Juliana se sentó en el departamento semi vacío, la ventana que daba hacia una calle transitada se iluminaba lentamente por las luces de los automóviles, apenas una cama matrimonial, un armario y una mesa pequeña con una silla, era bastante frío, en ese momento del año la lluvia inundaba las calles y dejaba ver una gotera que caía justo a la mitad del lugar. Se quitó los zapatos, se sobó los pies, se quitó las medias y cuando apenas iba a retirarse el uniforme de mesera alguien golpeo la puerta. Suspiró, se encaminó cansada, apenas quitó el seguro cuando un hombre se había adentrado al lugar.
-¿Qué vas a hacer con lo que te dije?- preguntó un hombre de complexión delgada, piel morena y tatuajes que le rodeaban los brazos.
-Ya te dije que no quiero tener nada que ver con el chino.
El hombre, mejor conocido como alacrán se había ganado fama en la zona por conducir un negocio bastante favorable dentro del cartel, y "El chino valdés" era el líder de ese cartel.
-Ya te dije Julianita, el Chino no toma un "no" como respuesta.
-Dile que si quiere contactarse conmigo, con tanta urgencia, debería venir aquí y hablar conmigo en persona.
El alacrán dejó pasar su mirada por todo el lugar. -Ay chamaca, parece que a ti lo que te pasa es que te gusta la mala vida, ¿ya viste esto? tú podrías estar viviendo en un palacio, en cualquier lugar de la ciudad, en un departamento enorme.
Juliana rodó los ojos.
-A mi no me importan esas cosas, además todo viene del dinero sucio del cartel, al final todos van a terminar muertos.
El hombre se giró molesto, sacó una pistola de su pantalón y le apuntó a Juliana en la cabeza, ella ni se inmutó.
-Si no fueras hija de quien eres hija, estarías muerta.
-Lastima que lo soy- suspiró ella abriendo la puerta para dejar salir al hombre, este no le dedicó otra mirada antes de salir del lugar.
Valentina se acomodaba desesperada en su cama, le dolían los brazos, le dolían las manos, le dolía todo el cuerpo pero sabía que tenía más que ver con la tristeza que traía adentro, se sentía sola casi todo el tiempo, odiaba su vida. Esa era la verdad. Era una huérfana de 22 años que lloraba por los rincones y que había dejado de sentirse amada el día en que sus padres habían desaparecido del panorama, sí, existía Eva y estaba Guillermo, sus hermanos, incluso Lucía, la viuda de su padre eran personas en el panorama que nunca la dejaban encontrarse con sus pensamientos autodestructivos. Se sentó en la cama, tomó el celular de la mesita de noche y comenzó a marcar un número, el de Lucho, el novio al que no amaba, al que buscaba cuando necesitaba desesperadamente sentir algo más que el vacío, la verdad es que Valentina Carvajal estaba destruida.
Juliana, respiraba lento envuelta en las sabanas, estaba durmiendo, soñando casi con su madre, Lupe, a quien había dejado en San Antonio después de una discusión furtiva sobre por qué participar en el cartel de su padre, podría potencialmente matarla, ella tenía 18 años, no sabía aún muchas cosas, no entendía otras, no comprendía a veces como su madre estaba siempre dispuesta dejarlo todo por un hombre que no la respetaba, por un asesino, por un señor al que ni siquiera podría llamar padre. Se rumoraba que el chino la odiaba, que la odiaba por no ser un hombre, que dentro de su alma la protegía con la intención de convertirla en el hombre que él tanto deseaba, darle esa fortaleza de macho que Juliana tanto despreciaba. Ahora estaba sola inmersa en una ciudad extraña, levantándose a las cinco de la mañana todos los días para trabajar en un restaurante de ricos.N/A: ¿Qué piensan? Dejen sus comentarios y propuestas acá abajo.
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No sin mí (Juliantina)
FanfictionEn donde Valentina entra a una cafetería, conoce a Juliana, le cambia la vida.