Nunca había estado tan nervioso antes como lo estaba ahora.
Su corazón parecía que iba a salirse de su boca en cualquier momento, mientras que entre sus manos apretaba la carta para Agustín.
Si, leyeron bien, una carta.
Carta en la que plasmó todos sus sentimientos hacia el chico de último curso de su colegio que, cabe recalcar, no le da ni cabida.
Pero lo lleva observando por mucho tiempo y las pocas veces que pudieron entablar una conversación se dió cuenta del bocho que tiene el pibe, y eso, le terminó por gustar más de la cuenta.Ahora, volviendo a la actualidad, estaba temblando de los nervios mientras iba en busca de Agustín por todo el colegio.
“Tal vez, no lo encuentre y no tenga que enfrentar esta situación” pensó.
Pero no, ya no podía aguantar más, además de que estaban a sólo un mes de terminar las clases y no sabía si lo volvería a ver, así que era ahora o nunca.
El vaso de sentimientos que llevaba en su interior estaba a nada de revalsar, así que cuando escuchó a uno de sus compañeros decir que el grupito de Acru estaba en la parte de atrás del colegio fumando, no dudó en empezar a caminar hasta ese sector.
Justo antes de doblar para enfrentarse a él empezó a temblar mucho más de la cuenta, su respiración empezó a agitarse, y sus piernas parecían gelatinas, así que antes de que se arrepintiera dobló para la parte trasera del colegio y lo vió ahí, tan lindo que se le trabó la respiración.¿Cómo alguien puede verse tan bien haciendo algo tan simple como fumar?
Carraspeó para hacerse notar porque nadie pareció sentir su presencia.
Al hacer ese sonido todos voltearon a verlo, conocía a la mayoría sólo de cara porque suelen juntarse con Acru.
Elevó un poco su tono de voz para sonar más confiado y habló.—Acru, ¿Puedo hablar con vos?
A lo que el nombrado respondió afirmativamente mientras sonreía de lado y le daba la última calada a su cigarrillo.
Alejándose unos pasos de su grupo, se pusieron frente a frente, y se le cerró la garganta, tomando varias respiraciones profundas estuvo a punto de tomar la palabra pero Acru habló primero, descolocandolo del todo con lo que dijo fuerte y directo.
—Me gustas.
Y antes de siquiera poder llegar a asimilar lo que le dijo empezó a ver todo negro.
Lo siguiente que supo fue que despertó en la sala de profesores y que Acru estaba sentado enfrente suyo con un semblante preocupado, mirándolo directo a los ojos.
—Boludo, casi me das un infarto.
Todavía estaba procesando lo que había pasado, y antes de preguntar, Acru respondió por él.
—Te desmayaste y te traje para acá, no te preocupes por las siguientes clases, nos dieron un pase libre hasta que te despertés y recuperes.
Ahí fue cuando recordó todo y su cara se empezó a tornar de un color bordó, la confesión que iba a hacerle fracasó aunque, esperen, recordaba haber escuchado a Agustín diciendo dos palabras antes de que su vista se nublara, pero era imposible.
Capaz que fue una alucinación por como estaba antes de desmayarse, eso debe ser, concluyó.“¿La confesión? ¡LA CARTA!”
Se dijo mentalmente mientras se sentaba de golpe y empezaba a mirar para todos lados.
—Si estás buscando algo debe ser esto, tomá.
Habló Acru sacando la carta de su bolsillo y extendiéndola hacia él.
Si estaba bordó ahora cree que está peor que su amigo Mauro cuando se pone a hablar súper emocionado de algo sin siquiera respirar.
Tomó la carta como pudo, sin saber ni tener la fuerza para preguntarle si la había leído.—Como sea, dijeron que te desmayaste porque estabas muy estresado, ¿Qué es tan malo que terminaste así?
Aclarandose la garganta, logró responder sin trabarse.
—Uhm, nada importante, una boludes.
Acru entrecerró los ojos mientras contestaba.
—Entonces, ¿Yo no soy importante? Porque tu carta decía lo contrario.
Ahora si, sentía que iba a explotar de lo rojo que estaba, y es que, ¡La había leído!
—La leíste. —dijo afirmando.
—Claro que la leí, decía "Para: Acru" y, a no ser que haya otro Acru por acá, supongo que es para mi, además de que era eso de lo que me ibas a hablar antes de colapsar arriba mío, ¿Verdad?
—¿Arriba tuyo?
—¿Quién pensas que te trajo?
—Ay Dios, no.
—Mhm, al estilo princesa cabe recalcar.
—Oh no.
—Oh si, me abrazabas tan fuerte que sentía que me ibas a ahorcar, tambien dijiste mi nombre más de una vez.
—¡Basta! —Exclamó mientras se cubría la cara con sus dos manos.
—Wacho, es increíble lo tierno y hermoso que sos.
Dani se asomó entre sus manos cuando escuchó decir eso a Acru, y Acru volvió a hablar.
—¡Dios! ¡Basta! Me dan ganas de agarrarte la cara y comerte a besos.
—¿Y por qué no lo haces? —habló Dani sacando fuerzas de quién sabe donde para decir eso, su cara estaba apunto de estallar.
Acru quedó un poco sorprendido por sus palabras, pero cuando lo asimiló, corrió las manos de Dani y las reemplazó con la suyas, colocándolas en ambas mejillas, acercándose hasta que sus respiraciones se empezaron a mezclar entre sí.
—Con gusto. —Fue lo último que dijo antes de hundirse en sus labios.
Lo estaba besando de una forma tan suave que Dani sintió que estaba flotando en un mar de sentimientos, su corazón iba a mil, no lo podía creer.
Y, la verdad, ninguno de los dos sabían a dónde iban con todo esto, pero las vueltas de la vida y el destino son así, uno no sabe como van a terminar las cosas hasta que no se arriesga y lo da todo.
~🔮.

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Confession《danixacru》
Short StoryEl que se confiesa siempre es el primero en perderlo todo. Aunque, a veces, hay excepciones.