Nido de Hierro

Juntos...

Siempre le había gustado.

La primera vez que se vieron, este le salvo de recibir un fuerte golpe.

Algo que al inicio le molesto, pero en el fondo sabía que eso le había gustado.

Por su trabajo estaba más que acostumbrado a recibir golpes, sin que nadie se preocupara.

Pero aun en ese estado, este le miro con una cálida sonrisa y le pregunto si estaba bien.

El solo hizo una estúpida broma antes de disparar otra flecha.

Por suerte pudo distraerse antes de sonrojarse por completo.

Lamentablemente alguien se había enterado de ese suceso.

Cierto dios asgardiano, que ahora vivía en la torre, y que forzado por Thor debía pedir disculpa a todos.

Loki, el prometido/ hermano, de Thor, decidió "ayudarle" en compensación por el daño.

Para ello eligió forzar una cita con el hombre verde.

Tony quien se enteró de ello, decidió hacerlo también.

Estaba seguro que era más por diversión que por ayudarlo.

Aunque estaba fastidiado por ello, debía admitir que entre ellos dos lograron ayudarle a acercarse a este.

Había podido desayunar con él, ayudarlo con sus experimentos, e incluso dormir junto al científico en el sofá.

Sentía su corazón estallar de felicidad.

Hasta que toda su burbuja termino.

Una noche mientras todos cenaban, Bruce y Nat decidieron anunciar su noviazgo.

El sonrió con alegría, aunque su corazón estaba roto.

Amaba demasiado a Bruce, pero amaba aún más a Nat, y si eso la hacía feliz el callaría todo.

Lamentablemente alguien no estaba dispuesto a callar.

Y él tuvo que sacar a Tony hasta su taller, donde el genio comenzó a golpear un saco de box en ese lugar.

-cálmate Tony-

-él no puede hacer eso...tu... ¿cómo estás? -

-ella es feliz, así que...-

Tony solo golpeo una vez más el saco, y después le abrazo.

Fue ese el inicio de una amistad más profunda.

Una en la cual cada uno hacia sus cosas, pero al final del día hablaban tonterías y bromeaban.

Por lo general se reunían en el taller de Tony, el preparaba café y traía donas, mientras el genio ponía música y bailaba sobre las mesas o lo molestaba con bromas, que, para otros, serian incomodas.

Pero este era totalmente su estilo.

Él se sentía...bueno el...podía ser el mismo y bromear y gritar.

Junto a Tony él podía ser Clint.

No un espía, no un vengador.

Solo un idiota junto a otro idiota.

Aquello era tan malditamente genial, que ni él lo podía creer.

Tenía un mejor amigo...

Quizás hasta más...

Un hermano.

Uno que lamentablemente también era humano y que también sufría por amor.

El amor del líder de equipo, Steve.