Mis padres Renee y Michael Brown, dos miembros de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, son muy respetados por todo el cuerpo militar, cada uno con rangos altos y con reconocimiento por parte del gobierno y el pueblo estadounidense.
Como ya dije son muy respetados y valorados por muchos, menos por mi. Mamá no estaba casi nunca en la casa, yo siempre quedaba a cargo de mi hermana Sarah, que es 4 años mayor que yo.
Mi padre, con el que no simpatizábamos ninguno de los dos, era estricto y duro la mayor parte del tiempo, la otra parte estaba brindando servicios fuera de la ciudad o del país. Era un respiro para ambos.
Mientras era un niño no me daba cuenta cuan duro era convivir con un miembro tan importante para el país, de adolescente ya no lo queria ni ver. A Sarah la venía torturando desde sus 15 años para que siga la carrera de abogado nacional, no había terminado la preparatoria y ya tenía al menos dos años pagos de la universidad. En cambio a mi me enseñó el entrenamiento militar desde los 8 años, de manera que parecía un soldadito, incluso al expresarme. No era papá, era Señor, siempre con la vista al frente y parado erguido. Pelo prolijamente cortado y con ropa de entrenamiento todos los días. Seguramente esperaba que sea Rambo, había días en que quedaba totalmente rendido y me dormía en el sofá de la sala. Dios mío, que no me encontrara así porque el castigo era correr 10 cuadras ida y vueltaa, 20 flexiones de brazos, 20 sentadillas, 20 estocadas y 20 abdominales. No, no es broma, me lo hizo unas dos veces que recuerde.
No se si hacía las cosas por respeto o por miedo, su expresión era todo el tiempo como de enfado y desafiante. Yo solo cumplía con sus exigencias, hasta que cumplí los 16 años.
Sarah ya estaba en la universidad así que yo era el blanco. Papá se jubiló despues de un ACV del que se pudo recuperar, pero no se porque a mi se me hace que se volvió más hijo de puta, quizá me culpaba a mi de su acv. No lo sé.
Una tarde volví de la preparatoria con mucho cansancio, pues había tenido entrenamiento de basquet y tenía que llegar a casa y ponerme a estudiar, se acercaban los examenes finales de mayo y me costaba mucho concentrarme. Me metí directamente a la habitación, dispuse mis libros y cuadernos de tal manera que tuviera acceso a ellos en mi escritorio y comencé a leer, a remarcar mis apuntes y a escribir en un cuaderno.
-¡¡¿¿Jayden??!! ¡Te quiero inmediatamente aquí!- gritó mi padre. Ese fué el último día que me dió una orden. 15 de mayo de 2012, recuerdo esa discusión como si fuera ayer, aunque en mi defensa... yo no queria discutir.
- ¿Por qué no estás con la ropa de entrenar?
-Tengo mucho para estudiar papá, juro que cuando comiencen las vacaciones te daré mi tiempo completo...- una fuerte bofetada impacto sobre mi rostro, al parecer se escuchó desde el recibidor, porque mamá corrió hasta mi lado.
- ¡Me hablas con respeto muchacho!
-Perdón Señor- dije con un nudo en la garganta, seguido... otra bofetada-
- Michael por favor detente- mi madre intervino-
- Este muchacho es un irrespetuoso- me agarró del brazo para ponerme frente a él, me fulminó con la mirada, pero esta vez inflé mi pecho y le devolví la mirada fría que todos estos años me enseñó-
-Disculpa si te parece que ser responsable con los estudios te resulta irrespetuoso... o que te llame papá... o que diga que voy a tener todo el verano para entrenar como un puto soldado al que desprecias con todo tu maldito ser... no soy un cadete papá... ya detente con esto!!!...
La situación fue dramática; papá me pegó una trompada en la cara y me fracturó la nariz. Mi madre me llevó al hospital y dijo que me había peleado con otros chicos. Obviamente le creyeron, pero para esto yo tenía algo más que la naríz rota... mi corazón; no quiero sonar sentimental, pero eran mis padres, se suponía que me tenían que brindar amor y cuidados... a la mierda, nunca sentí afecto por parte de ninguno de los dos. Así que durante la madrugada, ese mismo día, armé una mochila con algo de ropa, mi dinero, el que venía ahorrando durante toda mi vida y me fuí.
Compré un pasaje a San Francisco, mi apariencia no era precisamente la de un niño, así que no tuve mayores problemas por andar sólo.
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Arrástrame de la cama a la fama
Teen FictionEsta es la historia de Barbara y Jayden, unos jóvenes enamorados, aunque parece que su amor no es posible en el mundo frívolo al que pertenecen. Ella es modelo, dueña de las mejores pasarelas del mundo y él, solo un mesero que se adueñó de su coraz...