Capítulo trece-Trust

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-Pues claro que no-dije con indiferencia-¿no puedo pensarlo simplemente?

-¿Que te pasa hoy Juls?-intervino Natalia.

-¿Por qué me tiene que pasar algo?

Me adelanté a ellos y entré a mi clase seguida por Paula la cual se fue a su nuevo asiento en silencio.

Sabía que había exagerado, pero no me gusta sentirme presionada.

Nunca me había gustado San Valentin y no empezaría a hacerlo.

Creo que lo he heredado de mi madre; cada año veía a mi padre traerle regalos cursis que ella aceptaba por no decepcionar.

Para mi la clave son los detalles, no tiene porque ser un regalo gigante; cuanto mas grande sea el regalo mas parece que te quieren, yo no lo veo asi.

Tampoco entiendo para que se celebra, me parece bien que la gente que se guste en silencio se regale una rosa anonima y todas estan cosas,pero no me gusta San Valentín en general.

-¿Ya estás pensando en mi Hastings?

-¿Quien te crees que eres?-le dije a Zac con indiferencia.

-Soy el chico por el que pronto estarás loca.

-Lo llevas claro.

-¿No te van los guapos?

-No me van los gilipollas.

11:43

Suena la puerta y la señorita Firts deja su explicación de la división molecular.

Entran tres chicas con una caja llena de rosas rojas y blancas; el rojo significa amor y el blanco amistad.

Se ponen a decir nombres y entregar rosas, nisiquiera me molesto en mirar, para mi obviamente no va a haber nada.

-Julia Hastings, de parte de...Dylan Hiders-dijo con una risita y la posó sobre mi mesa.

Entonces me sentí el mono de feria al que todos miran, sentí la sangre en mis mejillas y solo se me ocurrió mirar hacia abajo y juguetear con mis pulseras.

-¿Y ese Dylan no es un gilipollas?-susurró Zac con una mirada picara.

-Espero que esto no haya sido cosa tuya.

-Vamos,¿crees que invertiría mi tiempo en una broma tan cutre? huele a tu amiga la Barbie por todos lados.

Miré hacia atrás y la vi riendo en bajito, con cuatro rosas rojas sobre su mesa, agh, imbecil, le arrancaba la extensiones en un momento.

Por fin oí el timbre de salida, tenía demasiadas ganas de llegar a casa y dejar de ver tortolitos por cada calle.

Dentro de un par de horas llegarían mis primos y mis tíos asique teñia dos horas para hacer cualquier cosa.

-¡Julia!, Julia espera.

Me di la vuelta y vi a Fran corriendo detrás mio, lo que me faltaba.

-¿Qué te pasó esta mañana?

-Tu casa está por el otro lado.

-Vamos Juls, confía en mi.

Las últimas gotas de lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora