Pasaron un par de días antes de que Chi viese a Melibea de nuevo. Fue por la tarde, después de su entrenamiento, cuando fue a comer a la taberna y se encontró a su compañera sentada en la barra. Al verla, Melibea cogió su vaso y fue a sentarse en la mesa más alejada de la barra de forma que Chi pudo sentarse frente a Ebony sin que tuviesen que compartir el mismo espacio.
Todo el mundo había notado la repentina falta de palabras entre las dos chicas. Pero el resto del gremio sabía que era mejor no indagar donde nadie les llamaba. Era obvio, por la forma en la que no se mencionaban la una a la otra, ni se miraban, que fuese lo que fuese lo que había ocurrido, era algo grave.
Por eso, ella y sus compañeros habían pasado casi todas sus tardes juntos. Jugando a las cartas con Mael y Naeko, charlando con Ebony y Ethan, o intentando ganarse la amistad de Kobu, a pesar de que, sin saberlo, ya la había conseguido hacía tiempo.
Por las noches, subía al muro y se sentaba con el Anacreón, hablando de las cosas más triviales; como el chico había crecido viajando por las grandes ciudades de Sulbade antes de ser admitido en la Academia, o como le gustaba dejar que los guardias de su muro le viesen marcharse porque sabía lo mucho que les molestaba no poder encontrarle. Hablaban durante tanto tiempo, que hasta había terminado por revelarle su nombre.
Para Chi, esas horas que pasaban admirando la noche eran horas preciadas, ya que Kilyan era la única persona que conseguía hacerla dejar de pensar en Melibea.
En ningún otro momento del día conseguía librarse de aquellos pensamientos que la atosigaban cada minuto desde que se despertaba y a veces, hasta en sus sueños. No importaba si Kobu la estaba haciendo correr hasta desmayarse o si Rhonda la había golpeado hasta romperle los huesos... La voz de Melibea estaba allí, susurrándole que no era suficiente, susurrándole que no la quería y que jamás lo había hecho.
Chi se arrodilló al lado de la fuente de la plaza, jadeando, y se inclinó para poder meter las manos en el agua. Se mojó la cara, el cuello y los brazos, intentando bajar la temperatura de su cuerpo, que ardía bajo el sol como si hubiese hierro líquido en sus venas. Aquella mañana, Kobu le había dicho que tenía que mejorar sus tiempos.
Los alumnos de la Zona Central eran la élite de la Academia entera, tanto en intelecto como en habilidad física, por eso, una vuelta al perímetro de la ciudadela les llevaría alrededor de 20 minutos a cualquiera de ellos. A Kobu le llevaba un poco más de quince minutos y a ella le llevaba solo 7, pero al Lobo no le pareció lo suficiente.
—Eso han sido siete vueltas de seis minutos y medio... no está mal —dijo Kobu, regalándole un halago tan vago como disimulado—. ¿Por qué no haces una más?
—¿Que por qué no hago una...? —comenzó Chi, con voz desconcertada, antes de callarse. No tenía sentido intentar razonar con su compañero. La única manera de que le entrase en la cabeza que no podía correr una vuelta más era si se desmayaba en mitad de la calle.
La joven dejó escapar un suspiro agonizante, mientras reunía las pocas fuerzas que le quedaban para volver a ponerse en pie. No podía ni imaginarse el infierno que le esperaba con Rhonda después de todo aquello.
—¿Kobu? —Ethan apareció por una de las calles principales, del otro lado de la fuente, con el ceño fruncido—. ¿Qué estáis haciendo? —Chi observó al líder del gremio con confusión—. Te dije ayer que no tenías que entrenar con Kenra, que yo ya tenía una actividad preparada.
—¿Qué? —exclamó ella, volviéndose para mirar a Kobu. El Lobo sonrió de oreja a oreja, mostrando sus colmillos—. No solo no teníamos que entrenar hoy, ¿Sino que me has hecho mejorar mis tiempos?
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Academia De Bestias (ADB #1)
FantasíaAhora disponible en FISICO y con MAPA!! Su nombre es Chi y, a diferencia del resto del mundo, no posee magia. Siempre hizo todo lo posible para ser expulsada de la Academia, sin éxito. Su vida entera cambiará al ser reclutada por un Gremio y forzada...