Kings Landing
—Es muy pequeño, aún no es tiempo... Morirá sin duda.— había oído decir a Brella— Y ella también si no hacemos algo pronto.
No mentía, la sangre de las sábanas ya le empapaba la espalda y el cabello. Y el dolor era tan fuerte que sentía que la estaban partiendo en dos. El olor a muerte inundaba esa vieja alcoba de Nayland.
Pero él no podía morir, era fuerte, era un Stark, los Stark tienen la sangre de los primeros hombres, sus raíces los hacen valerosos desde el alumbramiento. Brella sólo tenía razón en una cosa: era demasiado pronto. Faltaban por lo menos dos lunas para llegar a la fecha del parto.
El maestre Franket apareció con su cajón lleno de instrumentos: cuchillos finos, pociones para el dolor y ungüentos sanadores. De nada sirvieron esos anestésicos cuando hizo el primer corte, profundo, en su vientre bajo. Ellys sentía con toda claridad los dedos del hombre revolviendose en su interior para sacar al bebé.
Jeyne Frey frunció los labios en una sonrisa una vez que estuvo afuera, lo envolvió en sedas negras y se lo acercó a su madre para que pudiera verlo.
—Se parece mucho a su padre —dijo, antes de colocar al niño en los brazos de Ellys. Pesaba mucho menos que Harwyn al nacer.
Cuando le descubrió el rostro, Ellys gritó horroriza al ver que el recién nacido tenía la cabeza de un lobo y el cuerpo arrugado de un bebé.
—¡Es el Rey en el Norte! —gritaron de pronto un séquito de guardias Frey que habían aparecido de la nada.
—¡El Rey en el Norte! ¡El Rey en el Norte! —le arrebataron la monstruosa criatura de los brazos y lo alzaron sobre sus cabezas, tarareando a coro Las Lluvias de Castamare.
Una gran fila alababa al nuevo rey. Detrás de todos ellos, estaba ella, Cersei, con la cabellera dorada adornada con los rubíes del cadáver de Rhaegar Targaryen. Cuando el niño llegó a sus brazos empezó a mofarse de su deformidad.
—El heredero del Joven Lobo —exclamó irónica— Tú mataste a mí hijo, ahora deja que te devuelva el favor.
Llevaba una daga escondida en el corpiño, pero no fue ella quién clavó la puñalada, sino que le dio el arma a Harwyn. De algún modo estaba ahí, con ella, y parecía divertido mientras apuñalaba una y otra vez a su pequeño hermano.
—¡Oh, es una lástima! —se lamentó el Maestre— El corte que hice fue muy profundo, no podrá tener más hijos, pero ¿Qué más da? Los niños sólo son estorbos —comenzó a reír.
Todos reían: el Maestre, Jeyne, Cersei, los Guardias Frey, incluso Harwyn no podía detener las carcajadas.
—¿Ahora lo sientes? —preguntó la Reina— Duele, ¿Verdad? Quiero que sientas más de esto.
De pronto, la habitación entera se prendía en llamas, no era fuego normal, sino largas lenguas verdes que envolvían las paredes, los tapices y las alfombras. Todos los que antes se estaban riendo, ahora ardían en llamas. Pero no Cersei, ella seguía mirándola, con una copa de vino tinto en la mano y una sonrisa de placer en los labios.
Cuando el fuego llegó a la cama donde yacía, Ellys comenzó a gritar por ayuda, se arrastró por el suelo tratando de llegar a sus hijos, que ahora no eran más que esqueletos sin piel.
Abrazó los dos pequeños cadáveres antes de que el fuego le envolviera los ropajes hasta desintegrar su carne.—¡ELLYS! —la voz de Jaime Lannister la despertó de un brinco.
Apenas lograba conectar palabras, todo había sido tan vívido que sentía el fuego verde recorriendo su cuerpo.
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Los Últimos Reyne II | Fanfic GOT
Fanfiction«Pero ahora lluvias lloran en su salón, con nadie que las escuche. Sí, ahora las lluvias lloran en su salón. Y no hay ni un alma para oír». Después de la fallida rebelión de la Casa Reyne contra los poderosos Lannister de Roca Casterly; Tywin Lannis...