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El lider del nuevo clan Uchiha, presto un poco de sostén a Naruto mientras este expandía su chakra combinado para evacuar a los últimos aldeanos heridos, para que Sakura les prestará primeros auxilios, y tratamientos básicos. 

-Así que Kara fue quien nos declaro la guerra primero -dijo con un tono poco entusiasta el rubio. Aunque parecía aliviado que no fuera alguna otra aldea, aniquilarse entre ninjas era un desperdicio, no importaba que tan pasados de moda estuvieran. 

-Supuestamente mandaron a sus agentes más competentes por nuestras cabezas -sonrió con ironía Sakura terminando con su ultimo tratamiento. 

-Ni siquiera se esforzaron -sonrió despreocupado Naruto.

-Tienen que estar reservando algo mejor para mañana en la madrugada- dijo Sasuke a los otros dos para que se concentraran. -Guerra de desgaste.

El extenuante trabajo de los tres había rendido frutos, y el plan de contingencia ideado por Shikamaru había sido un éxito casi en su totalidad, todos los no combatientes se evacuaron y el equipo medico y de rescate actuó a la brevedad sacando a los heridos, evacuando los también, los encargados de mantener a salvo a los evacuados no era nada menos de la quinta, y el sexto Hokage, acompañados por Anko, Shino, Shizune e Ino. El resto de ninjas estaba peleando a todos lo largo de la extensión de la ruinosa aldea de la hoja, tanto como jóvenes efectivos de las ultimas y más recientes generaciones y los más experimentados y ancianos, todos con una voluntad en común, proteger la paz de la aldea.

-Si me disculpan, ya que Shikamaru fue por su esposa, yo iré por la mía -les regalo una sonrisa antes de desaparecer. 

-Nosotros deberíamos terminar de limpiar nuestro hogar- dijo Sakura mientras se golpeo los puños. Ni siquiera había entrado en calor, ni usado ninguno de sus jutsus especiales. Daba por sentado este ataque tan improvisado y abrupto, tenia muchos matices que aún no se revelaban, por lo que debían ir cuanto antes a auxiliar a los más jóvenes que fueron lo primeros en precipitarse a la entrada de la aldea. 

Bajo la espalda casi hasta llegar a su cintura y corrió con las piernas hacia adelante dando grandes zancadas con las manos extendidas, mientras repartía golpes a todo lo que se cruzaba en su camino, confiada ya que su esposo estaba con ella, juntos eran imbatibles.

La noche estaba cayendo sobre las espaldas de todos, le costo un poco pero logro componerse de la pura impresión de ver la aldea atacada, Inojin iba cabalgando una de sus bestias choju giga, hasta que se encontró con Kawaki quien corría a toda velocidad al frente de la batalla. 

-¡Sigues vivo!- le gritó el ceñudo. 

-Puedo decir lo mismo de ti. 

-Tienes razón, pero yo no moriré a manos de mi cuñado, como tú, supongo que este ataque te vino de maravilla, trata de morir en combate, porque despellejaran vivo luego- se burló Kawaki. 

El rubio pálido abrió los ojos de sopetón, y se tiró de su bestia porque ya había llegado cerca de la entrada de la aldea donde se concentraba la mayoría de los invasores, saco su espada corta para defenderse, miró a las alturas de la pared fronteriza, atraído por los ruidos que descendía de allí. 

Kawaki también se había percatado -están lloviendo insectos -dijo el de cabello negro borrando del mapa a los ponentes de un fogonazo con su kama hacia el frente, cuidando de no herir a sus compañeros. 

Varios cuerpos sin vida, o aferrándose a ella con desespero en sus últimos instantes, en condiciones criticas caían como insectos electrocutados que fueron atraídos a la luz desde el cielo, más bien, de la alta pared fronteriza que circundaba la aldea. 

No es obsesión, se llama amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora