¿Alguna vez te imaginaste conociendo a tu ídolo en persona? ¿Que podías hablar con él y tenerlo tan cerca que puedes mezclar tu aliento con el suyo? Seguramente la respuesta es sí, aunque dudo mucho que sea en la forma en la que lo está experimentan...
Any y yo estamos con la boca abierta, no literalmente, pero ustedes entienden. ¿Y cómo no estarlo con semejante monstruo frente a nosotras?
Para aclarar, estamos frente al micro de Tour de la banda: dos pisos, bastante más grande que uno de los conocidos de larga distancia, de color negro íntegro, con detalles en rojo y plateado, con el símbolo de la banda en uno de los lados y ellos cinco en el otro. ¿Quién necesita tanto espacio? Sé que ahí iremos los chicos, Any y yo, mas aún así, no puedo evitar que me parezca excesivo. Máximo también viene, él estará en la cabina del bus con los choferes, los ayudará con el tema de los cambios de turno al manejar y seguirá con nosotras para cuidarnos, papá fue estricto en eso, era un sí o sí, sin importar que dejáramos atrás la ciudad donde "supuestamente" está ese loco asesino de la sonrisa.
Como sea, todo por darle tranquilidad; ¿qué buena hija soy, no? En fin, nuestro equipaje ya está ahí, solo faltamos nosotras y solo porque Any está despidiéndose de su tía que vino a saludarla antes de que se fuera. Es la única familia que le queda a mi amiga y, cada vez que se ven, es un drama al momento de irse, sin embargo, no la culpo, imagino que estaría igual que ella en su posición.
-Como sea, cariño, no te olvides de llamarme y contarme qué tal te va y si necesitas algo.
-Tranquila tía, yo sé que estás ocupada y, además, tengo a la loca de Yesha, todo estará bien.
La mujer sonríe con tristeza y abraza a su sobrina por última vez: ella es abogada, una muy prestigiosa, y trabaja con gente importante, por lo que constantemente está de viaje, imposibilitándole el pasar tanto tiempo con Anya como quisiera, por eso mi amiga siempre estuvo con nosotros. No es que ella no quiera, adora a la loca de su sobrina con todo su corazón, no obstante, es realista y sabía que su estilo de vida no era lo ideal para una joven en crecimiento cuando todo pasó y, por esa misma razón, estuvo de acuerdo en que se quedara con nosotros cuando todo pasó. Iba a verla cada vez que podía y hablaba con ella bastante seguido.
Any solía decir que eso era mejor que nada, que al menos así no sentía tanto su falta, pero yo siempre supe que la extrañaba más de lo que estaba dispuesta a admitir y que, aunque se sentía así, jamás le reprocharía nada a esa mujer porque siempre hizo lo que creyó mejor para su sobrina y, sin eso, no habríamos tenido la cercanía que teníamos ahora.
En fin, ellas se dan un último abrazo, Alicia (la tía de Any) me saluda a mí, y ambas nos montamos en el enorme vehículo, encontrándonos con una escena realmente graciosa: Ash está en calzones de tela de camuflaje, camiseta sin mangas negra y botas y sombrero vaquero y con una botella de whisky en una mano y una cerveza en la otra mientras baila "sexy". Al mismo tiempo, los chicos se ríen y le sacan fotos. Ok, trauma en cinco, cuatro, tres, dos...
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