Capitulo 8 (Editado)

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Muchas gracias por sus comentarios y votos. Aquí la actualización ❣️

Gracias a Nicky_M3 por la imagen. Quedó muy bonita.

Capítulo 8


Odiaba la palabra olvidar, era muy innecesaria y falsa. Podías decirlo, podías creerlo, pero nunca cumplirlo en su totalidad. Porque olvidarse no era solamente dejar de verse ni de hablarse, el silencio no era olvido; era espera, ya que el corazón nunca pierde la memoria y vive en la esperanza de que le devuelvan la caridad que él estaba dispuesto a dar en todo momento, y que por querer olvidarlo lo habían dañado de la manera más cruel que se podía imaginar.

Había cambiado de postura, la seguía manteniendo prisionera, pero ahora su rostro mostraba algo diferente, algo que lo alejaba de aquel lugar en donde habían viajado sin darse cuenta.
No decía nada, pero sabía que mantenía una batalla interna contra él mismo y ella no sabía cómo librarse para no salir tan afectada. Estaba cayendo, demasiado rápido, y sin tener una ayuda de alguien cerca, una caída dolorosa contra el sentimiento que estaba tratando de evitar y que se negaba a alejarse de ella.

—Déjame ir. —susurró mirándolo fijamente a los ojos, en ellos se podían observa muchas cosas, pero eran menos las que se podía leer con claridad. — ¿No me has hecho ya bastante daño ya? —dijo como si sacar fuerza para decirlo le doliera. —Por favor.

La soltó inmediatamente y ella soltó el aire contenido lentamente.

—Maya. —su tono estaba a medio camino entre un regaño y una pregunta. La expresión en el rostro le cambió a uno un tanto molestó, pero, no estaba enfadado. Más bien parecía dolido por alguna razón. —Te llevaré a tu casa. —murmuró con confianza. Ella negó con la cabeza con más rapidez de la que imaginó. —No tengo ningún deseo de dañarte. Sea como sea, no podría hacerlo. —dijo él al ver que había vuelto a callarse y a distanciar sus pensamientos. Maya se sentía asustada, pero no de él, asustada de todo el sentimiento que la golpeaba sin compasión. —Te llevaré a tu casa. Te doy la certeza de que mañana todo será diferente, nuestro trato no pasará de lo laboral.

Maya levantó la mirada ante eso, no lo creía, pero era lo que le quedaba.

—No voy a firmar ese papel.

Lo observó cerrar los ojos unos segundos antes de asentir con lentitud.

—Hagamos algo. —dijo cerca de sus labios haciendo que la muchacha se estremeciera. —Te dejo en tu casa, lo llevas y así puedes leerlo y estudiarlo todo lo que quieras, mañana me das una respuesta.

Maya solo asintió, sin decir una palabra ya que sentía que de sus labios no podía salir nada más sin echarse a llorar por todo lo que acaba de sentir.

Ante esa confirmación se separó de ella, y ella inevitablemente sintió un nuevo abandono, un frío muy maluco que no creyó que él lo sintiese porque parecía tener una actitud normal; caminando al escritorio a tomar el documento entre sus manos y extendiendo el papel a su dirección, ella lo tomó delicadamente a lo que lo escuchó raspar la garganta sin razón.
Duraron un minuto o eso les pareció, viéndose fijamente; queriendo todo y haciendo nada por conseguirlo, cualquiera que los viera estaría avergonzado por su cobardía, pero cada uno tenía sus verdades al igual que sus versiones, así que podía decirse que tenían justificada sus decisiones.


Él empujó levemente la puerta para que Maya saliera del despacho, así lo hizo.

—¿Ya has comido algo? —preguntó queriendo sonar como un jefe preocupado, o eso le había parecido.

—Es temprano aún. —dijo Maya sin querer decir más, él lo entendió.

Bajo las miradas de muchos trabajadores de la empresa, y las maldiciones de él por tal atención, llegaron al estacionamiento. Le fue imposible ocultar su sorpresa, está vez tenía un Audi precioso color negro. Estaba muy claro que tenía dinero y no le importaba darlo a notar.
El auto se puso en marcha, en silencio, ninguno parecía tener nada que decir. Dimitri manejaba sin quitarle la vista a la carretera y Maya había recostado la cabeza al asiento con comodidad.

Punto débil © (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora