Eres ese soplo de aires fresco, ese beso que se espera erice la piel.
Eres quien me hizo de ti siempre tener sed.
Y quizás esto dure días, o quizás hasta la luna de miel.
Pero cada día de todo tu ser tengo sed.
Eres lo que cualquiera quisiera, un desmadre de insensatez.
Eres en este momento mi dueño, porque me tienes a tu merced.