Prólogo: "Traición"

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El estruendoso sonido de las balas atravesando el aire con fiera determinación era acompañado por un espeso humo negro que se elevaba con inquietud en aquel lugar. Miles de objetos siendo perforados, cientos de lineas de sangre siendo salpicadas en diversas direcciones y decenas de cuerpos dejando escapar desgarradores gemidos de dolor, eran quienes decoraban peculiarmente aquel lugar que se había convertido en el punto principal de aquel encuentro.

En medio de aquel escenario tan inquietante, HanBin se mantenía de pie completamente tranquilo desde una posición perfecta que le permitía tener un amplio campo de visión para disparar ágilmente hacia cualquier lugar que se propusiera. A pesar de tener una herida punzante en su pierna derecha debida a un estúpido descuido en el momento que, tontamente, había creído que era mejor luchar cuerpo contra cuerpo, HanBin se dispuso a jalar el gatillo tres veces consecutivas dando perfectamente en cada uno de los objetivos diferentes que se había trazado en un instante. Ese acto ni siquiera había requerido de su pestañear.

Él era así, siempre lo había sido.

A sus dieciocho años, HanBin, destacaba en el escuadrón de alto rango al que pertenecía. Era el mejor en el combate cuerpo a cuerpo y contaba con una exquisita y extraordinaria puntería, sin duda alguna una de las joyas principales de Qri Union. Y ahora, con esta misión, estaba tan cerca de conseguir su graduación para un rango mayor con altos honores.

—¡HanBin...!— fue lo único que se escuchó antes de que una bala pasara cortando el aire muy cerca de su mejilla derecha.

El joven agente se había alejado inmediatamente lo suficiente para evitar que aquel disparo diera en su blanco. Luego, rápidamente fijó su vista en la dirección por donde había venido aquella bala y localizó su blanco tratando de huir como una niñita asustada. HanBin sonrió al momento que levantaba su arma y jalaba el gatillo sin perder un segundo más. En el momento en que el cuerpo pesado cayó al suelo, HanBin giró hacia el sujeto que le había avisado de aquel movimiento. JiWon sonrió ampliamente cuando HanBin hizo una mueca graciosa imitando al sujeto que había alcanzado su disparo.

JiWon, JiWon, JiWon.

JiWon era el compañero de HanBin para esta misión, para esta y para muchas otras, por no decir todas. Ya habían pasado más de cinco años desde que ambos se habían conocido en los campos de entrenamiento cuando tan solo eran unos simples novatos en las instalaciones de Qri Union. Desde aquel momento, que hoy se veía tan lejano, ambos jóvenes habían tenido una conexión especial.

En la actualidad, su trabajo en equipo destacaba en todas partes, si HanBin era bueno en el combate de cuerpo y su puntería era una maravilla, JiWon era la mente brillante que trazaba el juego. Ambos formaban un equipo perfecto, ambos le habían dado a Qri Union la victoria limpia y perfecta en cada una de las misiones que les habían encargado anteriormente. Así que sí, ambos estaban enfocados en esta misión. Una misión que no solo les daría una victoria más para agregar en su amplio historial, sino que también les daría la oportunidad de subir de rango dentro de la Union así que nada podía fallar.

En ese instante, JiWon pudo divisar a los lejos un pequeño grupo moviéndose cautelosamente en medio de la lluvia de balas y explosiones que habían rodeado aquel lugar. Casi pasaban desapercibidos. Casi. Porque JiWon ahora los había localizado, por lo que la posibilidad que tenían esas personas de continuar, eran nulas.

Con pasos sigilosos se movió cual tigre cazando a su presa. A medio camino, interceptó a HanBin y le indicó con señas que era momento de empezar el plan que se había trazado desde un inicio. Tal vez las circunstancias habían cambiado, pero desde que el objetivo aún mantenía la misma trayectoria que se había esperado desde un inicio, el plan seguía siendo funcional para lograr su victoria.

HanBin se movió hacia el lado contrario a donde JiWon avanzaba. Con cuidado de no hacer ruido, subió con cautela hasta la posición que debería tomar. Una vez allí cargó su arma, la puso en posición y encuadró a sus cuatro objetivos.

