"Todo va genial, tranquila, no pasa nada, todo está perfecto" me digo. ¡Y UNA MIERDA!
Empecemos por el principio, mis padres, en este instante, mis patéticos padres. Se han divorciado, pero para colmo, ¡Me han pedido que declare en juicio! Y encima no tengo ni idea de que tengo que decir. De momento vivo con mi madre, porque mi padre se ha ido a una casa de alquiler con más gente y no podemos quedarnos mi hermana y yo con él, le vemos a menudo pero no dormimos con él.Por segunda parte, Pablo, como no, ¡Pablo! Quiere volver conmigo, y yo, como no ¡Yo! No sé qué decirle... Alba no sabe lo que debería de hacer, y Alberto está demasiado enamoradísimo de Alba como para contestarme. Lo que pasa es que no quiero que me pase lo mismo, por eso creo que lo voy a rechazar. Pero es que es tan mono, y esos ojos y su voz, su forma de expresarse ¡BASTA! Carla, controla te, piensa en lo que te hizo, ¡que él no vale la pena!
Un viernes volviendo del instituto
Voy con Alba, vamos a comer en su casa, lo hacemos todos los viernes, rutina, normalmente comemos pasta, pero hoy, nos vamos a pedir una pizza, la verdad es que estoy necesitada de una pizza, hace semanas que no como pizza, y menos con Alba, la verdad es que paso el mayor tiempo posible con ella por no pasarlo con mi madre, que siempre está hablando de que si el divorcio para acá, que si el divorcio para allá, que si tengo que decir esto, que si lo otro, ya me aburre, es imposible tener una conversación en la que con salga la palabra divorcio por su boca, y encima lo dice con una alegría inmensa, como si fuera bueno haberse divorciado.
— Tía vas muy callada — la digo a Alba, iba un poco pálida, y sin hablar prácticamente nada.
— Carla... — me contesta con algo de preparación — tengo un problema, muy grande, demasiado grande.
— ¿Que ha pasado?
— Te lo cuento cuando lleguemos, en la calle no lo puedo contar.En casa de Alba
Alba busca sus llaves, abre la puerta y entra con paso poco decidido, la pasa algo, algo muy gordo, algo de lo que tiene miedo, ahora que está conmigo, lo único que puedo hacer y lo que debo de hacer es ayudarla en lo máximo, en todo lo que esté en mi mano.
Alba coge el teléfono, y llama a Telepizza, pide una familiar, que sale mejor que dos medianas, mitad barbacoa y mitad jamón y queso. Mientras esperamos nos sentamos en el sofá y ella me cuenta lo que la da tanto miedo y lo que supone que es un gran problema.
— Hace unos días, cuando estuviste en mi casa y dijiste que olía a perfume de chico, es porque Alberto estuvo aquí, y pues... — hace una pausa breve — lo hicimos.
Se queda un ambiente extraño, sin ningún sonido, justo en ese momento llaman al telefonillo, son los de la pizza. Alba se levanta, abre la puerta y paga al joven que se encuentra detrás de la puerta, voy a por las pizzas, me cruzo con la mirada del chico, que esboza una pequeña sonrisa en la cara, yo, le devuelvo la sonrisa, amablemente. Volvemos a la mesa y el chico se va, se oye la moto alejándose. Continuamos la conversación.
— Bueno... ¿Y que pasó? — pregunto yo.
— El problema llega ahora, no me baja la regla.
— ¿¡QUE!? — me quedo perpleja mirando a Alba, con la boca abierta, no me lo puedo creer.
— No se que hacer... Ayúdame tía — me pide ayuda.
— ¿Te has hecho la prueba?
— Si... Dice que estoy embarazada — empieza otro silencio.
— Tía... Habla con tu madre... Seguro que lo entiende, a tu madre le pasó más o meno lo mismo, te tuvo muy pronto, puedes contárselo y pedirla consejo antes de que sea tarde.
— Mi madre lo sabe, dice que tengo que elegir, entre tener al niño o niña o abortar...
— ¿Alberto lo sabe?
— No... — veo que la cae una lágrima por la mejilla.
— Ven aquí anda — la digo abriendo mis brazos para que venga a mí y la abrace.
Ella hace lo que mis brazos la invitan a hacer, olvidamos durante unas horas el tema y nos comemos la pizza. Después nos vamos a dar un paseo para despejarnos la cabeza un rato, decidimos ir al parque que hay en el pueblo, ahora normalmente no hay gente, asique por eso decidimos ir allí.
Ibamos andando, mi brazo por encima de sus hombros, para que no se sintiera sola, ella iba haciendo de vez en cuando una sonrisa, pero mayormente con cara tristona, y es verdad, lo que la estaba pasando era de cierto y un problema. Las dos estamos pasando por problemas difíciles.
— Alba, creo que deberías decírselo, piensa que si es verdad, el es el padre, y tiene que saberlo.
— Tienes razón, ¿Vamos a casa y le decimos que venga contarselo? Necesito que estés conmigo en esto.
— Claro, le llamo yo si quieres — la digo.
— Vale.
Cojo el teléfono y marcó el nombre de Alberto le llamo, al segundo se oye una voz a través del teléfono.
— ¿Si? — es Alberto, está cansado o dormido.
— Hola Alberto, tienes que venir a casa de Alba cuanto antes, te tiene que contar algo, nosotras estamos yendo para allá.
— Vale, ¿es algo importante? — me contesta él preocupado.
— Sí.
Se queda en silencio.
— Tengo que colgar, Alba está aquí y quiero estar con ella.
_ Vale, chao.
Cuelgo, y vuelvo a donde está Alba, la agarro las manos y la susurro algo al oído.
— Te quiero, y todo va a salir bien.Camino a casa de Alba
Vamos andando sin hablar ni una sola persona, cuando llegamos vemos que Alberto está sentado en la puerta del portal, Alba le abraza muy fuerte, tan fuerte que Alberto hace una mueca de algo de dolor en la cara. Subimos a casa de Alba, abrimos y...
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BESOS DE TRAIDOR 2 (EN EDICIÓN)
Short StorySegunda parte de besos de traidor. Carla es la típica chica de instituto, la más popular, aquí cuenta la historia de su último amor, amor tóxico, y de sus problemas, y que no falte su mejor amiga, la amiga de la chica popular, también con problemas...