Dani, ¡Un chico en apuros!

-          ¡¡Oye Apúrate que se nos va el transporte!! – Gritaba enérgicamente la chica de cabello castaño, sin importar que había gente a su alrededor continuo – Siempre llegas tarde por masturbarte en las mañanas, ¿eh? –dijo sin tapujos. 

-          ¡Cony ya cállate de una vez!- dijo el chico rojo de la vergüenza – por haberme visto una vez no significa que lo haga diariamente… - vio como la chica sonrió maliciosamente, le había jugado una broma, rápidamente se subió a la micro pagando sin esperar el vuelto con la cara agachada, sin mirar esas caras que se reían de él, se sentó en hasta el final del todo esperando que la tierra se lo tragara, pero para su suerte no ocurrió así, y estuvo ignorando a la chica durante todo el trayecto hacia la escuela. 

Su mejor “amiga” siempre le jugaba este tipo de bromas, pero él tampoco era una blanca paloma ya que ocasión que había le lanzaba otra de vez en cuando, esta relación de “amistad” se forjo en la tierna infancia de ambos y se fue fortaleciendo al pasar los años, él era  conocido como el hermano postizo por parte de los padres de Constanza y dormían ambos en la misma cama donde no pasaba absolutamente nada, ya que este chico le revelo su condición homosexual a su amiga a la edad de 15 años y eso permitió que estuvieran más unido íntimamente. Por parte de él, Daniel vivía con su tía materna, debido a que su madre murió al poco tiempo de dar a luz y su padre se desconoce su paradero.  Su tía, que sabía de su condición, lo apoyaba en todo y lo mimaba de vez en cuando.

Volviendo al cuento de nuestro protagonista se bajó rápidamente del transporte público en medio de abucheos, “Pajeroman”- maldecía entre dientes – desde ahora tendré que irme a pie o en taxi por un buen tiempo por cortesía de mi amiga.

-          Oye no te pongas así que el que se delato fuiste vos y no yo – dijo sin prisa la chica

-          Ya verás Constanza Milagros Pereira Fuentes, que esta me la pagaras muy caro…

-          ¿al contado o en cómodas cuotas? jajajaja venga Dani no te esponjes tanto que enojón te ves tan lindo, pareces chica sonrojada.

-          ¡Que no soy chica! Tengo pene y testículos, que mi cambio hormonal estuviera desordenado no es cosa mía, y mira quien lo dice chica feromonas, pareces toda una actriz porno con tus pechos de vaca que cargas, y el culo que cualquier chico, menos yo claro, quisiera correr mano, de ahí tu segundo nombre cobro significado jajajaja.

-           Gracias querido por tus elogios, sé que me amas en el fondo como yo a ti, venga un abrazo de comienzo de año – en eso se acerca al chico que empieza a retroceder y esquivarla.

-          Esto… Cony no quiero ahogarme en tus pechos, la última vez casi muero, así que no gracias.

-          Venga cualquier chico quisiera estar en tu lugar y te compro esa peluche de Mokona que quieres, ¿eh?

-          No gracias, mi vida no tiene precio y no quiero morir tan pronto, dando media vuelta tropezó con un chico que al estar despistado cayo sentado al suelo, al observar quien era, se dio cuenta de la suerte perra que traía esta mañana.

Había tropezado con Antonio, el bravucón del curso, no,  a él no le entra este significado más bien su bravucón personal, el cual le tenía ojeriza desde el comienzo de la enseñanza media, sin motivo aparente lo comenzó a molestar. El chico era un pesado, pero solo con él, no era feo, es mas es guapo, alto, atlético, fibroso, morenazo, además de, simpático, todo lo contrario a Daniel que si era lindo pero más al estilo uke, quiero decir un poco bajo, delgado, lampiño, con cara de niño y sus ojos azules le hacían ver más bien un aspecto más “infantil”, un asco en los deportes, pero al estar débil de salud no entraba en la clase de educación física, lo cual era un alivio, eso sí era todo un nerd en lo que estudios se refiere y un antisocial en general, menos a su pequeño grupo de amigos al cual él se abría más ( hablo de amistades, no malentiendan)