Tᴇ Aᴍᴏ...

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      Estaba recostado en el sofá, aún con solo su boxer puesto, escuchando palabras sin sentido de todos los programas que estaban pasando, tal vez era la tercera vez que le daba vueltas a todos los canales, y no encontraba alguno interesante, lo único que le entretenía era presionar aquel botón una y otra vez de manera monótona.

      Se reincorpora mientras suelta un bufido perezoso, dejando un un canal aburrido de juegos de preguntas y pone el volumen al mínimo.

      Agarra su taza de café humeante y lo acerca a su rostro, a pesar del calor, le gustaba mucho sentir el aroma y el vapor que soltaba esa bebida caliente. Le da un pequeño sorbo, saboreando su amargo sabor que le encantaba, aunque...

      No era como otras veces...

      Siempre que lo tomaba, estaba acompañado, con su lindo novio a su lado tomando su café con leche y soltando alguna bobería para hacerlo reír, porque a pesar de que todos los día trabajaba, no le gustaba despertar y salir de su tibia cama, logrando que su humor sea horrible para cualquiera, pero para Kouki, ese humor de mierda, es muy adorable, decía que es como un niño haciendo un berrinche silencioso.

      ¿El café estaba más amargo que de costumbre...?

      Dirige su perezosa mirada al gran peluche de un oso rosa pastel en una esquina, ese fue un regalo de Seijuro para Kouki en un día cualquiera, sorprendiendo aún más al castañito, haciendo que saltara y lo llenara de besos y no dejara de repetir la frase "Te amo, Seii".

      Carcajea con cariño, escuchar esa frase salir de los finos labios de Kouki era un mini paro cardíaco para él ¿Cómo es que con tres simples palabras daba vueltas su cabeza?

      Lo extrañaba...

      Quería tenerlo consigo en ese instante.

      Vuelve a carcajear, ese era otro de los aspectos que al castaño se le hacía adorable de su persona, ser tan mimado, aunque para Seijuro ese era uno de sus partes que más odiaba, tiene suerte de que ahora no era tan exagerado como en su juventud y que el castaño no lo haya visto, no obstante, eso no significa que los idiotas de sus amigos no le hayan contado una que otra historia vergonzosa de su oscuro pasado.

      Aunque le encantaba que Kouki lo mimara mucho...

      Estar con Kouki lo fue cambiando poco a poco hasta hacerse una mejor persona, ya no tan mimado y con una manera diferente de ver el mundo, con una persona que lo amaba a pesar de sus defectos, es más, Kouki amaba esos defectos con cada parte de su ser, solo porque es Seijuro...

      Y no puede evitar sentirse más que feliz...

      Es tan bonito sentirse tan amado y a la vez dar amor...

      Es una tan hermosa sensación de calor en su pecho que lo perturbaba en cierta manera que no podía explicarlo con palabras, y eso le aterraba, no entender algo tan bonito y aterrador. Pero tal vez era mejor así...

      No le hacía falta entenderlo, estaba bien solo con sentirlo, acompañado con el cosquilleo en su vientre y el leve ardor en su rostro...

      —¿Qué me miras?—mira al peluche como si se tratara de una persona, el oso, que parecía que lo miraba fijamente a su ser, lo estaba molestando—Como si fueras a contestar...—suspira.

      Si ese oso le contestaba, tendría que ir a un psicólogo por mucho tiempo...

      Se levanta y agarra al oso de peluche, llevándolo a la habitación que compartía con el castañito y colocarlo en la cama con cuidado.

Uɴ Lɪɴᴅᴏ Tᴇ Aᴍᴏ... ᵃᵏᵃᶠᵘʳⁱ ~ ᵒⁿᵉ-ˢʰᵒᵗDonde viven las historias. Descúbrelo ahora