Capítulo 1

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Era de noche y Corey volvía de haber pasado la tarde estudiando, pronto tendría exámenes, así que solía reunirse con un pequeño grupo de estudio en la biblioteca pública de su localidad. Estaba anocheciendo apenas cuando salió de ahí, debía ir a casa antes de que su madre partiera a su trabajo, o se enfadaría y tendría seguramente un castigo, pues tenía prohibido estar fuera en su ausencia y debía cumplir con ello para no preocuparla, ya suficiente pesado era su trabajo nocturno como para cargarle más problemas.

Notó con cierta inquietud que un auto bajaba la velocidad detrás de él y se orillaba, caminó más rápido, el claxon le hizo brincar, pero no volteó porque no deseaba problemas, pensaba lo peor, y era normal, si el barrio donde vivía no era el más seguro, sino todo lo contrario.

—Disculpa, ¿eres de por aquí?

Corey aceleró el paso, sabía que no debió gastar el dinero de su pasaje en comida, ahora se exponía a un peligro innecesario, cuando bien pudo tolerar un poco más sin alimento, en casa siempre había algo para él.

—Oye, te estoy hablando. —repitió el conductor del auto que Corey pretendía ignorar.

Cuando frenó por completo y él siguió de largo, se sintió seguro, más confiado, pensando que tal vez le hablaba a alguno de los muchachos que pasaron en sentido contrario, volteó disimuladamente y suspiró al no ver a nadie, chocó con un cuerpo por ir distraído y antes de disculparse le escuchó hablar.

—Hey, necesito ayuda, creo que me perdí y...

—No puedo ayudarle, deje de seguirme. —dijo Corey dando un par de pasos hacia atrás y giró para buscar otro camino a casa, no entendía como el conductor del auto había llegado a estar delante, sabía que era él por su voz.

—Solo necesito que me digas si voy en la dirección correcta, no conozco la zona. —insistió y le alcanzó tomándole del brazo. — ¿A qué le tienes miedo? No voy a asaltarte ni nada parecido.

Corey se detuvo con el corazón a mil, volteó a verle y, aunque no parecía un ladrón, de cualquier manera, tenía miedo, había escuchado de chicos y chicas siendo subidos a camionetas por la noche y jamás se volvía a saber de ellos, o solo se encontraban sus cadáveres. No quería acabar así, pero ese hombre estaba insistiendo demasiado, por supuesto que no se marcharía.

— ¿Qué quiere? —cuestionó con temor, levantando la mirada para al menos reconocerle si debía hacerlo por alguna razón.

—Busco este sitio. —explicó mostrándole la tarjeta de un lugar llamado "Vindicta".

Corey tomó la tarjeta cuando el hombre dejó de retenerle y supo de inmediato dónde era, miró al otro con cierta duda analizando un poco lo que acababa de pasar, las veces que él habló sonaba ligeramente extraño, el acento era distinto. Volteó a ver las placas del auto solo para descubrir que eran de otro país, no le hacía sentir más seguro, pero ahora que suponía que era un extranjero, entendía que pidiera ayuda para llegar a un sitio tan conocido en la ciudad.

—Queda muy lejos de aquí, le sugiero que siga derecho hasta la avenida y ahí...

— ¿Podrías venir conmigo para guiarme? —interrumpió sorprendiendo al chico con su petición, así que enseguida continuó. —Llevo medio día tratando de encontrarlo. Se supone que vería a un amigo que me apoyará dándome asilo.

De nuevo Corey le miró, detallándole minuciosamente antes de voltear hacia el coche, que no era cualquier cosa, destacaba sobre todos los que el muchacho había visto en su vida. Comenzó a negar y dio otro paso atrás, debía marcharse, su madre iba a enfurecer, ya estaba tardando demasiado y le faltaba un largo camino qué recorrer, ese tipo podía arreglárselas solo.

Después de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora