Domingo, 17 de agosto 2014.
Mi recuerdo más agridulce:
¿Sabes? Aún no sé porque te sigo escribiendo estas cartas. Sé que nunca las leerás. Aunque de cierto modo me siento bien y mal cuando las escribo. A cada frase, una lágrima. Y así, hasta que acabo de escribirla. Sinceramente ya debería superarlo. Digo, te has ido hace meses. Sin embargo, mi corazón aún se acelera cada vez alguien pronuncia tu nombre. Claramente, podrás imaginar que no lo pronuncian para decir cosas buenas. Entiendo porque lo hacen. Debe de ser duro para ellos el verme sufrir por ti, que has roto mí ya destrozado corazón.
Pero no te culpo, no. Todo ha sido mi culpa de cierto modo. Yo fui quien dejó que me amaras y prometieras tantas cosas. Quizá debí alejarme a tiempo, ¿pero cómo? El pensar en estar lejos de ti se sentía como un hierro caliente perforando mi pecho. Y no es como si conociese la sensación, pero supongo que se asemeja al dolor que me producía y produce cada segundo de tu ausencia.
Miles de preguntas a diario flotan en mi mente, ¿habrá sentido realmente todo lo que decía? ¿Pensará en mí como yo le pienso? ¿Será feliz? Muchas son las interrogantes y cero las respuestas.
Cuando te fuiste, y dejaste aquellas palabras flotando en el aire; "No soy quien crees que soy. Te he mentido. Realmente lo siento.", creí que en ese momento nada importaría ya. Que mi mente me permitiría tener un respiro de ti, pero creo que en eso también me he equivocado. Por qué, ¿sabes? Cada vez que siento ese dolor en el pecho, y las lágrimas comienzan a correr por mi rostro, sé que mis sentimientos fueron reales. TÚ fuiste real, de alguna forma. Y me pertenencias. A mí, la persona más patética que jamás haya conocido alguien.
Siempre tuve sospechas. Detrás de ti siempre hubo un halo de misterios, cosas que no encajaban, y otras tantas que harían dudar hasta la persona más confiada del mundo. Pero no podía hacerle caso a mis presentimientos. Siempre he dudado hasta de mi propia sombra. Y tampoco podía hacerle caso a mis sospechas, porque me hiciste sentir especial, me hiciste creer en mí y en lo que valgo, pero quizá no tuviste en cuenta que al irte, todas mis defensas serían barridas con un solo soplido.
Un día me dijiste "Si te vieras con mis ojos también te enamorarías.". Creí que eso era lo más hermoso que alguien podría decirle a otra persona, pero hace poco me he puesto a pensar en eso. ¿Con qué ojos me veías tú? ¿De qué forma me veías realmente tú? Tus ojos, esos ojos que yo amaba no eran tus ojos. Y tu sonrisa, no era tuya. Y tú no era tú. Eras alguien más. Alguien que no le importó jugar con los sentimientos de alguien tan dañado como yo. Aún así, sé que no fue tu culpa. Al menos no del todo. Se fue de tus manos la mentira. Solo querías sentir el amor de otra persona. Querías sentirte, y hacer sentir especial a alguien. Y eso hubiese sido muy noble, si no hubiese sido de esa forma.
A veces me preguntan si hubiese preferido vivir engañado en lugar de haber descubierto la mentira. Odio las mentiras, todo el mundo lo sabe. Pero creo que fuiste la mejor mentira de todas. Y si todo volviese a comenzar, creo que caería en ese juego. Me hiciste más fuerte, aunque ahora no lo parezca.
Aunque esta será la forma de despedirme oficialmente de ti, del dolor que me provoca tu recuerdo... Me hiciste bien, me hiciste mal, y ahora me haces querer intentar darme una oportunidad.
"El dolor reclama ser sentido" Y créeme que lo siento cada día, pero ya es momento de dejarlo partir. Siempre serás mi recuerdo más hermoso, y amargo de todos. Siempre te amaré, aunque duela tanto. Y aunque no merezcas que te ame.
PD: Todos siempre recibimos lo que merecemos. Y yo, tanto como tú, merecemos un nuevo comienzo.
Con amor, X.