Always Yours (AY #1) TRILOGÍA ALWAYS

Capitulo 1

Todos los derechos reservados y no se permiten copias ni adaptaciones, espero que les guste esta historia y voten y dejen sus comentarios.
______________________________________

Ariel

¿alguna vez han sentido que quieren ser algo pero por más que lo intenten y persistan no pueden lograrlo? Bueno en eso consiste mi vida, querer aparentar que soy popular, adinerada y la reina de la escuela pero nada de eso es cierto.
Vivo con ambos padres y a pesar de que pelean mucho se que ambos se quieren, no trabajan como empresarios multimillonarios y no viajan a diario por el mundo, somos una familia que se da gustos pero no lujos y mis padres rinden bastante el dinero, como la tipica clase media, son los padres mas sobreprotectores que conozco, no me dejan salir a divertirme sino maximo unas tres veces al año y ni hablar de mi hermano mayor, Zoé.
Universitario, desempleado, luego estaba Julieta, era muy delgada y me llevaba tres años más y sinceramente sentia que la familia la apreciaba más. realmente eramos alguien del común y aun no sabía porque queria aparentar algo que no era.
Si habia algo importante en mi vida era que todos solian ignorarme, debia reconocer que a pesar de mis intentos desesperados por llamar la atención todos me veian como una chica pedante, fastidiosa y de la que te quieres alejar, no me gustaba hacer daño a los demás y eso me lo habian enseñado desde casa Pero sentia que esa regla no aplicaba para mi.
El primer dia de escuela era divertido, podiamos irnos vestidos como quisieramos ya que el uniforme siempre lo entregaban en las oficinas destinadas para eso, todos se reencontraban con sus amigos despues de unas largas vacaciones, por supuesto los mios me tenian en segundo plano.
Abri mi closet despacio, como si temiera encontrarme un monstruo ahi dentro, vi unos jeans claros con agujeros en las rodillas, una blusa rosa con un hombro caido, para terminar mis adorados zapatos blancos.
El resultado me gustó en el espejo pero lo peor de todo era mi cabello, tenia tanto frizz desde que me lo corte hasta los hombros, era muy lacia pero a diario debia alisarme de nuevo todo el pelo o se veria fatal, luego de diez minutos batallando mi cabellera lucia bastante sedosa y brillante.
Mis cejas estaban perfectamente depiladas y la noche anterior me habia pintado las uñas de color blanco.
Parecia que hubiera salido del salon de belleza, y no habia imvertido ni un peso, mama estaria orgullosa.
Antes de salir me esmeré un poco en maquillarme lo necesario, no queria parecer tampoco un payaso, ibamos a la escuela no a ligar.
Al llegar a la escuela camine despacio y con gracia, de seguro este semestre acapararia mas miradas, la gran mayoria giró su cabeza hacia mi, baje de peso despues de muchos años y ni hablar de que ahora tenia caderas y mas pechos, realmente me sentia fabulosa.
Esta vez los pasillos se veian mas caóticos que de costumbre, como ya era tradición yo tenia que buscar siempre a mis "amigos" y despues de andar lo conseguí, Ahí estaba mi grupo de cuatro chicos: Andrea, Mario, Abril y César.
Sin duda todos eran buenos chicos pero con ellos no contaba incondicionalmente.
Andrea y yo eramos las mas apegadas de todos los chicos pero aún asi a ratos se portaba como le daba la gana pero me considero alguien leal y en mi papel de amiga estaba apoyarla siempre, claro que cuando se referian a las chicas del grupo nos decian "Triple A", siempre levantando miradas, ambas eran muy guapas y acaparaban a todos donde quiera que fuesen.
Despues de divagar un rato segui caminando al lado de los muchachos, decidi no verme con Mario ni con Cesar en todas las vacaciones para guardar mas distancia entre nosotros y habia notado que habian crecido muchísimo, por lo menos me sacaban cabeza y media y yo medía 1.61 exactos, sin duda ya se veian como hombres.
Mario se acomodó a mi lado y le di una sonrisa ladina, como de esas timidas que das cuando recién conoces a alguien.
-Ariel ese corte de cabello te sienta genial, no se mucho de belleza pero sin duda te hace ver mas guapa de lo normal- Dijo con seguridad y mostrandose más cómodo conmigo  de lo normal.
-Gracias Mario, tu tambien parece que tuviste un cambio revelador en las vacaciones ¿que me dices de esa melena platinada?- lo dije mas por compromiso que por una sincera opinión de su look, se le veia bien su nuevo cambio de estilo pero ya estaba acostumbrada a ver eso en Mario.
-Tu sabes, este año queria impresionar a una chica en especial y parece que voy por buen camino- rodé los ojos internamente y solo sonreí como de costumbre.
-Buena suerte Mar- Di un paso rápido y me acerque a mi taquilla para meter todos los libros nuevos que habian encargado para el último semestre.
En mi escuela para poder graduarte daban un plazo de los últimos cinco meses del año y especializarte en entregar tu tesis final, habia una clase destinada a ello y tenia una carga horaria bastante pesada, todos los estudiantes egresados decían que la maestra de esta asignatura era bastante calmada y una persona muy facil de llevar así que estaba agradecida por ello, un peso menos para el final.
Ellos siguieron derecho y no se percataron de que me habían dejado atras o bueno quizás si pero no tuvieron la gentileza de esperarme, cuando entrara a la universidad debía buscar amigos nuevos.
A las ocho en punto cada estudiante debia dirigirse a su aula, a diferencia de otras escuelas nosotros veiamos todas las asignaturas en un mismo salón y solo los maestros rotaban.
El primer día del semestre asignaban un maestro a cada clase y este sería su guia durante todo lo que durara el semestre, trabajos academicos, problemas convivenciales y demás.
Esperamos un poco y de repente entró un chico universitario y con varias carpetas bajo el brazo, tomó la bata que se encontraba en el respaldar de la mesa del maestro y se la puso con mucha parsimonia.
Por supuesto las miradas atónitas de todos no pudieron faltar, todos abrian sus ojos de par en par y estabamos en un estado de shock, pero si ese hombre no aparentaba mas de 25 años, quizás tenia la edad de mi hermano Zoé y el me llevaba 7 años, sin duda era algo impresionante.
Andrea me miro de reojo y me sonrió, sabía que le habia encantado el profesor nuevo y a varias compañeras más, pero desde mi punto de vista sin duda alguna era el maestro mas guapo que habia tenido la escuela pero no era mi tipo y no estaba interesada en ningún maestro, yo venía a lo mío y queria rendir en todas las asignaturas, los maestros decian que mis calificaciones eran tan buenas que podia postularme a una beca sin esfuerzo alguno.
Tenía los conocimientos bien afincados de todas las materias: Arte, Lenguas extranjeras, Matemática, Biología, Ciencias políticas y sociales y un sinfín de asignaturas más, podría dedicarme a lo que fuera.
Mientras pensaba en eso y estaba pendiente de Andrea no me había dado cuenta de que el "maestro" estaba llamandome y toda la clase tenía sus ojos posados en mi y ya era causa de burla.
-Señorita ¿cuál es su nombre? Debo anotarla en la lista de los que deben ir adelante porque parece que le faltan varias neuronas- abrí los ojos de par en par y la rabia se acumuló en mi como si de un virus se tratase.
-Ariel Jerez y para su información no es nadie para tratarme asi, que falta de respeto que usted siendo mi maestro deba recurrir a ese tipo de comentarios- lo miré retadoramente y el hombre por poco sufre combustión espontánea.
-Una más y se va a dirección y llamo a sus padres, no voy a dejar que una chiquilla como usted me ande reclamando- dijo dando media vuelta hacia el pizarron.

Escribió el profesor como si de una obra minimalista se tratara y vi a mas de la mitad de las chicas de la clase copiando su nombre en cualquier lugar, quizas para buscarlo en las redes sociales.
- Profesor ¿es usted latino?- dijo Gregorio, un chico que era de los nerdos de la clase, quizas quería investigar sobre sus raices.
-Lo soy, los extranjeros son mis padres pero nací aqui, si no estoy mal mi apellido puede ser judio, basta de preguntas personales por favor- suspire y entre dientes dije:
-Nidi di prigintis pirsinilis- torcí los ojos y el profesor corrió rápido hacia mi.
- a dirección ahora, el rector Ariza no estará nada felíz con usted jovencita- me tomó del brazo y me llevó como si se tratara de una delincuente.
Sin duda este hombre acababa de firmar la guerra.