«🐺»
-Stiles-. Llamó una mujer a lo lejos, con una voz melodiosa cuál sinfonía tranquilizadora calmando a cualquier tornado de destrucción masivo en el parque.
Y es qué, era mágica la forma en que Claudia Stilinski calmaba a su pequeño hiperactivo de 6 años de edad a una velocidad impresionante. Y aunque su esposo le preguntara cuál era esa mágica receta, la omega de ojos avellenas, se resistía a contarle con una sonrisa en el rostro, repitiéndose siempre lo mismo.
«Es un don de madre, Jhon»
-¿Sí, mami?-. Preguntó alegre un pequeño niño.
Niño de clara cabellera castaña y ondulada, se le notaba una piel tan suave como la mismísima seda y tan blanca como la luna llena, manchada de una constelación de estrellas negras en sus regordetes cachetes, unos ojitos miel divinos y unos labios de parentesco sabor a la fresa, por lo rosa que eran.
Un bello ángel lleno de luz y esperanza.
-Debemos ir a casa-. Susurró Claudia en el oído de su pequeño, tomándolo de las mejillas y acariciando sus pómulos rosas, sonriéndole con el cariño que sólo una madre puede transmitir.
[…]
Gritos ensordecedores, un llanto ahogado se escuchaban en aquella fría habitación.
Una vez más, no sabía diferenciar entre un sueño o la realidad.
Una vez más, recordaba. Y era lo que él más odiaba. Los recuerdos.
Los gritos y jadeos, sus movimientos en el aire intentando aferrarse a algo tan desesperadamente no se detenían, sus ojos llenos de lágrimas sin nigún temor de demostrar su debilidad en plena madrugada de Marzo lo estaban ahogando, en silencio.
Una vez más, él estaba muriendo.
Una vez más, él estaba sólo.
.
.
.—¿Estás bien, bro?–. Le preguntó su único y fiel amigo. Un alfa verdadero, él único que nunca peleó y se manchó las manos de sangre inocente para conseguir su cargo. Él, era el verdadero amigo de Stiles Stilinski.
—¿Qué? ¿Es por mi cara de mierda? ¿Fueron las ojeras lo que me delataron?–. Se defendió el castaño, rodando los ojos y frotándose con fuerza sus párpados. Intentando una vez más, arrancarse el mal recuerdo de esa madrugada.
—Sólo preguntaba–. Habló el moreno, tomándolo de los hombros–. Creí que las pesadillas... Ya se habían acabado–. Se sintió muy mal por su amigo, no era la primera vez que cubría un ataque de pánico el solo.
—¿Pesadillas? ¿De qué hablas?–.
—No te hagas el loco Stiles–. Le pico una mejilla–. Tienes pesadillas acerca de lo de-.
—Calla, no es necesaria la mención–. Gruñó cortándole el rollo.
Scott lo miró preocupado, pero le restó importancia. Su amigo podía ser muy testarudo, y no quería irritarlo más de la cuenta.
Ese día, ambos amigos se dirigían a su primer día en el internado. Ambos cursando el primer año de bachillerato.
Luego de unos minutos de tranquilo silencio—si por tranquilo era desquitarse con el pobre Roscoe con ambos cantando Wannabe de las Spice Girls y Stiles jurando que algún día sería Cantante Profesional— llegaron a las afueras de la reserva Beacon Hills.
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Instintos |O M E G A V E R S E| -P A U S A D A
Fanfic-S T E R E K- Beacon Hills, pueblo de criaturas sobrenaturales, protegido por manadas de hombres lobo, y gobernada por los alfas más fuertes de la manada Hale. Cada cierto tiempo hay un evento de cortejo por manada, si en el caso, el omega de la ma...