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Veo la montaña de prendas sobre mi cama, mis manos se posan en mi cadera con cansancio y suelto un suspiro. No sé por qué tengo tanta ropa que ni uso.

Escucho un silbido de sorpresa a mis espaldas, TaeHyung que pasó de casualidad se queda en la entrada de la puerta de mi habitación—. Vaya... para ser un Omega adulto eres bastante desordenado.

—Para ser un Beta adulto eres demasiado promiscuo—replico con el ceño fruncido.

Expone sus manos en son de paz y muestra una sonrisa torcida casi que culpable—. Tranquilo, hermano. Es muy temprano para que te enojes.

—Tae—mi tono de reproche le hace sonreír de nuevo; sé que nada de lo que diga le afectará—, sólo procura que tus visitas no salgan en pelotas por la casa, no es divertido topármelos por la cocina o en el baño.

—Cuenta conmigo—me guiña un ojo el muy descarado y desaparece de mi vista.

Hoy oficialmente Atelier Blu regresa a su trajín de todos los días, ayudando a clientes a buscar la prenda perfecta que se adhiera a sus cuerpos, como si no fuera suficiente el tener que aguantar sus berrinches de riquillos. Ese es precisamente el público que necesita la boutique, niños encaprichados y con plata. Hay excepciones, pero son difíciles de encontrar.

Precisamente porque es el primer día es que necesito un buen conjunto si no quiero ver a un Kim SeokJin revoloteando a mi alrededor, y es que el señorito estableció las reglas del outfit para hoy; es tan quisquilloso algunas veces con la presentación, pero entiendo su preocupación. Debe mantener la imagen y la actitud de un gerente general, especialmente si hablamos de una tienda de ropa bastante cotizada.

Así que elijo una camisa formal negra junto a los jeans del mismo color y la corbata roja que usé para la fiesta de mamá en Navidad de hace cinco años. Jin dijo negro y rojo y es exactamente lo que voy a llevar; es moderno y se me ve genial.

—¿Adónde vas tan emperifollado?—Tae pregunta cuando me ve llegar, se llena las mejillas con el desayuno y espera mi respuesta atento.

—No exageres, ni siquiera me tomé la molestia de verme al espejo antes—me siento frente a él y me llevo la taza a mis labios—. Kim SeokJin quiere que todo esté perfecto hoy y eso incluye nuestra ropa.

—Por supuesto, primer día del nuevo año para Atelier Blu; vende mucha ropa—me anima con una sonrisa característica de él y se dirige a la cocina a lavar lo que antes usó.

El que TaeHyung tenga un apetito sexual grande, traiga personas diferentes cada que quiera, sea irresponsable y pícaro, no es inconveniente para que al menos sea considerado y limpio. Todo lo demás queda en el olvido cuando muestra esa actitud ordenada, además, no me puedo quejar si es él quien me ofreció un lugar en su casa.

—Oye—llama mi atención mientras sigue concentrado en el lavaplatos—, hoy llegaré tarde. Habrá una reunión importante y pidieron que todo el equipo creativo esté allí.

Tae trabaja en una agencia de publicidad y es el fotógrafo elegido no sólo para la nueva campaña que estarán lanzando, sino que también es el fotógrafo de tiempo completo de la empresa; no cubrían el área y él sólo era parte de edición, pero eso cambió después de que la agencia tuviera problemas con el fotógrafo que anteriormente habían contratado.

—No te preocupes, presiento que yo también llegaré tarde hoy.

—¿Tendrás que ir con tu médico otra vez?—se coloca el suéter azul que tanto odio y toma las llaves de la cesta.

—Eso sería mucho mejor, pero no. Jin es un poco trabajólico y no dudaría en reunirnos después del cierre—una mueca de cansancio cruza por mi rostro.

—¿Un poco?—se burla y suelta una carcajada—. No sé cómo es que el sujeto con el que está comprometido no ha huido.

—Se llama amor, TaeHyung. Cuando uno está enamorado está dispuesto a tolerar cualquier cosa.

Bufa. Por Dios, es Kim TaeHyung. Aterrado del compromiso; esta es una pequeña parte de por qué prefiere el libertinaje antes de algo serio.

—Claro, te creo—por supuesto que no—, nos vemos—cierra la puerta.

—¡Que tengas buen día!—grito esperando a que me haya escuchado.

—¡Tú también!—su voz amortiguada por la distancia, sonrío.

Termino de arreglarme, tomo mis cosas y me dirijo a la estación que me dejará exactamente a unas cuantas calles donde se encuentran todas las tiendas carísimas de la ciudad. Estoy considerando largamente el asunto de averiguar si tengo crédito para comprar un auto, aunque mi mayor problema es el estacionamiento, tendré que decirle en todo caso a SeokJin si me da un espacio en el parqueo de la calle contigua; de esa manera no tendré que caminar tanto y me sentiré más seguro cuando tenga que ir al consultorio de HoSeok.

—Buenos días—saludo al llegar al segundo nivel de la boutique.

—JungKook, sólo a ti te estábamos esperando—la voz de Jin se escucha más relajada ahora que tiene al personal completo.

GaHyeon tiene puesto un vestido negro ceñido al cuerpo y una pañoleta roja en su cuello, se ve preciosa como siempre. SeokJin se encuentra elegante, perfecto y guapo como es usual verlo con el esmoquin negro; él es una de las razones por la cual las jovencitas y jovencitos Alfa vienen a este lugar.

Lastimosamente sólo vienen a deleitarse con la vista porque el Omega tiene a Min YoonGi como Alfa y sería muy estúpido de parte de ellos tratar de meterse con Kim SeokJin.

Luego está Park JiMin, un Omega brillante y amoroso que se ve perfecto con la camisa carmín, el chaleco negro y la corbata junto al pantalón de tela del mismo color. Por último, Lee YooBin, una Alfa que se ve sumamente atractiva con ese vestido estilo gabardina y las botas negras.

—Recuerden—Jin alza la voz—, sean educados, siempre estén atentos y...

—Una sonrisa no le hace daño a nadie—dijimos en unísono. SeokJin nos anima por última vez y nos ponemos manos a la obra.

Después de acarrear montones de ropa para una chiquilla en sus veintes con una lengua afilada y una exasperante voz, esquivo a algunos clientes y evito la mirada preocupada de JiMin. Necesito un tiempo a solas y para eso necesito mi lugar favorito, el último cubículo del baño.

El ajetreo de allá afuera siendo aplacado por las paredes me hizo suspirar más tranquilo, estoy empezando a sentirme mal y de verdad me estoy preocupando. No recuerdo la última vez que mi celo apareció; el no asistir a la clínica por las citas médicas me hizo perder las cuentas y la organización de ello, así que solamente esperaba a cuando era el momento y ahora mismo está pasando.

Si para ayer se habían acabado los supresores, eso significa que mi tiempo se acabó.

—¿JungKook?—los golpes en la puerta y la voz suavecita de JiMin con la angustia en ella interrumpe mi desasosiego mental—. ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

—No te preocupes, JiMinie. Estoy bien, son sólo síntomas del precelo—le tranquilizo—. ¿Ocurre algo afuera?

—Jin nos quiere arriba, estamos por cerrar la tienda y quiere darnos un aviso.

—Enseguida—dejo escapar un suspiro, me plancho el pantalón con las palmas de mis manos y arreglo la corbata antes de salir.

—¿Ya tomaste algo? ¿Un supresor o un calmante?—JiMin camina a mi lado mientras nos dirigimos a la planta de arriba.

—Lo haré—aseguro con una sonrisa—, había estado tan ocupado con lo del regreso a la tienda que olvidé el celo—explico. Él me da una sonrisa comprensiva y antes de que siquiera abriera la boca Jin aparece con un brillo y un aura distinta a la que maneja en horas laborales.

Sabía que esto pasaría. SeokJin siempre nos reúne por dos motivos, eventos especiales y por cambios que solicita de vez en cuando recursos humanos.

Pero su presencia irradia tanta alegría que estoy seguro que no tiene que ver con la boutique.

—Como ya saben, estoy a punto de casarme—su hermosa sonrisa se ensancha por la felicidad y porque seguramente está pensando en su Alfa—. Y quisiera que estuvieran presentes en la fiesta de compromiso mañana por la noche.

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