La belleza que Italia traía a los ojos curiosos y llenos de emoción del nuevo sacerdote era digno de un niño pequeño a quién llevaban a un parque de diversiones recién llegado. Había estado tan ansioso las primeras noches cuando le dijeron que el fin de semana partiría a Italia para servir en el famoso Duomo de Milán, había investigado mucho con respecto a esa construcción y se sorprendió enormemente al saber que su creación había durado cinco siglos, todo el aspecto era de un edificio gótico; alzándose como un enorme castillo con múltiples torres y una enorme puerta doble de un pesado roble. El sólo hecho de pensar que estaría en aquel enorme lugar le llenaba de una dicha que le hacía latir el corazón con fuerza.
Su vuelo había aterrizado hace mucho ya y ahora se encontraba en un autobus rumbo a su próximo destino que era esa iglesia, ya no se encontraba tan nervioso, el Duomo de Milán junto con otras iglesias conocidas del país también era vistas como el lugar donde iban las personas como él ¿Qué tipo de persona podía ser un sacerdote? En éste mundo existen cosas que la mayoría de humanos no pueden ver, cosas malas, y cosas buenas. Algunos dirán que son alucinaciones, otros que son sugestiones de la mente, pero lo que es seguro es que la Tierra es el Limbo de ambos mundos ¿Ambos mundos? Se preguntan, hablando del Cielo y del Infierno claro esta. En éste limbo donde conviven los mortales, hay personas que nacieron dotados de un Don que solamente Dios podía darles, a estas personas, se las llama "Poseedoras de Milagros", seres con la capacidad de poder ver el alma de las personas, ellos veían tu alma y veían tus verdaderas intenciones, te juzgaran si es necesario, ellos son puros pueden hacerlo, tienen la gracia del Señor sobre sus ojos que ven más allá de las apariencias. Pero no es todo lo que estos chicos jóvenes de corazón, mente y cuerpo puro pueden ver y hacer, ellos también, pueden ver a esas criaturas nacidas del rencor, la avaricia, la envidia, la codicia, la venganza, la ira, el enojo, los desamores, las pasiones prohibidas. Ellos pueden ver demonios, y es su deber mantener lejos a esos seres llenos de lujuria fuera de los corazones de los hombres, por eso imparten la palabra de Dios donde sea que van, guiándolos a un camino de bondad, amor por el prójimo, solidaridad, honestidad. Es su deber como guardianes enviados por el Señor evitar que toda la humanidad caiga ante la tentación de lo pecaminoso, de lo promiscuo, de lo malo.
Noriaki Kakyoin era un joven sacerdote de no más de 20 años, había alcanzado su madurez siendo puro en cuerpo, corazón y mente lo que lo convirtió en un poseedor de Milagros, aquello fue furor en el pequeño pueblo donde vivió toda su vida. Un poseedor de Milagros con una belleza como la que él tenía, un chico hermoso, que enamoraba con cada una de sus sonrisas, tímido y dedicado a su trabajo, así hablaban las buenas lenguas a sus espaldas, hacía sentir a su pueblo y su gente orgullosos. Cierto día, tuvo que marcharse, necesitaban de su presencia en otro lado, donde el peligro acechaba día y noche sin importar la hora, ni la victima. Noriaki tuvo que aprender un nuevo idioma, después de todo él era japones, iría a Italia, a Europa ¡Al otro lado del mundo! Aquello era una oportunidad que no podía dejar pasar, ayudar a otros gracias al Don que poseía desde que nació. Él siempre fue considerado un chico hermoso de alma, con cabellos rojos, ojos de un extrañisimo color amatista, labios rosáceos, y un cuerpo infartante para ambos sexos, era dotado de todos lados, solían decir quienes lo conocían mientras sonreía y no paraban de mirar la belleza que rebosaba en cada paso que daba, aún así, Noriaki nunca mostró interés en relacionarse con alguien, más bien siempre fue devoto por y para Dios, siempre iba a la iglesia los domingos, ayudaba a los necesitados y era amado por todos, odiado por algunos pocos y envidiado de buena forma por la gran mayoría. Al dejar su pueblo, dejo una parte de su corazón allí que volvería reconstruir cuando pisara las tierras italianas rebosantes de color, carisma, olores y sabores nuevos para sus sentidos tranquilos de japones.
El bus se detuvo justo enfrente del enorme castillo estilo gótico, abrazo fuertemente contra su pecho la biblia que evitaba que los latidos de su corazón no le aturdieran los oídos, acaricio la cruz de plata obsequiada por su difunto abuelo, la beso y sonrió enormemente encontrándose ahora atrapado en una multitud de gente que ya sabía quién era, como lucía y que venía a hacer en ese nuevo terreno, escuchaba que lo llamaban "Rosa" ¿Por qué aquello?
-Bienvenido Noriaki, bienvenido seas a Italia-
De entre tanto tumulto de gente salió aquella voz grave, unos cabellos platinados se dejaron ver y todos le dejaron lugar para que pase, ante Noriaki se alzaba un hombre de exuberante belleza, sus ojos yacían verdes, un verde lechoso, brillante y su sonrisa acompañaba el gesto de extender la mano hacía el recién llegado.
-U-usted...- las palabras temblaron en su boca.
-Si, soy yo, "El Guardián de Dios", Caesar Anthonio Zeppeli- hizo una leve reverencia mientras el basto plateado relucía en su mano derecha, si, él que fue "besado" por Dios no necesitaba ojos para ver, sólo ver el alma, y el alma de Noriaki era hermosa, blanca como la pureza de una virgen, con tintes de rosa en ella, signo de que su alma seguía siendo bondadosa como la de un niño.
Noriaki se sintió especial, ser recibido por semejante persona tan importante, hizo una reverencia y se quedó ahí hasta que escucho "Puede erguirte, hijo" lo hizo e inmediatamente fue tomado de la mano, guiado por aquel ángel caído hacía el interior de la enorme iglesia, quedándose boquiabierto, era mejor que en los libros e imágenes; los enormes pilares de tierra caliza y piedras preciosas procesadas en bruto con el material daban un aspecto majestuoso, brillante, los cuadros y pinturas de los santos decorando las paredes de grandes metros de altura, la madera de roble lustradas y brillante, los pisos pulcros con baldosas texturadas, daba la tentación de estar caminando en la casa de Dios, literalmente.
-A partir de ahora, éste es tu hogar, siéntete libre de hablar conmigo cuando quieras si necesitas algo, o si estas perdido, hemos esperado mucho por ti "bella rosa"- dicho aquello, de su mano floreció una hermosa flor de pétalos rojos sangre, espinas negras al igual que su tallo, delicada, pero letal, así sintió Noriaki que Caesar lo presentía. La rosa fue entregada en las delicadas manos, las espinas no lastimaban, era su apariencia solamente, y así, fue besado castamente en los nudillos por aquel hermoso hombre, el cuál una vez hecho su labor, se retiro silbando, con una enorme sonrisa.
***
Cambie varias cosas, lo haré a mi estilo, tampoco quiero hacerlo tan real porque no se mucho sobre Italia así que se omitirán muchos detalles claro esta, pero aún así, disfruten esto. No se busca ofender a ningún católico, creyente o lo que sea, esto se me ocurrió de puro imaginarme nomas cosas mías.
Atte: Eris.
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Corazones en el Limbo
FantasyNoriaki Kakyoin, un joven sacerdote nacido en un pueblo pequeño es trasladado a Italia luego de que se le reconoció como un "poseedor de milagros" por su capacidad especial, que es poder ver el alma de las personas y también... Detectar demonios. ...