6. ¿Sabías que Joaco es gay?

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Evitar a Emilio nunca me había sido tan difícil como hoy. He tenido que evitar la biblioteca toda la mañana y he faltado a dos clases por su culpa, porque siempre me lo encuentro en la puerta.

Me he visto obligado a socializar más de lo común, por lo que hablé un rato con Roy, el chico que me ayudó a encontrar las regaderas después de mi prueba fallida. No he podido tener un tiempo con Azul porque no la ví por ninguna parte y terminé por ponerme a compartir el desayuno en unas mesas cerca de las canchas con Nikolas y Elaine, siendo absolutamente el mal tercio.

Me encanta verlos juntos, son amorosos a morir, pero cuando estoy cerca siempre me siento un poco fuera de lugar cuando se ponen cariñosos. Cosa que es casi todo el tiempo.

-¡Hola!-exclaman a mi costado, y salto un poco en mi lugar por el susto, igual que a mis amigos. Es Emilio, atrapándome finalmente después de horas enteras siendo evadido. Niko sonríe casi por inercia, mientras Elaine, que sabe de mis patéticos sentimientos por el rizado, se vuelve roja en un instante. Nikolas voltea a verle confundido hasta que entiende, entonces comparte una mirada cómplice con su novia. Y yo no puedo parar de molestarme con ellos por lo poco discretos que son.

-¿Q-Qué estás haciendo, Emilio?-le pregunto, aturdido. No puedo hablar con él en esos momentos, especialmente porque hay dos personitas que se sonríen el uno al otro formando fantasías locas de lo que pasa entre nosotros dos en lugar de preguntar lo que realmente quieren saber.

-Ahm. ¿Me siento a comer?

Parece demasiado obvio para Emilio, pero tanto Niko, Elaine y yo, no entendemos del todo qué demonios está pasando.

Elaine me mira con una insistencia que me incómoda. No entiendo que es lo que busca, ni que es lo que espera que haga. Ni siquiera somos amigos, las cosas entre él y yo están rara desde siempre. No hablamos mucho realmente, casi nada.

Luego, la mirada de la única chica en la mesa se vuelve insistente para su novio. Niko mira de lado a lado, algo desorientado de lo que Elaine le pide, así que decide irse antes de hacer algo equívocado y trato de no reír por ello.

-¿Tan rápido les has dicho lo que piensas sobre mí?

Entré en pánico tan rápido como la indirecta fue lanzada. Aún no puedo terminar de creerme lo que ha sucedido esta mañana, decirle idiota al chico que interpreta el chico de mis sueños no es pan de todos los días para tí.

-Yo no, ah. Niko sólo... olvídalo-carraspeo. Elaine se ve tentada a dejarnos solos, lo sé, pero la amenaza muda la hace sostenerse más a su asiento.

-Estaba pensando que podríamos hablar, solos, cuando termináramos de comer.

-Tengo clase.

-Joaquín-murmura Elaine como regaño.

Ella no puede verlo, pero Emilio sólo busca saber porqué demonios no me cae bien si le agrada a todo el mundo. No quiere compartir conmigo en realidad. Emilio quiere ser perfecto ante los ojos de todos por naturaleza. Lo compruebo de sólo ver su sonrisa forzada.

-No te conozco mucho, ¿por qué?-se gira hacia mi amiga, la cual se ve sorprendida de que Emilio sí sepa que está ahí.

-Niko no me ha presentado a todos sus amigos-ríe segura de sí misma-, Joaco es una excepción, claramente.

Emilio asiente, dándole le razón y regresa su mirada a mí. Esperando que yo hablé, sólo que no lo haré.

El tiempo en el que Emilio come, donde yo no como porque no tengo ganas, y donde, Elaine sigue con preguntas inoportunas, se hace extremadamente lento.

-¡Joaco!-exclama Karen, llegando a salvar el momento de incomodidad con su alegre rostro pecoso y su voz eufórica-, ¿has visto a Azul? La biblioteca está cerrada ahora.

Karen toma las puntas de su cabello pelirrojo con su mano, y sonríe con esos dientes grandes y blancos. Lleva una coleta altísima que le acentúa las facciones. Se ve preciosa, como siempre.

-No la he visto hoy en todo el día, lo lamento.

La mejor amiga de Azul frunce sus labios cubiertos de labial mientras voltea a todas partes, paseando su mirada por el pasto y las bancas semi vacías como si así pudiera ubicarla.

-Bueno, ya la veré-se encoge de hombros, claro que la verá: son vecinas-. Por cierto, el equipo de Tocho femenil jugará mañana por la tarde. Vendrás, ¿verdad?

Un breve vistazo a Emilio me hace ver que no le ha quitado la mirada de encima desde que llegó y que su expresión no es la amigable que tiene cuando conoce a gente nueva. Olvido lo que Karen me ha preguntado por un ínfimo minuto.

Pero terminé contestando antes de que fuera raro mi silencio: -Por supuesto.

Karen me muestra una amplia sonrisa de satisfacción y me asegura que será genial. Está a punto de irse, así que da la vuelta y su coleta hace un movimiento gracioso con aires de película de Hollywood cuando esto sucede.

-¿Sabías que Joaco es gay?-tanto Elaine como yo hemos volteado a ver a Emilio con expresiones de asombro, aunque la mía pronto se convirtió en rabia. No es una escena cómica, habla en serio. Y no es divertido. No es gracioso en lo absoluto. Estoy más molesto de lo que jamás me había visto capaz de enojarme con nadie.

Lo mataré, le sacaré los ojos, lo que sea. La mejor amiga de azul ríe de forma floja, observando a Emilio con algo de pena. Pero no es vergüenza, es algo más que tiñe su rostro de una forma que sólo demuestra pena por él.

-No tienes oportunidad con él, amigo. Estoy segura que a Joaco no le gustan así de desagradables-ella dice. Porque Karen es así de genial, no importa su cara de angel, su pequeña estatura ni que sea un año menor que yo, es tan madura que algunas veces me siento intimidado por ser infantil. Tiene el suficiente autocontrol para regresarle el comentario y salir de la situación con tanto orgullo como llegó.

La boca de Emilio se cuelga hasta el piso, sus cejas se fruncen y sus ojos se entrecierran. Se ha ofendido. Y realmente me alegro que así sea porque sigo furioso con él.

-Quizás... Yo... Bueno, los dejo solos-habla Elaine, bastante incómoda con las miradas airadas que le dirijo a Emilio por la furia. No mucho tiempo después, escapa.

-¿Cómo mierda dices eso?

-Bueno, te hice un favor, ¿o no?-me responde Emilio, cruzándose de brazos altanero-. La niña está colada por tí. Además, ¿que no lo eres?

-Si soy gay o no no debería de ser de tu incumbecia, Emilio-mi tono de voz se alza cada vez más y aunque no quiero que sea así, no puedo controlarme en este estado-. Y tampoco tienes el derecho de ventilar ese tipo de información en el aire. ¡No tenías el derecho de arrebatarme la oportunidad de elegir cuándo quiero decirle a los demás!

-Vamos, Joaco-farfulla, inclinando su cabeza y mirándome con cara de pocos amigos-Lo siento. No estaba pensando.

-Exactamente ese es el problema-le interrumpo, levantandome de la mesa con todo y cosas, listo para decir una última cosa antes de dar la vuelta he irme de ahí con la dignidad necesaria para que le deje en claro que no quiero que me vuelva a hablar-: ¡que no estabas pensando! Nunca estás pensando si lo que dices es correcto, nunca piensas lo que los demás pueden sentir. Y te preguntas porque creo que eres un maldito idiota.

IMPOSSIBLE, emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora