Demasiado Cerca.

244 21 3
                                    

En dos segundos más la lluvia se convirtió en un diluvio. Caía tan fuerte y tan desmesuradamente que formaba una cortina que apenas dejaba ver unos metros. Ambos jóvenes corrían cubriéndose la cabeza con las manos como si eso evitara que la lluvia los empapara. Renji iba delante guiando el camino y detrás muy cerca lo seguía la muchacha de corta estatura que aceleraba sus pasos al máximo para poder mantenerse al ritmo de sus largas zancadas.

"Maldito gigai" insultaba internamente "Ni siquiera puedo usar mi shumpo, es más, creo que esto ni siquiera puede llamarse correr. Y además estoy calada hasta los huesos."

- Llegamos.- dijo Renji empujando un par de puertas dobles que los guiaban al interior de un antiguo edificio.- Mi piso está en el quinto, y por supuesto, el ascensor no funciona. Lo siento, pero deberemos subir por escalera.- se disculpó mientras le indicaba el camino.

Rukia resopló pero no dijo una palabra. Había olvidado que llevar el gigai era cansador, ni mencionar el hecho que la limitaba en todas sus habilidades.

Escalón tras escalón en absoluto silencio, sólo se podía escuchar el chapoteo de las zapatillas llenas de agua de la shinigami que ahora estaba demasiado cabreada.

- Aquí es.- dijo Renji cuando paró frente a una puerta y se estiró para extraer la llave escondida en lo alto del marco de la entrada.- No es mucho, pero es mío… Lo siento si está desordenado.- comentó mientras entraba al lugar y le dejaba pasar a su acompañante.

Rukia entró con algo de timidez, este era su lugar, era parte de él, en el cual había vivido su vida lejos de ella.

- Ponte cómoda, iré por unas toallas.

El lugar no era grande pero era agradable. A la derecha se encontraba la cocina donde también había una pequeña mesa rectangular con cuatro sillas todo de al parecer madera, igual que el amueblado la de cocina con sus armarios y cajones. Mas allá había una puerta por la cual había desaparecido Renji, debía ser la habitación. La pared opuesta a la puerta de entrada estaba cubierta casi completamente por un gran ventanal que daba a un angosto balcón. Y sobre la pared izquierda colgaba una gran televisión enfrentado por un único sofá de tres cuerpos de cuero blanco. Frente a él una pequeña mesa cuadrada, típica de él país, estaba rodeada de grandes almohadones.

El joven humano volvió a aparecer con un par de toallas enormes y le extendió una a la muchacha.

- Estás mojada hasta los huesos. Deberías quitarte esa ropa húmeda o puedes resfriarte. Por aquí está el baño, si quieres puedes darte una ducha caliente mientras yo busco algo que puedas usar hasta que tu ropa se seque.- le ofreció.

Rukia lo miró algo desconfiada, pero no era tan mala idea, ahora que había dejado de correr comenzó a temblar de frío y quitarse esa ropa mojada que se adhería incómodamente a su cuerpo sería un alivio, pues solo le brindaba frío, así que decidió acceder.

Sin decir palabra pasó junto a Renji y se encontró en un pequeño pasillo con dos puertas. Una, a su derecha, estaba abierta y mostraba la habitación del muchacho, y la otra, frente a ella, debía ser el baño.

Con cautela la abrió y echo una mirada dentro, cuando localizó el interruptor de la luz la encendió y mientras cerraba la puerta lentamente pudo ver cómo Renji se quitaba la camiseta y dejaba expuesta su ancha espalda.

Sola en el baño cerró los ojos con fuerza tratando de quitarse la imagen grabada en su retina. "¿Qué demonios me pasa? Me siento como una chiquilla. Acaso, ¿este maldito gigai tiene las hormonas de la edad que representa? Definitivamente me siento como una adolescente. Si esto es culpa de Urahara y sus experimentos voy a darle una paliza de la que no va a olvidarse." Dio un largo y profundo suspiro cerrando nuevamente los ojos "Esto no puede vencer mi voluntad, soy una Kuchiki" se reafirmó a sí misma. Tal vez el baño ayude.

El Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora