Neblina

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Los dos días que les habían otorgado a los líderes para pensar en la guerra se habían terminado, era la una de la tarde, Korra y Asami se preparaban para dar inicio a la junta en la cual decidirían el curso de acción que tomarían para defender al pueblo del ataque del Loto Rojo.

Las dos ya contaban con el plan que habían elaborado con ayuda de de sus hombres mientras navegaban de regreso a tierras seguras, el Loto Rojo buscaría y perseguiría al Avatar y gracias a la información que habían logrado obtener sobre la ella iniciarían su búsqueda en dos lugares principales, en el pueblo de Asami y en Ba Sing Se. Estos lugares eran las principales zonas de peligro pues el Loto Rojo las atacaría aún si el Avatar no se encontraba ahí, esto con el fin de eliminar a los seguidores del maestro de los cuatro elementos así que escapar no era una alternativa, Korra debería quedarse a defender a su gente.

Uno a uno los líderes comenzaron a entrar en la sala y a tomar sus lugares alrededor de la mesa de juntas, ocho personas llenaban la sala incluyendo a Korra y Asami, todos mantenían un rostro serio y un tanto preocupado, Korra sabía bien que el más grande motivo de aquel temor era el mismo temor que había terminado de hundir a la humanidad, el temor que el Avatar obscuro había sembrado entre la gente, el temor a la habilidad de manipular los elementos, el Loto Rojo tenía a maestros elementales entre sus filas y los usaría para atacar a sus enemigos, no podía haber algo más aterrador que eso para una humanidad que solo guardaba malos recuerdos acerca de los maestros elementales.

- Estamos todos. - Habló Asami con voz serena, en su rostro se apreciaba una pequeña sonrisa mientras sus ojos evaluaban el estado de ánimo de sus compañeros.

- Así parece. - Respondió Hiroshi con una cálida sonrisa que le dirigió a su hija.

- Bien, tenemos tres puntos que tratar, ataque, defensa y la protección de los más vulnerables. - Suspiró. - No hay alternativas, no podemos abandonar el pueblo y si no atacamos tarde o temprano nuestras defensas caerán y nos eliminarán, la confrontación es inevitable. - Aclaró y todos asintieron con la cabeza.

- Podemos usar las bombas eléctricas para detenerlos, no tenemos porque permitir que se acerquen. - Opinó la jefa Beifong.

- Los maestros tierra pueden atacar a distancia, pueden comenzar a lanzar proyectiles desde lejos. - Respondió Korra.

- Al igual que se puede observar en los escombros de Ciudad República, trozos enormes de roca y edificios pueden ser arrojados a metros de distancia, debemos asumir que el pueblo recibirá daño y por eso opinamos que el refugio para las personas que no sean capaces de luchar deberá ser construido bajo tierra. - Habló Asami y todos concordaron.

- El refugio también deberá ser construido fuera del pueblo, opinamos que el mejor lugar sería en las montañas, así no existe el peligro de que algún maestro tierra los encuentre, la evacuación puede ser realizada a través de un túnel que lleve a todos directamente del pueblo al refugio. - Añadió Korra y mientras todos la observaban con seriedad Hiroshi sonreía al confirmar lo que ya sabía, sus chicas habían pensado en todo.

- Solo hay una cosa. - Habló el señor Sato con cierto pesar. - Las personas en ese refugio serán jóvenes, niños y ancianos indefensos, en caso de que alguien logre alcanzarlos deberán tener una manera de defenderse. - Inició llamando la atención de los presentes.

- Pueden estar equipados con artefactos neutralizadores. - Propuso Lin pero Hiroshi negó con la cabeza.

- Hay que asumir que si el enemigo llega a ellos será porque nosotros ya habremos sido derrotados, de ser así no bastará con neutralizar al enemigo. – Explicó Hiroshi.

- ¿Qué propones? - Preguntó Asami.

- Armas de fuego. - Respondió sin titubear y todos lo miraron sorprendidos pues aquellas armas se encontraban estrictamente prohibidas en el pueblo.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora