Predilección

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En ese momento, jugando con Misaki a un videojuego en la consola que compraron entre los dos tres meses atrás, tenía su mente dispersa y sumida en otros asuntos. Incluso pasaba a segundo plano la vergonzosa incomodidad que surgía al pensar en el hecho de que ambos estaban recostados sobre sus vientres en la pequeña cama de Yata, con apenas distancia entre ellos.

Podía sentir el brazo de Yata rozando el suyo de vez en cuando con suavidad, logrando que su piel se erizara y que todas aquellas sensaciones aumentaran debido al aroma tan característico del castaño, el cual usualmente asociaba a la vieja camaradería que tenían antaño.

Era fácil olvidar todo lo que estaba sucediendo en ese instante con el videojuego y sólo recordar su propia voz, más adulta, diciéndole que Misaki estaba bien.

—Misaki está bien, por cierto.

Fushimi muy pocas veces perdía la paciencia consigo mismo o con sus pensamientos. Pero ver una versión de él con unos cuantos años más y con una sonrisa de completa suficiencia después de decir esa trillada frase que tanto usaban antes los dos miembros que más lo irritaban de HOMRA, estaba sacando lo peor de sí.

Matarse a sí mismo no sonaba bien, pero sonaba peor el hecho de que le estaba molestando una versión mayor de sí mismo que estaba sentado como si nada en la silla de su habitación.

"Un strain", había dicho en los cuarteles con desgana ante la mirada asombrada de todo el escuadrón, afirmando así el hecho de que los fluctuantes poderes que tenían ahora mismo no iban a desaparecer en el futuro y, confirmando con sus propias palabras, que los poderes de los Reyes volverían renovados dentro de unos años más y que la Slate elegiría a los Reyes faltantes. Munakata Reisi, quien ya no se consideraba a sí mismo el Rey Azul, había sonreído con tranquilidad ante aquella revelación. 

Fushimi apretó sus labios cuando debió acatar la orden de hacerse cargo de su versión más adulta hasta que los poderes del strain se desvanecieran. Hoy no estaba de servicio, y tener que hacerla de niñera cuando tenía algo más importante que hacer sonaba desagradable y aquello hacía que su irritación aumentara. El otro Saruhiko debía saber bien qué era lo que tenía planeado para su día libre, pero aun así, debido a la orden explícita de Munakata, ninguno podía salir de los cuarteles hasta que el asunto terminara.

—No sabía que me había vuelto alguien tan desagradable como esos dos—le había respondido a su versión mayor luego de tranquilizarse.

El otro se encogió de hombros, como si aquel asunto le tuviera sin cuidado. Era desagradable, Saruhiko podía darse cuenta que a pesar de ser la misma persona eran muy distintos, lo peor es que a ese hombre no podría mentirle de ninguna forma y éste sabría qué era lo que estaba pasando por su cabeza a cada momento.

—Misaki está bien—volvió a repetir, poniéndose más serio y logrando que se pusiera en guardia —.Y yo también lo estoy. Eventualmente, ambos lo estaremos cuando vuelvan nuestros poderes... y los otros.

Observó con desconfianza al otro Saruhiko, quien estaba apretando una combinación de teclas en la computadora con una sonrisa algo divertida, quizás subrayando los puntos importantes del informe sobre lo que había ocurrido, o tal vez tomándole el pelo. Evitarse el trabajo del informe en ese momento no sonaba nada mal, sobre todo gracias a la migraña que estaba apareciendo debido a las circunstancias, sabía que no sería tan retorcido consigo mismo.

De todos los días que podía haber pasado...

—No te preocupes—retomó el mayor, sin dirigirle la mirada —.El efecto del strain terminará dentro de un rato y podrás ir con Misaki sin problemas. Te va a avisar en unos minutos si puedes llegar más tarde, el muy bobo se quedó dormido viendo televisión.

Predilección [SaruMi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora