۰꒰ Mi dulce lirio ꒱۰

❀】03

"—Cada jueves en la hora del almuerzo o en tu casillero después de la jornada escolar, tendrás un nuevo obsequio de parte de él. —Dijo el chico con vestimenta oscura luego de entregar los presentes.

—¿Cuánto tiempo tomará este supuesto cortejo? —Habló Seungmin diciendo la duda que seguramente tenía su amigo.

—Lo único que tiene que hacer es tener paciencia, pero no dudará mucho. —Aclaró el chico, viendo a los menores mirarse entre sí como si pudieran comunicarse a través de la mirada. —A más tardar, se prolongará hasta el cumpleaños de Jeongin".

El recuerdo de las palabras del amigo de su admirador llegaron a su mente, ¿hasta su cumpleaños?. ¡Pero esa fecha era dentro de dos meses!, al final terminaría muriendo por esperar casi dos meses para saber la identidad de su admirador.

No hay de otra, hay que esperar. Se animó nuevamente Jeongin, sabiendo que no era una persona muy paciente que digamos. Pero es que nunca le gustaba esperar algo que le llamaba mucho la atención, pero como le había dado la oportunidad de seguir con ese cortejo tendría que tener paciencia.

Ahora se dirigía al taller de música para practicar la canción perteneciente al próximo festival escolar, donde todos los talleres presentaban shows y artículos que estuvieron realizando para esas fechas.

Yang no sabía si podía cantar o no, hace poco había pescado un resfriado y lo único que quedó fue una molesta tos y dolor en la garganta por lo anterior. Toda la mañana había probado si podía cantar pero al llegar a la segunda estrofa, no era capaz de parar la tos que lo apoderaba.

Ojalá pueda cantar sin la tos de por medio...

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Decir que Hyunjin estaba preocupado era poco a comparación de la realidad, y es que no pudo evitar sentirse así al ver como su pequeño estaba más pálido de lo normal y le atacaba una terrible tos en las prácticas en el taller.

—Me quieres castigar, ¿No es así?. —Susurro mientras miraba por la ventana hacia el cielo, dirigiendo esas palabras a cualquier divinidad existente en las alturas. —Sabes que podría morir para escucharlo cantar y me quieres arruinar el día, solo porque él es mi debilidad, ¿Verdad?.

Hwang maldecía internamente por el castigo impuesto hacia su persona, pero es que el escuchar la delicada y dulce voz de Jeongin era como su pan de cada día. Y sinceramente, se sentía lamentable el ver como los ánimos del menor iban en picada por no poder terminar la canción sin que la expulsión violenta de aire acabará.

Su amigo Felix le dio un leve golpe en el brazo a modo de advertencia, el mal humor de Hyunjin se notaba a kilómetros y contagiaba sus malas vibras a los demás estudiantes.

Mejórate pronto, mi delicado lirio...

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—Jeongin, escúchame. Será mejor que vuelvas cuando estés bien de salud, hoy no podías ni practicar en ese estado. —Habló el encargado del taller de canto, mirando al menor frente a él. Yang solo asintió decaído, sintiendo malestar en las cuerdas vocales por el esfuerzo ejercido.

Percibió unas palmadas en su hombro por parte del mayor antes de retirarse del salón. Todo el ánimo que tuvo al empezar con la práctica se había esfumado poco a poco, dejando solo un gran cansancio y aumentando el dolor de garganta que tenía.

Paró en frente de su taquilla para poder sacar la bufanda y el cubrebocas, teniendo en cuenta el frío que hacía afuera del edificio. Pero lo que no espero fue encontrar una carta, de esas que su admirador secreto le daba cada jueves desde hace dos semanas.

Pero hoy es martes, pensó con desconcierto. Tomó el papel doblado de color rosa pálido entre sus manos y leyó las palabras de hermosa caligrafía.

Jeonginnie:

Se que no es día para estos detalles... pero me había preocupado al verte un poco resfriado en estos días. Y me siento una persona castigada por todas las santas divinidades existentes al observar el estado en el que estás.

Se que no se puede sentir pero siempre me preocupo por ti... aunque yo no te hablé como se debe y aunque tú no me hables sabiendo quien soy.

Espero que mejores pronto, delicada flor o sentiré en cualquier momento la muerte cerca mío.

-H.hjx

Y leer eso tal vez, y solo tal vez, le subió un poco el humor que creyó tener por los suelos. Llegó a su hogar bien abrigado y con una resplandeciente sonrisa, siendo visto con curiosidad por la señora Yang.

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CAPÍTULO EDITADO [11/09/20]