Como si estuviera aquí.

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19 de diciembre por la mañana. Los estudiantes tuvieron que quedarse en el aula en hora de recreo y buscar otra forma de entretenerse debido a que una gran cantidad de nieve había caído sobre el patio. 

La mayoría decidió agruparse para hablar sobre cómo iban a pasar las vacaciones navideñas.

—Mi madre y yo pensamos viajar fuera del país —comentó Katie.

—¿Viajar a dónde? —indagó Mike.

La niña sonrió con nerviosismo.

—Ella aún no se decide.

Después de eso.

—Mis padres —Kike tomó la palabra para evitar el silencio incómodo—, piensan llevarme al evento del árbol de navidad gigante —dijo desviando la mirada y frunciendo el ceño.

—Entiendo tu dolor —se compadeció Oso—, pero seguro eso es mejor que tener que pasar la cena navideña junto a toda la familia —se quejó. Luego buscó con la mirada al que estaba soltando risitas para dar con Dudu, quien enseguida se detuvo sin quitar esa mueca burlona.

Los demás rieron por la escena, exceptuando a Katie. Ella parecía estar perdida en sus pensamientos.
Al estar a su lado, Nathan se dio cuenta de ello.

—¿Todo en orden? —preguntó.

Katie parpadeó varias veces volviendo en sí.

—S-sí. Es que creo que algo le pasa a la chica nueva —respondió.

Con discreción, Nate miró por los alrededores hasta toparse con un rostro decaído, una espalda encorvada y unas manos moviendo un lápiz sobre el papel.
Cerca de la niña, Jibanyan se encontraba sentado mirando el suelo.

Nathan quedó callado un momento. Luego dijo:

—Iré a hablar con ella —comentó, levantándose de la butaca.

Katie quiso detenerlo, pero luego consideró que quizás lo que él iba a hacer era buena idea.

Cuando Nate llegó hasta donde la niña.

—Hola —saludó, sonriente.

Alba dejó de dibujar y alzó la vista.

—Hola —saludó devuelta con un tono apagado. Nate no supo si en su rostro había incomodidad o timidez.

Nate quería hacer la pregunta, pero se detuvo cuando reflexionó que eso era ser demasiado directo.
En cambio, miró lo que ella había estado dibujando y luego comentó:

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