Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

Capítulo I

- Feliz aniversario a mi - Susurro un pequeño pecoso en la soledad de su "hogar".

Pequeñas lágrimas salían del rostro de Izuku al verse plantado nuevamente por su esposo.

Con una sonrisa amarga apagó las velitas del pastel que el mismo había preparado para la ocasión.

Sin ánimos de nada recogió todo lo que había preparado. El soba que había tardado horas en preparar se lo dio a su fiel amigo pochi. Un perrito hermoso que se había ganado su corazón desde el primer día en aquella mansión.

Deprimido izuku dejó como siempre la mesa en la que se había esmerado en arreglar para la ocasión.

Hoy cumplía tres años de casado y su esposo nuevamente lo había dejado plantado.

Se regaño a si mismo por ser tan iluso al pensar que Todoroki se acordaría de aquella fecha.

- Jamás pensé que casarme con el hombre que amo sería mi mayor tormento - Susurro en la soledad de su habitación. Llorando nuevamente abrazo fuertemente su almohada para llorar hasta que no pudiera más.

Izuku Yagi Midoriya se había criado en una familia llena de amor. Desde el día en que nació fue amado por sus padres. Eso no cambio ni cuando se enteraron que era un doncel.

Izuku desde los 6 años sabía que estaba comprometido desde su nacimiento con un chico llamado Shotō Todoroki. El por su parte lo aceptaba sin replicar. Sabía que sus padres solo hacían lo mejor para el.

Creció bajo múltiples institutrices que le enseñaban desde poesía hasta gastronomía. Estaba orgulloso de si mismo al decir que se había graduado a temprana edad. Pues a sus tiernos 15 años había culminado su carrera en arquitectura.

Aunque a el lo que realmente le apasionaba era la cocina. Su especialidad era la repostería.

Fue a esa edad en la que conoció a su prometido.

Recordaba perfectamente que estaba nervioso por conocerlo al fin.

Al verlo el mundo a su alrededor desapareció. Era el chico más lindo que había visto. Aunque no conocía a muchos a decir verdad.

Aunque eso no fue lo que lo enamoró. Fue talvez cuando salvó un gatito en la calle o talvez cuando lo salvó de caer de las escaleras. No lo sabía, pero se había enamorado de Todoroki.

Era un muchacho de pocas palabras, de eso se dio cuenta desde la primera vez que hablaron. Aunque en realidad el fue el que habló mientras el bicolor solamente respondía con si o no o con gestos.

El en su tierna inocencia pensaba que con el tiempo aquello cambiaría. Después de todo se casarian y serían felices como en aquellos libros que leía. Así que cada vez que Todoroki lo visitaba el un día antes se esmeraba en hacerle ricos postres o platillos tradicionales. Siempre tarareaba feliz preparando todo. Su mamá una vez le había dicho que a los hombres se les conquistaba por medio de la comida.

Sus padres siempre que lo veían le sonreían felices por el esfuerzo del pecoso.

Claro que no sabían del odio que Shotō sentía por Izuku. Un odio sin fundamentos, pero lo odiaba.

Desde que fue consiente de su compromiso le había dicho un rotundo "No" a su padre. Claro que este no le hizo caso.

El bicolor a diferencia de Izuku no creció en una familia estable. Desde pequeño había sufrido de maltratos por su padre debido a que según Enji él tenía que ser un buen heredero.

A causa de eso Shotō no tuvo una infancia feliz. Tuvo que madurar a muy temprana edad.

Se convirtió en un niño frío y solitario.