Uno.

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Una serie de diez Ford War Wagon fueron aparcando uno por uno en el parking exterior de la mansión. Cuando el último de ellos llegó y apagó el motor rápidamente un gran número de guardaespaldas se colocaron en doble fila delante de la puerta derecha del los asientos traseros del coche. El más cercano a el vehículo abrió la puerta.

Un hombre mayor con un traje entero negro impoluto bajó del él apoyándose en la mano de aquel guardaespaldas.

-Señor- hizo una reverencia de casi noventa grados y acto seguido beso con suavidad la mano del adulto.

La persona siguió su camino sin inmutarse por el gesto. Después de él, del coche bajó un hombre más joven con el mismo traje negro pero con una camisa blanca, desabrochada en el primer botón del cuello, que resaltaba con su pelo rubio perfectamente arreglado.
El guardaespaldas hizo el mismo gesto anterior y lo ayudo a bajar del coche.

-Señor- la misma reverencia y el mismo beso en la palma de la mano con el mismo respeto.

Seguidamente bajó un joven muchacho de pelo gris que llevaba una traje compuesto por pantalones negros y una americana roja con el logo de la marca Gucci. Aquel muchacho bajo por cuenta propia sin aceptar la mano que se le ofrecía.

-Señorito- el hombre hizo una reverencia e intentó besar la mano de aquel joven pero este rápidamente la apartó.

-Iugh, no, que asco- dicho aquello se marchó sin mirar atrás y dando grandes pasos como los modelos que él tanto admiraba.

Después bajó una chica con un vestido blanco largo de espalda abierta y ceñido a su delgada figura. Aceptó gustosa la mano del hombre.

-Señorita- la saludó alegre con su típica reverencia y beso en la mano.

-¿Que tal todo MinHo?¿Que tal la familia? ¿Que tal tu dolor de espalda? - preguntó la chica dando un pequeño apretón a la mano a la cual seguía agarrada.

-Todo muy bien señorita Kim, todo muy bien... - dijo el hombre dando pequeñas reverencias a la par que respondía.

-Me alegro mucho querido, nos vemos- soltó el agarre y siguió su camino hacia los tres hombres que la esperaban al final de la fila de guardaespaldas. Al llegar a ellos escuchó la potente voz del mayor de los cuatro:

-Hijos, hoy es un gran día, Dios así lo ha provisto, este día es una fecha de celebración, pero celebración moderada, así que pido discreción, sobre todo para ti TaeHyung- el hombre dio una rápida mirada al nombrado quien sólo rodó los ojos con fastidio.

-Padre, estas fiestas son una mierda, no puedo disimularlo- replicó el joven cruzándose de brazos con gesto enfurruñado.

-¡Kim TaeHyung! - siseó el hombre con mucho enfado contenido en la voz.

-TaeTae, hermanito hoy no hagas enfadar a padre... - la muchacha del vestido blanco acarició con suavidad los hombros de su hermano en un intento de no comenzar una pelea, no hoy.

TaeHyung miró a su hermana, la cual mantenía una ligera sonrisa y seguía acariciando sus hombros intentando conciliarle.

-De acuerdo padre, prometo comportarme, con vuestro permiso iré a buscar algo de beber para esta gran velada- se alejo de ellos a pasos apresurados mientras metía las manos en los bolsillos de su americana y hacia puños con ellas.

Desde niño había odiado ese tipo de fiestas tan pretenciosas que únicamente tenían la función de quemar billetes.

Antes las soportaba por su madre, pero ahora... Nada tenía sentido.

-Padre, ¿cuando se hará el anuncio? - el hermano mayor de los tres habló por primera vez desde que había bajado del coche.

-NamJoon, hijo mio debemos esperar un poco. Mientras pasemos al interior- el señor levantó ligeramente la mano avisando de sus movimientos a su escolta, que en un chasquear de dedos disolvió la doble fila para formar un círculo alrededor de los tres miembros que permanecían juntos.

RIPOSA IN PACE  [NAMJIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora