—Buen trasero, pitufina —dice el chico de rizos chocolate al castaño ojiazul que se encuentra realizando un par de estiramientos en el campo de la escuela.
Louis pega un pequeño salto e inmediatamente después busca con la mirada al chico de sus sueños, el cual, obviamente se encuentra a sus espaldas admirando el precioso y voluptuoso campo visual que le brinda aquel pequeño.
—¡Me asustaste, Styles! —exclama. Gira su cuerpo de inmediato y peina su flequillo con ligera elegancia.
Harry está ahí; vistiendo un par de jeans negros y la chaqueta de cuero, nada nuevo y aun así Louis siente una que otra mariposa revolotear en su interior.
—Discúlpame entonces, coqueto. —Guiña el ojo y le regala una sonrisa socarrona.
El pequeño rueda sus ojos y dirige sus pasos hasta una banca —la misma banca dónde fumaron alguna vez— en la cual descansa una botella de agua.
El chico alto recarga su espalda contra el árbol junto a él y rebusca en sus bolsillos su preciado vicio.
—¿No es muy temprano para eso? —pregunta el ojiazul señalando el cigarrillo que sostiene el ojiverde y con la botella dirigiéndose a sus labios.
Harry chasquea la lengua y saca el encendedor de su otro bolsillo.
—Mis pulmones, mi problema. —El fuego quema el cigarrillo y da una calada inicial—. Mejor dime, ¿por qué mierda estás aquí mostrándole el culo a media escuela en lugar de ponerlo sobre mi cara?
El ojiazul pone los ojos en blanco.
¿Alguna vez dejará de ser un cerdo con él?
—Mi culo, mi problema. ¿No? —Sonríe altanero.
El humo del cigarro le pega en el rostro y él deja de nueva cuenta la botella sobre la banca.
—Bien jugado, pitufina —responde el más alto—. Bien jugado.
Louis suelta una pequeña risa y dirige sus pasos más cerca del rizado.
—Quiero entrar al equipo de fútbol —comenta el más bajo—. Por eso estoy aquí.
Harry enarca una ceja y da una calada más.
—¿Tú? —pregunta extrañado—. ¿En el equipo de fútbol? —Louis asiente—. Joder no, te van a destrozar ahí dentro. Eres muy pequeño para esa mierda.
Louis se cruza de brazos y niega.
—¿Qué tiene que ver mi estatura? —Arruga un poco su nariz—. ¡El fútbol es para todos!
El rizado expulsa humo de entre sus labios y ríe.
—Te harás daño, niño imbécil —Escupe al suelo—. Mira tu jodido cuerpecito y mira el cuerpo de aquellos pendejos.
Louis da un vistazo rápido a unos cuantos chicos que se encuentran en la cancha y después vuelve a mirar al rizado.
—No veo la diferencia.
—¿Tienes buenas piernas? —pregunta y da una calada más.
—Sí —responde orgulloso el más bajo—. Mira, toca.
Sube una de sus piernas a la banca y, en menos de un segundo, el pequeño toma la mano desocupada del ojiverde y la atrae hasta uno de sus muslos obligándolo a deslizarla sobre su tersa piel caramelo que se oculta bajo un par de shorts negros.
—¿Sientes? —pregunta mientras tensa un poco los músculos—. Duro como piedra. —Sonríe.
Y Harry efectivamente lo siente. Sus dedos largos se hunden en la cremosidad y dureza de aquella pierna. Las yemas de sus dedos viajan desde su muslo, bajan por su pequeña rodilla y terminan en sus pantorrillas sumamente tonificadas.
ESTÁS LEYENDO
𝑺𝒕𝒓𝒂𝒘𝒃𝒆𝒓𝒓𝒊𝒆𝒔 𝒂𝒏𝒅 𝑪𝒊𝒈𝒂𝒓𝒆𝒕𝒕𝒆𝒔.
Fanfic"𝐻𝑒 𝑠𝑖𝑑𝑜 𝑢𝑛 𝑡𝑜𝑛𝑡𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑎𝑠 𝑓𝑟𝑒𝑠𝑎𝑠 𝑦 𝑙𝑜𝑠 𝑐𝑖𝑔𝑎𝑟𝑟𝑖𝑙𝑙𝑜𝑠 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑛 𝑎 𝑡𝑖".