptación

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Fudge -¿asi era su nombre?- se habia burlado impertinente algunas veces de su situación. Su voz chillona balbuceaba sobre los cambios de la sociedad y el desconcierto que alguien como él poseeria al ver el avance de la humanidad.

Ingenuo e estupido Fudge.

Se pregunto si realmente todos los ministros eran tan inconscientes.

Le daban informacion vital al enemigo, subestimándolo al creer que no escaparía de su cautiverio.

Tontos.

El ser humano poseía la capacidad de adaptarse a los cambios, progresar y explotar sus alternativas.

Lo primero que habia hecho el temido lord fue transmutar su ropa a como un ciudadano con afán vestía, acortar sus salvajes cabellos y disfrazarlos de un arenoso marrón, pigmatizar sus pupilas para oscurecerlas, y esparcir unas cuantas pecas. Parecia un adulto prematuro, vacilante e inseguro.

Si bien, le disgustaba ocultar su apariencia era necesario ser precavido.

Al menos hasta que su cerebro cooperara y le mostrase mas que caras difuminadas con voces agudas. Era mas clara su estandia en esa sombria habitación, fue encerrado para la seguridad de los demas habitantes, los ministros lo visitaban recurrentes; temerosos de un escape. Fue asegurado por guardias, vigilado por aurores, examinado por inefables.

Y todo lo habia tomado con siniestra diversión.

Los gobernantes fueron proclamados vencedores, se cegaron de poder y fama. Su codicia los hizo sentir falsamente inalcanzables y fácilmente vulnerables.

Amaba jugar con sus mentes, probar sus limites, cambiar su politica, su racionalidad, sus pensamientos y mentalidades. Ninguno presento un reto a su mirada impacible y maliciosa.

Lentamente se aburrió y volvio a olvidarlo todo.

Pero ahora, ahora era tiempo de recordarle a la humanidad, que los artistas no podían ser retenidos hasta decorar su obra con su propia sangre.

×∆~~~~~∆×

-¿Maestro?- Lucian le miro intrépidamente. El bastago de soledad expuesto en sus ojos.

El lord sin su disfraz, asintió innecesariamente, sus orbes verdosos recorriendo la figura del rubio, deteniendose en sus ojos oscuros y la melancolía en ellos.

Un jadeo casi inauditivo se escucho detrás de él, no necesito voltear para saber la presencia de Asteria.

-Han sido tantos años esperándole- hubo una pausa- pero finalmente esta aqui, maestro- la melodiosa sintonía que salio de los labios de su sirvienta fue consolador por su calidez, aun con el nada sutil reproche.

-Le hemos esperado impacientes, mi señor. Como ordeno mantuvimos un perfil bajo- prosiguió Lucian dócil.

Absorbió casi obsesivamente la imagen de sus fieles sirvientes, un sentimiento familiar y bienvenido se alojo en su pecho. Lucian vestía casualmente de una camisa negra con pantalones de jean muggle, aunque sabia con certera que su vestuario cambiaria de nuevo a los elegantes trajes de tres piezas; su atractivo rostro tan reservado como siempre. Asteria por otra parte la ocultaba completamente una capa de bruja, podia dislumbrar algunos mechones plateados entre tanta tela, en la oscuridad de su mansión podria ver las bellas facciones de la albina.

-Cosas emocionantes vendran- les aseguro con una sonrisa desquiciada.

Los dos le miraron cariñosamente.

Tan emocionados como él.

Aunque se divirtio oscuramente en el ministerio, era bueno estar en casa.

Lord pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora