Lemonade || Fillie (EN EDICIÓN)

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⤑Dedicado a BabyWriter16 espero que te guste, beba. <3⬸

Un día más levantándose temprano durante vacaciones, de tan solo pensar que así sería durante los siguientes tres meses, Millie deseaba que Ava jamás hubiese tenido la idea de poner un puesto de limonada.

Al igual que el día anterior, en cuanto terminó de preparar la limonada, salió al jardín y camino hasta el puesto de limonada. Puso la jarra sobre la mesa y se sentó en la silla, deseando que la tarde terminase lo antes posible.

Había agregado absolutamente los mismos ingredientes que el día anterior, no pensaba alterar la receta, si Ava llegaba a enterarse de que lo había hecho, probablemente estaría muerta.

Por suerte la brillantina era comestible, así que no había ningún problema en seguir agregándola a la limonada.

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Justo volvía a caminar por esa calle desconocida, solo para volver a ver a la linda chica del puesto de limonada.

Antes de llegar, paro en seco y metió su mano al bolsillo de su pantalón, para asegurarse que llevaba dinero, cuando comprobó que así era, siguió su camino.

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El sol brillaba mucho más fuerte que el día anterior. Millie pensaba seriamente en si debía o no entrar a su casa y robar uno de los lindos sombreros de playa de su madre. Pero, antes de que pudiese decidir, el mismo chico de rulos alborotados, del día anterior, apareció, parándose justo enfrente del puesto.

La castaña sonrió.

—¿Quieres comprar limonada? —Preguntó Millie, sonriendo.

—Si —El pelinegro sacó dos monedas de su bolsillo. —, dime, ¿que tiene la limonada?

—Contiene exactamente lo mismo que una limonada normal. —Dijo ella, sirviendo la limonada en uno de los vasos.

—¿Y que contiene una limonada normal? —Preguntó sonriendo.

—Agua, limones, azúcar... —Le entregó el vaso. —Ese tipo de cosas.

Finn tomó la limonada y la pago. El pelinegro tomó un pequeño trago del vaso y saboreó la limonada, para después hablar.

—Le hace falta más azúcar.

Millie frunció el ceño. ¿Azúcar? ¿Hablaba en serio?

—Dios, la limonada tiene diez cucharadas de azúcar y tres de miel, es demasiada azúcar.

—Bueno, no es suficiente. —Dijo el pelinegro.

Tomó el último trago que quedaba y tiro el pequeño vaso.

—Si, necesita más azúcar.

—Lo tomare en cuenta. —Dice, riendo.

Millie sonríe. El chico comenzaba a agradarle.

—Es momento de que me vaya. —Dijo el chico. —Nos vemos luego.

—Hasta luego. —Se despidió Millie, con una sonrisa.

Si trabajar en el puesto de limonada, significaba ver a ese lindo chico, Millie no tendría ningún problema en seguir así durante todas sus vacaciones.

Esta historia se vuelve una de mis favoritas.

Si te gustó, te agradecería que me regalaras una estreshita :3.

Gracias por perder un poco de tiempo leyendo esto~