Por su parte, JiWon avanzó hasta el lugar donde sabía que el grupo llegaría y esperó a que el momento adecuado llegara. Sabía que HanBin se encargaría de los cuatro gorilas que protegían al quinto miembro de ese pequeño equipo, él solo se tenía que encargar de este último y de tomar entre sus manos su objetivo.

Cuando el momento llegó, los movimientos de cada uno fueron hábiles y limpios. Cuatro disparos dieron con sus objetivos y un corte profundo sobre el cuello hizo caer al quinto. Había sido más fácil de lo que esperaban.

Sin remordimiento alguno porque el quinto hombre aun permanecía vivo desangrándose en el suelo, JiWon arrebató de las manos contrarias el portafolio de aluminio que aquel sujeto custodiaba. Ahora la misión había sido completada.

HanBin llegó rápidamente hasta donde su compañero se encontraba, siempre atento a su alrededor pues sabía que aun tenían que salir de allí. Con su particular lenguaje de señas, le indicó a su amigo que era momento de evacuar la zona.

—Décimo octavo piso— dijo de la nada JiWon mientras abría el portafolio, asegurándose de que el objeto correcto estuviera allí dentro —Cúbreme.

—Pero, JiWon, ese no era el plan.

—Los guardias dieron aviso a tiempo sobre el ataque, un nuevo escuadrón va a llegar. No fuimos lo suficientemente rápidos— explicó JiWon.

HanBin solamente asintió ante esa explicación. De alguna forma, aquello tenía sentido. Así que sin esperar un segundo más, ambos agentes corrieron directo a las escaleras, ahora se encontraban más cerca de lo que tanto anhelaban.

El décimo octavo piso de aquel edificio estaba en ruinas, nada extraño considerando que cientos de misiles habían sido disparados desde diferentes partes para alcanzar el objetivo. Sin embargo, lo que si fue verdaderamente extraño, había sido encontrar bulto negro estratégicamente colocado junto al ventanal más grande.

—JiWon— susurró HanBin para darle aviso a su compañero.

JiWon sonrió con sorna al mismo tiempo que se acercaba sin duda ni temor alguno hasta aquel bulto. HanBin se quedó completamente anonadado por aquel actuar de su compañero.

—El equipo nos está esperando allí abajo— informó JiWon mientras se arrodillaba en el suelo junto al bulto dejando de lado el portafolio que había rescatado —Tenemos cinco minutos antes de que el nuevo escuadrón llegué hasta aquí y nos encuentre.

Con cuidado, y haciendo caso omiso de sus propias palabras empezó a desempacar lentamente lo que aquel bulto contenía.

—JiWon, no entiendo nada— dijo HanBin, mientras se acercaba con cautela.

—Así que tendremos que bajar— dijo JiWon al mismo tiempo que giraba a ver a su compañero.

—¿Y entonces por qué...

—Sabes, a veces las cosas no suceden como las planeamos.

Y entonces todo sucedió tan rápido.

JiWon lo era todo para él.

Su mejor amigo.

Su fiel compañero.

Y también...

... su primer amor.

Pero, entonces, ¿por qué JiWon lo estaba traicionando?

¿Por qué JiWon lo había empujado directamente hacia la ventana desde el décimo octavo piso de aquel edificio mientras él no entendía ni una mierda de lo que estaba diciendo? ¿Por qué sus oídos escuchaban el estruendoso sonido de los cristales siendo rotos? ¿Por qué sentía que su piel se cortaba dolorosamente en algunas partes? ¿Por qué sentía que su cuerpo golpeaba con un ruido sordo contra algo duro? ¿Por qué su cabeza estallaba en un dolor intenso? ¿Por qué un sonido agudo llenaba sus oídos? ¿Por qué su campo visual se estaba volviendo negro?

Su mente divagó en un espiral profundo antes de caer lentamente en una oscuridad que parecía consumirlo. Lo último que pudo sentir antes de dejarse consumir por completo, fue el sonido de su corazón rompiéndose en mil pedazos.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2019 ⏰

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