—¿Hasta dónde fue que leíste?— Su mundo se sintió derrumbarse cuando, parado frente a ella, el cubano se encontraba, viéndola con ojos desaprobatorios— Te pregunté sobre aquella libreta— señaló el cuadernillo que sobresalía de las pequeñas manos de Katie— y me mentiste fingiendo no saber.
Hubo un silencio.
—Por última vez, ¿hasta dónde leíste?
Las palabras se atoraban en la garganta de Pidge pero su cabeza era un caos.
—Leí lo suficiente para darme cuenta que, por primera vez, me equivoqué. No era yo la chica de tus escritos.En ese momento, Katie sabía que había sido todo una completa catástrofe el, por equivocación, haber puesto en su mochila aquella estúpido libreta de tapas azules.
Pero comprendía que era el precio a pagar. Su curiosidad había llegado tan lejos que solamente el ser descubierta por Lance pararían aquella obsesión que tenía por esos versos.
Tal vez, inconscientemente, la castaña había cavado su propia tumba. No fue mera casualidad, como se esforzaba por pensar, el que fuera descubierta leyendo eso. Quería que fuera así. No necesitaba más ese cuadernillo, ni las ideas que se formó, tras leerlo.
Que ridícula se ha de haber visto, creyendo que McClain dedicaría tinta alguna a su persona.
Ahora sabía que aquellas ideas, las originadas en su cabeza, era puras tonterías.
Porque nunca fue ella. No lo fue.
Deshacerse del cuaderno era lo mejor.
Por impulso, pensó, que ser descubierta por Lance leyéndolo era lo más conveniente. Tal vez así, aquel chico podría hablarle, ahora en persona, sobre lo que aquella chica le hacía sentir.
Y, pretender, que eso no la llenaba de tristeza.15/04/ 2016
Estoy en clases y mentiría si te dijera que he puesto atención. Fácilmente las fórmulas fueron remplazadas por tus bellas orbes celestes.Aquella tarde, Pidge se encontraba con la primera descripción certera sobre la encantadora chica. Su cara de asombro parecía como si descubriera el secreto mejor guardado que una historia de misterio ocultaba.
—Orbes celestes— sintió su corazón latir.
Por lo que ella sabía, sus ojos siempre fueron de un color claro igualando a uno otoñal, a uno de tonalidades miel.
—Tal vez— pensó una excusa. Pero ella sabía que aquel momento de renunciar a esa expectativa, sin pies ni cabeza, había llegado. Por fin, aquellas páginas dejaban de sonar como relajados y amables nocturnos y le hacían ver la realidad— Lance es daltónico—de acuerdo pequeña, es hora de que dejes de engañarte.
Los signos comenzaron a adquirir la forma de tus rizos, que gentilmente caían sobre tus hombros, adornándolos de hebras plateadas.
—Ojos celestes. Hebras en forma de rizos con coloraciones plateadas— Ella. La chica que llegó a la escuela el mismo día que los escritos de McClain comenzaron. ¿Ella?
Mi vista finalmente se posó en tu bellísima persona.
Lamento observarte tan detenidamente.
El día siguiente era fin de semana y eso significaría no poder ver tu piel morena y sonrisa de perlas.
Déjame grabar por un minuto más tu esencia en mi memoria, mi amada Allura.Eso fue lo último que leyó la castaña para caer en cuenta que aquellos textos melosos y llenos de rimas cursis iba dedicados a la chica más linda del instituto, Allura.
—Pero— el eco de un sollozo rebotó entre las cuatro paredes de su habitación— ¿por qué estoy llorando?
Vio como sus lágrimas chocaban con las hojas, una cayendo exactamente en la palabra "Allura".
La tinta se expandió.
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Pidge&Lance [Plance/Pidgance]~ Algunas historias.
FanfictionConjunto de escritos protagonizados por Lance y Pidge. El verde y el azul inspirando mi corazón una vez más.