Se hizo la luz, el sol entraba por el gran ventanal que daba al balcón, eran al rededor de las 6:30, Romina tenía que prepararse para un programa esta mañana, las nenas se quedarían conmigo en el hotel.
Vi que Romina aún no se levantaba, así que decidí por preparar café, trate de cambiarme sin hacer ruido y baje al buffet para traerle un café y algo más para comer a Romina. No sabía si esto era parte del trabajo, pero me gustaba ser servicial y si quiero caerle aún mejor, quizás haciendo estas pequeñas cosas la convivencia iba a ser aún más linda.
Subí y aún seguía dormida, quería despertarla pero me daba miedo que se asustara, le di unas palmaditas en el brazo y abrió los ojos con tanta delicadeza.— Buen día.— le dije sonriendo.
— Buen día, Jaz...— decía mientras se estiraba.
— Te traje un café.— señale la mesita de luz donde lo había dejado.
— ah...— suspiro.— Gracias.
En eso tocan la puerta, era la que se encarga a de decirle a Romina a qué programas iba a ir esta semana, la que la iba a acompañar durante todo el trascurso de las entrevistas.
— uh! Debe ser San.— dijo mientras le dio un sorbo al café.
Abrí y era ella.
— Hola! Romi, en una hora tenemos que estar saliendo.
— Si! Ya me preparo.
San dejo la habitación, mientras Romina buscaba ropa para poder ponerse. Se la veía algo estresada, tenía la valija hecha un desastre.
— ¿Querés que te ayude a elegir?
— Si, por favor! Tengo un quilombo.— reía mientras revolvía la valija.
— Para mi este te quedaría bien.
— ¿Vos decís?.— miraba la ropa y se la probaba en el espejo.— encima a la noche tengo la gala, ahora es más que nada para ir hablar con la producción pero... No sé ¿Decís que va bien?.
— Si, te va a quedar muy lindo.— nos sonreímos mutuamente, se fue al baño y en segundos salió cambiada.
— ¿Queda?.— me preguntó aún no tan segura.
— Te queda hermoso, creo que todo lo que te pongas te queda hermoso.
— ¿Cómo sabes?.— se reía y yo entre en pánico.
— Porque te veía por la tele...
— ¿En serio? Me muero, mi amor...
— No solo mi abuela te apoyaba afuera.— le dije riendo.
— Gracias, Jaz.— me tomo de la mano e hizo una leve caricia, mientras que con la otra tomaba el vaso de café.— imagino que esta noche me vas a acompañar a la gala...
— Si me permitís, te acompaño.— sonreí aunque no podía creer lo que me estaba proponiendo.
— Espero que Walter me deje a las nenas hoy también...— dijo mientras las observaba dormir.
— Mia seguramente quiera venir conmigo.
— Ella va a querer acompañarte a todos lados, se nota que te quiere y eso me alegra.
Mientras Romina estaba con productores, yo me quedé en la habitación, Walter pasaría por las nenas y las llevaría al colegio. Pasaron unos minutos de que el vino y se las llevo, así que tenía la habitación solo para mi, contemple la vista desde el balcón y en eso escucho que la puerta se abre. Romina volvió, pensó que estaba sola hasta que me vio salir del balcón.
— ¿Cómo te fue?.— pregunté mientras me sentaba a su lado.
— Bastante bien, tengo muchos nervios por la gala de hoy, voy a volver a ver a todos!