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Estábamos tres personas adultas disfrutando de una noche dónde el invitado principal fue la lujuria y el deseo; ahí no hubo amor simplemente el calor de nuestros cuerpos nos fue dirigiendo por los caminos de la lascivia.

Sin sospechar, Raúl el esposo de Erin se enteró de nuestro secreto y yo no lo podía creer; salí de la casa con mi mente llena de ideas y pensamientos que no eran para nada positivos, no quería que Raúl le hiciera algo a la mujer que amo, pero tampoco podía quedarme ahí porque podría ser peor, estaba en una encrucijada que me volvía loco.

Llegué a mi departamento con la necesidad de mandarle un mensaje a Erin y saber cómo estaba, que pasaba, pero mi subconsciente me dijo que no que la metería en más problemas y era mejor dejar que la corriente siga y se calme para después solucionar.

Esa noche me fui a mi cama con sentimientos encontrados. Por un lado, mi cuerpo estaba extasiado por ver a Erin comportarse de esa manera tan asombrosa, tan lujuriosa. Ver esas muecas de placer provocadas por dos hombres que solo se desvivían por ella, era su noche. Y por otro lado mi mente era un nudo, un sinfín de preguntas sin responder. ¿Qué pasará con Erin? ¿Le hará daño Raúl? ¿Por qué no me quedé? ¿Y la relación que sosteníamos ella y yo? ¿La volveré a ver?
Todos esos pensamientos chocaron en mi cabeza como la lluvia al golpear el pavimento y no me dejaban conciliar el sueño, pero estaba seguro que ella estaba bien y quizá tomaríamos un tiempo (otra vez) para seguir con lo nuestro, no sé ya veríamos que pasaba con el paso del tiempo.

Ha transcurrido un mes desde la última vez que vi a Erin ni un sólo mensaje he recibido de su parte indicando si está bien o no, tan solo quiero y necesito información sobre ella, la amo tanto y no la quiero perder no se puede ir así después de todo lo que hemos pasado. Las noches de pasión, las experiencias nuevas compartidas, los regalos, los detalles, las caricias eso no se puede ir sin antes tratar de repararlo. Yo tampoco le he mandado mensaje porque no quiero ser imprudente o incluso ya no tiene el teléfono no sé. Estoy desesperado, es menester saber de ella.

Me preparo para irme a trabajar, mientras escucho "Far Away" de Nickelback que, casualidad, la letra encaja perfecto en cómo me siento. Me voy poniendo una camisa color azul cielo cuando suena el interfon de mi departamento y mi corazón se acelera. ¿Erin? Digo en mi cabeza.

- ¿Sí? - digo lo más calmado posible. Si no era ella no quería verme mal.

- Hola. Vengo de parte de Erin, creo que la conoces bien.

Nunca había escuchado esa voz en mi vida, pero si venía por parte de Erin quería decir que tenía noticias ya sean buenas o malas.

- En un momento bajo. - me abotoné la camisa, me puse zapatos y bajé los 2 pisos que separan mi departamento de la entrada del edificio.

Llegué a la planta baja y a través de la puerta de cristal se veía una figura femenina con una gabardina negra que sostenía en sus manos un celular. Abrí la puerta y vi a la mujer. Cabello castaño lacio que llegaba un poco más abajo de los hombros, piel apiñonada, ojos grandes de color café (muy bonitos, a decir verdad)

- Hola Farid, me llamo Liliana - estiró su brazo para darme la mano y saludarme.

- Hola. - respondí el saludo. - Ven pasa, vamos arriba.

Llegamos a mi departamento, nos dirigimos a la sala y le digo a Liliana que tome asiento, me ofrezco a darle un café o algo de beber en esta mañana, pero declina la petición.

- ¿Y bien? Me dijiste que venías de parte de Erin.

- Sí, antes de continuar me presento. Como ya te dije me llamo Liliana, soy la mejor amiga de Erin. Llevamos toda la vida prácticamente conociéndonos. Sé quién eres tú y lo que tienes o tenías con ella. Por cierto Farid, que manera tuya de dejar a alguien entrar a tu casa ¿no? Imagínate que yo fuera una sicaria que mandó alguien a hacer daño.

- Tienes razón fue muy ingenuo de mi parte. - me gusta la naturalidad con la que habla, amistosa y parece que es de esas personas que no les cuesta hacer amistades.

- Se ve que el decir que venía de parte de Erin te hizo perder el raciocinio. Te tiene loco esa mujer, lo entiendo. Es inteligente, preparada, trabajadora, independiente, guapa.

- Sí, tiene más adjetivos que los que dijiste Liliana - estoy nervioso y sorprendido porque ella no viene a juzgar y sobre todo trata de aligerar el ambiente. Increíble

- Bueno a lo que venía que seguramente estas ansioso. Erin está bien ¿ok? Me mandó para decirte que no te preocupes por ella, que las cosas que ustedes dos tienen no se perdieron sólo que tiene que luchar una batalla interna y por eso está alejada de ti.

- ¿Sabes que pasó esa noche? Ya sabes qué noche. - pregunté sintiendo el corazón acelerado.

- ¿La noche donde Raúl los descubrió? - un pequeño esbozo de sonrisa se dibujó en sus labios.

- Sí

- Te fuiste y, como era de esperarse, ellos se quedaron peleando. Si lo que te preocupaba era si Raúl le hizo daño, no tienes nada que temer no pasó nada peligroso. Me contó Erin que le reclamo como se fueron años de matrimonio, y le pidió el divorcio; ella se quedó con la casa y él no sé dónde estará. - dijo esto viéndome directo a los ojos, mientras se daba de palmadas en su muslo.

- Estoy sorprendido que ella me tenga en estos momentos en su mente, después de este trago tan amargo que supone un divorcio.

- ¡La tienes loca hombre! Si te preguntas porque no vengo en tono juzgador es por la simple razón que yo apoyo a mi amiga, si le era infiel a su esposo, pero yo también lo he sido, a novios claro que no es un compromiso tan grande como un matrimonio, pero me estoy desviando del tema. El punto es ese; Erin está bien y pronto hablará contigo.

- Que alegría me da Liliana de verdad estaba desesperado por saber de ella. Esperaré ansioso su mensaje. Erin es una mujer muy fuerte

- Claro que lo es - suspiró - su más reciente aborto me lo demostró aún más

- ¿Qué? ¿Aborto? - mi mirada estaba fijada en los ojos de ella.

- Creo que mejor me voy, solo quería pasar el recado - dijo Liliana nerviosa agarrándose el cabello y poniéndose de pie del sillón

- Ya lo dijiste, cuéntame. Creo que tengo derecho de saber

- Erin abortó. No sabía si tú serías el papá o Raúl, por eso lo hizo. No preguntes más, me voy hasta luego Farid.

Acompañé a esa mujer hasta la salida y cuando cerré la puerta y subí a mi departamento me quedé en blanco. Me sentía bien porque Erin estaba bien, pero por otro lado me sentía mal y decepcionado que no me haya dicho. ¿Y si el hijo era mío? ¡Yo me haría responsable! Eso lo sé muy bien. Esto lo tendría que hablar con ella, no ahora que seguramente pasa por momentos difíciles, pero tengo que saber porque abortó. Quiero tener hijos y quiero que ella sea la madre, lo tiene que saber.

Peligrosa Falsedad (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora