El Lago y el Músico

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Iba yo por el monte, cantando con mi charango. Aquella vez, ma había alejado bastante de mi pueblo, bien hacia el norte. En un momento, sentí que algo en el aire me atraía, como si fuese algo puro, algo perfecto. Tras rodear algunos matorrales, por fin lo vi: Un lago, majestuoso como la aurora boreal, yacía ante mis ojos. Sus aguas transparentes, daban ganas de beberla toda. Sus orillas de arena, sin una piedra. En un borde habían caracolas  de todos los colores del arcoíris. Pero ya se estaba haciendo de noche, y tenía que volver. Los peligros del monte dormido, despiertan en la noche.

Volví todos los días durante mucho tiempo. Siempre buscaba hacer "algo", pero yo era tímido, y le tenía un poco de miedo al agua. Un día, sin embargo, me decidí a tomarme un baño. Pero apenas el agua me llegó por la cintura, el agua comenzó a subir, hasta que me empecé a quedar bajo el agua. Era un desastre nadando, pero tomé una gran fuerza y, quién sabe cómo, logré salir. Agarré mi charango y me fui corriendo al pueblo. Pero entonces, mi corazón de león no se cansó, y volví todos los días que siguieron, a luchar con el lago. Y por más que puse todo mi empeño, no pude ganarle.

Yo amaba ese lago. Mis canciones empezaron a ser para él, y lo único que pareció importarme, era ganarme el amor de aquella belleza que el destino hizo que encontrara. Pero, ¿es acaso normal que un hombre y un lago se amen? ¿Cómo dos cosas que son totalmente distintas y que parecen incompatibles podrían llegar a amarse?

Entonces, llegó el día en que decidí ponerle fin a toda esta locura. Fui al lago, convencido de decirle todo lo que sentía. Me acerqué a la orilla y le grité: -mirá, no hay nada en el mundo más lindo que vos. Te amo, y aunque sé que es nuestro amor es imposible, no puedo vivir ni un segundo más sin que me ames- . Asimismo, me iba metiendo lentamente en el agua. -Sin tu amor, no quiero seguir, así que si no me amas, me tendrás que quitar la vida- . Dicho esto, me zambullí totalmente en el lago, cerré los ojos y quedé inconciente.

Desperté pensando que había muerto ahogado. Me levanté y noté que estaba en una cueva de coral. Caminé un poco y divisé a una bella mujer. Cabellos dorados, ojos marrón café, una piel juvenil y su boca, me terminó enamorando. Sus dientes, como blancas perlas, me sonrieron, y dijo: -Esperé una eternidad este momento. Solo alguien que realmente lucha por quien ama, puede llegar alguna vez a ser feliz con quien quiere. Y por todo esto, te has ganado mi amor- . Yo la miré a los ojos, sonreí y la besé profundamente. Y así, la reina del lago y el músico del monte, vivimos juntos y felices el resto de nuestra vida.

FIN

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