—¡Papá! —alcance a gritar desde el pórtico de mi casa, mientras papá estaba subiendo al auto para ir a trabajar.
El reloj marcaba las siete de la mañana. El sol comenzaba a salir por el horizonte. Era temprano, pero no tan temprano comparado al horario en que yo salía a trabajar todas las mañanas.
—¿Hija? Vamos adentro. Hace mucho frío —dijo bajando del coche y señalando el interior de la casa.
Y era cierto. Me estaba congelando. Sólo llevaba unos shorts de pijama y una camiseta vieja, además de unas medias. En la mitad de la noche me había despertado para ponerme otra cosa, ya que era incómodo dormir con el vestido de noche.
Y ahora a las siete, desperté al momento que oí el ruido de la puerta cerrarse. Había pensado colocar una alarma, pero estaba tan cansada que lo olvidé, y no me había despertado para tomar el autobús e ir a trabajar. Así que lo mejor era que papá me llevara.
Cuando entramos a la casa, estaba más aliviada por el frío. Adentro era acogedor. Mientras que papá me observó sorprendido. Y no solamente por el maquillaje que seguía llevando de la noche anterior, y que hoy me hacía parecer un mapache.
—¿Pensé que estabas trabajando hija? No te oí llegar anoche.
—Gloria me dio la mañana libre.
—Bien, pero ¿qué haces despierta a esta hora? Deberías descansar.
—Pensaba ayudar a Gloria con algunas cosas ¿Podrías llevarme?
—Tu jefa te dio el día libre e irás igual ¡Te encanta ese lugar hija! Claro que te llevaré. —Pero su expresión cambió rotundamente, y se mostró serio— Pero antes quiero hablar contigo.
Eso nunca es bueno.
Solo asentí mientras me ponía una bata y lo dejaba continuar con el suspenso.
—Discutiste con tu hermana?
—¿Qué? ¿Cómo lo sabes? Y no me vengas con lo del pajarito.
—Tu hermanae escribió a las tres de la mañana. Leí el mensaje cuando desperté. Quería saber si seguías molesta. Entonces ¿Discutieron?
—Bueno, si. Pero quiero remediarlo ¿Puedes decirle que venga?
—Hija, ¡madura! Tienes que decírselo tú. Ya están grandes para resolver sus problemas sin que papá esté de por medio. Además estuvo preocupada toda la noche. Esta sola. Oliver se fue.
—¡¿Oliver se fue?! —Mi corazón se detuvo. Oliver había dejado a mi hermana y seguramente se debía a la magia del cupcake. Me costaba respirar.
—Si. Creo que ayer en la tarde.
—¿Y porque no me lo dijo? ¿Por qué nadie me dijo nada?
—No lo sé. Lo único que sé es que se fue a New York —comentó sin siquiera darle importancia. Sin una pizca de emoción. Ni a papá ni a mi nos simpatizaba Oliver, pero esta indiferencia que estaba mostrando cuando el esposo de mi hermana la había dejado me irritaba.
—¿Puedes llevarme a la casa de Wendy?
—Esta bien. Pero primero cámbiate de ropa. Abrígate.
Corrí a mi cuarto, y me vestí con unos jeans, una camiseta roja, zapatillas, una bufanda y un suéter marrón. Rápidamente me sale el rostro, sin mucho efecto, y salí de casa con un salto.
En el trayecto del pórtico al coche de papá, casi resbaló a causa de la escarcha del suelo. Pero no me importaba. Wendy necesitaba Consuelo.
Subí al coche, y mientras esperaba impaciente a que papá empezara a conducir, él se tomó el tiempo lentamente de encontrar una estación de radio que le satisfaga. Finalmente la encontró -aunque a mi no me gustara la música - y comenzamos el recorrido.
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Quiero Que Me Quieran [CL #1]
Literatura FemininaPrimer libro de la saga Crazy Lovers - Historias Independientes // Nuevos capítulos todos los viernes. 7 Cupcakes fueron repartidos en la ciudad de Chicago. 7 personas quedaron bajo un hechizo. 1 chica "Irresistible" con ganas de amar y ser amada. ...