XXIX. Entre Traidores y Asesinos

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El Norte
Winterfell

Las paredes seguían siendo las mismas, los baluartes, las atalayas, los techos. El olor de la nieve sobre los restos de paja seca era el mismo que percibía desde su habitación cuando era una niña. Pero aquél lugar no era su hogar de antaño. Las banderas que adornaban las murallas principales ya no eran las del lobo huargo de los Stark, sino el hombre desollado inverso de los Bolton. La gente que servía su comida y cambiaba sus sábanas cada mañana, eran desconocidos, rostros extraños y diferentes.

«Ésto no es Winterfell.» Pensó Sansa.

Winterfell siempre era cálido, aunque en el exterior no dejara de nevar. Winterfell era su padre, su madre, sus hermanos, incluso su medio hermano, Jon Snow.

El lugar por donde paseaba ahora, era frío y funesto. No habían rostros amigables como los de Jory, Ser Rodrick Cassel, el maestre Luwin la vieja Tata u Hodor.

«Todos ellos se han ido.»

Todos estaban muertos, y el castillo donde había crecido, ahora era el hogar de traidores y asesinos.

—Me sacó de Kings Landing para liberarme de los asesinos de mí familia, pero ahora me trae ante los otros asesinos de mi familia —le recriminó a Lord Baelish antes de llegar a Winterfell— No tiene sentido.

—Cuando los norteños vean que has vuelto a casa, te apoyarán —el hombre elevó las cejas y dibujó en sus labios una sonrisita inquieta— Quieres vengar a tu familia, ¿verdad?

«¿Eso quiero? Yo sólo quiero volver a casa.»

—Sí —asintió.

—Entonces debes casarte con Ramsay Bolton. No tiene que ser por mucho tiempo... Aprende a manejarlo, úsalo a tu antojo y luego ten el Norte en tus manos —dijo Meñique.

Debía confiar en Lord Baelish. Él se había tomado muchas molestias por ella. Contrató a un hombre para que la ayudara a huir en medio del banquete de bodas de Joffrey. Ella no entendía nada, pero sentía que si se quedaba, estaría arruinada.
Aquél día, Lord Petyr la esperaba en un barco, con un camarote equipado con un colchón de plumas y pieles gruesas y abrigadas.

—Joffrey está... —es lo primero que pudo decir, y no supo cómo terminarlo.

—Sí, nuestro querido Rey está muerto.

—¿Usted lo...?

—¿Si lo maté? —dijo Meñique con una sonrisa— Contribuí un poco, claro. Pero yo no era quien estaba más interesado en deshacerme de él.

—¿Entonces quién más estaba involucrado? —estaba consternada.

—Bueno... Digamos que Lady Olenna Tyrell no tenía la menor intención de permitir que Joff hiciera daño a su adorada nieta.

«Pero ella es sólo una anciana.» Había pensado entonces. «No parece una asesina.»

—Lady Olenna quería que su nieta fuera reina, y para eso sólo hacía falta un rey... Pero no tenía por qué ser Joffrey —siguió Baelish— Espera y verás, muy pronto habrá otra boda real. Margaery se casará con Tommen... La gran alianza occidental estará a salvo, al menos durante un tiempo.

Los Últimos Reyne II | Fanfic GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora