soıɔıɟǝuǝq

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donde yoongi y jungkook son amigos con derechos, pero las cosas no están saliendo como deberían.

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O9O219

cuando comenzaron con todo eso, acordaron una sola regla…

—queda… ah… terminantemente prohibido… si... jungkook ngh-… enamorarse…

enamorarse solo complicaría las cosas, por eso ponían todo su empeño en, las contadas veces que sentían un atisbo de sentimiento más allá de la amistad…

—ngh… oh mierda jungkook…

… bueno, acostarse.

al principio fue bastante sencillo, cuando jungkook aún iba y venía de busan a daegu, y yoongi estaba más concentrado en sus estudios que otra cosa.

sexo cada tanto, sin sentimientos ni
compromisos. todo marchaba de maravilla.

el problema comenzó cuando jungkook se instaló definitivamente en el departamento de yoongi.

si bien, en realidad, al principio las cosas seguían teniendo la misma cantidad de sentimientos (es decir, nada.) pero con más frecuencia (todos los días, al menos dos veces.), pronto todo comenzó a cambiar.

es decir, mientras las visitas de jungkook eran esporádicas, lo único que hacían era acostarse y, al
finalizar, el castaño solía irse.

al vivir juntos, yoongi comenzó a notar otras cosas. como lo increíblemente pacífico que se veía jungkook al dormir, o lo adorable (¿adorable? ¿jeon jeongguk? definitivamente, tantos golpes en la cabeza lo estaban comenzando a dañar) que se veía el muchacho desayunar adormilado, o lo increíblemente hermosos que eran sus ojos oscuros…

—estoy jodido.

jaebum miraba entre divertido y comprensivo a su amigo. se encontraban en la biblioteca de la
universidad, en la sección de mitología griega.

yoongi se golpeaba consecutivas
veces la cabeza contra la mesa en la cual se suponía que estudiaban, y jaebum se debatía entre filmarlo y mandárselo luego por e-mail a jackson o consolar a su amigo.

finalmente ganó la última opción.

—yoongi, primero, deja de golpearte la cabeza. vas a acabar con las pocas neuronas que ese mocoso te quemó.

el muchacho levantó el rostro, encontrándose con la mirada del chico.

—¿qué?

—escucha, no es tan grave como lo pintas.

—luchar contra kronos no es tan grave. esto si lo es.

jaebum bufó mientras ponía los ojos en blanco.

—después las dramáticas son las mujeres... ¿no pensaste que, tal vez, a kook le pasa lo mismo?

—te recuerdo que estamos hablando de jeon jungkook.

jaebum elevó la vista al cielo, mientras juntaba las palmas de sus manos como para rezar.

—señor, dame paciencia. escúchame, yoongi, precisamente porque hablamos de jeon jungkook, es
que te digo eso.

—no te entiendo.

—¿por qué no me sorprende? —yoongi frunció el ceño, mientras su amiga reía levemente. —mira, jungkook se mudó de busan, donde se sentía muy cómodo, para vivir contigo, ¿verdad?

—si. ¡pero eso fue porque decidió estudiar aquí!

—si, sesos de alga, a eso suele llamársele excusa. imagino que alguna vez habrás inventado una,
¿no? además, ¿hace cuánto que se acuestan?

—y… casi dos años.

—bien. y, en estos dos años, ¿cuántas veces se acostó jungkook con otra persona?

el pelinegro abrió la boca para contestar, más enseguida la volvió a cerrar. entonces, el celular de jaebum comenzó a sonar. yoongi se puso aún más pálido, el muchacho puso los ojos en blanco.

—no te preocupes, voy a atenderlo afuera. pero piensa en lo que te dije mientras no estoy.

entonces el muchacho salió de la biblioteca, dejando al pelinegro sumido en una laguna de pensamientos.

cuando yoongi entró en el departamento, el lugar estaba en penumbras y jungkook se encontraba tirado en el piso, solo con unos pantalones negros y los auriculares de su i-pod puestos. la música estaba tan alta, que hasta yoongi la escuchaba.

sin poder contener una sonrisa, el mayor se acercó lentamente, hasta llegar junto al chico.

entonces se posicionó sobre él, rodeando con sus piernas el torso de éste.

jungkook abrió los ojos, mientras se
quitaba los auriculares.

—¿quieres descargar un poco de tensión? —preguntó el castaño, con una sonrisa insinuante en los labios. yoongi comenzó a besarle el cuello mientras que le acariciaba sus fuertes brazos.

—si… un poco, pero, antes… —dejando un camino de besos, el mayor acercó sus labios a la oreja del muchacho, el cual se estremeció ligeramente —… necesito hablar contigo.

—¿ahora? — preguntó jungkook, levantando la camisa de yoongi, mientras que con sus manos amasaba el trasero del mismo. —podríamos hablarlo después…

y yoongi no puede negarse.

recostados en la cama de yoongi, ambos chicos retozaban, compartiendo una cerveza.

—si seokjin supiera que te estoy dejando beber, me cuelga del mástil del edificio. —jungkook deja escapar una carcajada.

—el problema es que seokjin aún me trata como si tuviera diez años, en vez de dieciocho.

se quedaron en silencio, la cabeza del mayor descansando sobre el hombro del menor. cuando yoongi finalmente tomó el valor para hablar, jungkook se le adelantó.

—¿sabes…? creo que he roto nuestra regla.

las palabras, apenas susurradas, quedaron flotando en el aire.

—¿yoongi…?

—¿sabes…? creo que no importa.

y cuando el pelinegro se inclinó para besarlo, jungkook supo que la charla que había tenido por teléfono un rato antes con jaebum, había sido bastante fructífera.

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⏰ Última actualización: Feb 09, 2019 ⏰

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