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Finn's pov.

Estaba tirado en la cama sin dignarme a salir de esta para ir al instituto con varios pensamientos rondando por mi cabeza.
- Miércoles...-murmuré para mí mirando el blanco techo. Hoy viene Noah a casa. Sonreí al recordar lo bien que lo había pasado ayer con el castaño, siento como que cinco horas son cinco minutos a su lado. Me gusta, me gusta mucho creo...creo que daré el siguiente paso, el problema es que no sé qué opinará él al respecto.

Cuando llegué al instituto no había nadie fuera puesto que ya era tarde. Apresuré el paso para entrar a clase.

Toqué la puerta y esperé a que el profesor me diese permiso para entrar. Al cruzar, mis compañeros se que quedaron viendo con cara de trauma, por dios, llegué tarde no maté a nadie.

Pasó la hora de matemáticas y llegó la de francés. La señora Stone hizo acto de presencia en la clase con su típico ceño fruncido taconeando ruidosamente con cada paso que daba con sus viejas piernas.
- Bonjour.- dijo a lo que toda la clase la imitó de mala gana.
- Bonjour madame, comment s'est passée votre journée?- pregunté con una sonrisa jocosa sabiendo perfectamente lo que estaba diciendo.
Me miró completamente incrédula con la boca en una perfecta O a lo que yo me reía por dentro.

-Très bien M. Wolfhard, je suis surpris.- pronunció.
- C'est la vie.- respondí encogiendome de hombros.

La clase transcurría y yo me sentía incluido. Por fin me enteraba de lo que significaban esas palabras tan retorcidas.

La clase terminó y salimos al receso, Carla me acompañaba.
- O la la señor francés- se burló ella haciendo el gesto de quitarse el sombrero- Ye tre contenté güi güi.- dijo pronunciando muy mal aposta (esperemos) aquella frase.
- Es todo gracias a Noah.
- Hablando de Noah...- contestó- está ahí. - señaló al sitio donde se encontraba el castaño hablando con su mejor amiga animadamente.
- Vamos- indicó la chica comenzando a caminar hasta ellos.

- Ey- saludé al ojiverde haciendo que se voltease a verme con una hermosa sonrisa.
- Hola, qué tal, Finnie?- reí ligeramente por ese apodo tan tierno.
- Estupendamente ahora que entiendo la clase de francés.
- En serio? - cuestionó ensanchando su sonrisa haciendo que sus ojitos brillasen como los de un niño en una tienda de caramelos.
- Sí, entiendo todo gracias a ti.- dije orgulloso con la cabeza alta.
Él se lanzó a mis brazos brindándome un cálido abrazo el cual correspondí más que encantado tomándolo por su estrecha cintura.

Nos separamos pero mis manos seguían en su cuerpo. Las deslicé lentamente a sus caderas y lo miré a los ojos sumergiéndome en esos campos de olivos frescos y primaverales, embriagándome con su dulce aroma y con su forma de mirar. Recorrí todo su rostro fijándome en cada lunar salpicado por este. Parecen pepitas de chocolate, como el que se posa sobre su comisura derecha tan cerca de sus labios, tan tentador a probarlo.

- Noah...- susurré saboreando su nombre y acercándome más a él.- me preguntaba si...
- Si?- susurró de vuelta con la vista fija en mis labios acercándose más a mi.
- Si quisieras ser- y justo en ese preciso instante la campana sonó sobresaltándonos y sacándonos de ese maravilloso trance en el que estábamos sumergidos.
- Perdona, qué decías?- cuestionó tratando de recuperar el hilo de la conversación.
- No, nada importante- mentí piadosamente rezando para que me creyese.
- Vale...?- dijo no muy seguro.
Hubo unos segundos de silencio caminando por el pasillo hasta que él lo rompió.
- Bueno, me tengo que ir a clase- dijo acompañado de una risa angelical.
- Sí- rei un poco incómodo por el momento previo- yo también
- Chao- dijo rápidamente para darme un fugaz beso en la mejilla y correr hasta su próxima clase.

Cours de français ; Foah {AU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora