Cada día que pasaba en la vida de Jennifer se resumía a hablar con sus padres, salir de vez en cuando con sus amigos y compañeros, y estudiar. La universidad era bastante absorbente, pero eso le había ayudado a recuperarse más rápido de la muerte de Jessica. Erika la ayudó bastante a decir verdad, cada vez que notaba que Jennifer estaba a punto de sumergirse en depresión hacía todo para evitarlo; Eri estaba reemplazando de cierto modo las hermanas que Jennifer había perdido.
El ritmo de vida de Jennifer no le permitía notar dos cosas: la primera, lo rápido que estaba pasando el tiempo, y la segunda que no se había enamorado, ni siquiera pensaba en la posibilidad de hacerlo. Jamás le faltaban pretendientes; siendo una alta rubia natural de ojos azules y con un gran cuerpo los chicos le llovían, pero ella simplemente, no quería prestarle atención a ese tema, tenía dieciocho años y aún le faltaba bastante camino por recorrer.
La llegada de Junio implicaba el fin de semestre; Jenny había conseguido eximir un par de materias y las otras las había aprobado con buena calificación. Para sus vacaciones tenía planes diferentes a los de los demás universitarios: tomaría clases intensivas, lo que significaba que durante todo el mes de julio y agosto, cursaría materias de su tercer semestre, esto le permitiría tener un poco más de tiempo libre y un horario bastante holgado la segunda parte del año. La idea no les hizo en gracia a sus padres quienes habían planificado tomarse un crucero los tres, ni a Erika que se aburriría montones saliendo sola. Jennifer estaba decidida, y no pensaba cambiar de planes; en último momento sus padres tuvieron que irse solos por el Caribe y Erika resignarse a disfrutar sola del verano.
Jennifer se dedicó solo a cursar Derecho Mercantil y Filosofía del Derecho durante el verano. Esto la mantuvo bastante ocupada y a su vez libre durante el semestre que venía…
Las clases le habían venido bien con todo lo ocurrido con Jessica. Había mantenido bastante ocupada su mente y por lo tanto ya no le costaba ni le daba tristeza recordar a su hermana; por el contrario la recordaba como su eterna compañera. Rápidamente regresó el invierno y con él las festividades de navidad y el fin del 2008. Jenny estuvo con sus padres todas las fechas especiales que al mes de diciembre correspondían, de este modo aliviaba un poco el dolor y la soledad de aquellos seres que le habían dado la vida.
El 21 de enero de 2009, cumpleaños número 19 de Jennifer las sorpresas se hicieron aparecer: sus padres viajaron a New York para felicitarla y darle de regalo especial un auto; Erika y sus amigos cenaron de manera tranquila junto a ella y no hubo mucha parranda dada la presencia de los señores Everett y su luto. Poco después de eso su vida comenzó a estabilizarse. Había empezado a salir un poco más con sus amigos y sus padres comenzaban a digerir la ausencia de sus hijas mayores, que aún no superaban por completo. El primer lunes de febrero Jennifer llegó a la universidad con una resaca espantosa, el día anterior con sus amigos estuvieron reunidos en lo que al principio comenzó con una tertulia tranquila y terminó en todos los hombres borrachos y Jenny y Erika bastante tomadas. Quiso no ir a clases, pero tenía una prueba importante que no podía perder. Ya que no pudo faltar se saltó la primera clase y así le quedaría tiempo sobrante para recuperarse un poco. Supuso que Erika si había entrado o simplemente no había ido pues no la encontró por ninguna parte.
Caminó en dirección a la cafetería sintiendo que todos gritaban pues la cabeza parecía quererle explotar. Iba cabizbaja intentando atenuar su dolor, al entrar a la cafetería lo hizo sin mirar por donde caminaba y tropezó con alguien. Sintió un líquido levemente caliente caer sobre su jersey negro y se descolocó. Sabía que era culpa de ella.
—Lo siento tanto, venía distraída. –se excusó alarmada-
—¿Jennifer? ¿Jennifer Everett? –preguntó aquella voz-
ESTÁS LEYENDO
Jenny Was A Friend Of Mine
RomanceLa familia Everett era una de las más respetadas en Newark, New Jersey; el señor y la señora Everett eran abogados reconocidos, y sus tres únicas hijas gozaban de un conjunto de cualidades envidiables: belleza, inteligencia y carisma -solo hacia qui...