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Capítulo treinta

Pov Amir

Su mano deja de apretar la mía y cae tendida sobre nuestra cama.

¿Cómo pasó todo esto?

Observo a cada maldito y absurdo doctor que mande a llamar corriendo de un lado para otro sin hacer nada con ella todavía en la cama. Me levanto y camino hasta la puerta—Escuchen bien, donde ella se muera o uno de nuestros hijos tenga algún daño, todos me las van a pagar—cierro las puertas de golpe.

Esto me está afectando mucho, necesito desahogarme con alguien y ya sé con quién. Sonrío sin gracia y corro hasta las mazmorras de la manada, este no es mi lugar favorito en el mundo, pero me hará bien lo que haré, voy hasta la bodega de armas y tomo un látigo de clavos y hojas de plata, las pinzas y la última cosa, pero no menos importante y es el hacha.

Salgo de ahí y cierro la puerta con llave, camino por todo el lugar arrastrando las cosas que llevo hasta llegar a su celda, el verlos colgados y todo golpeados me llena de satisfacción.

Ellos se lo merecen y más ella por traición.

El guardia abre la puerta y sus ojos me ven horrorizados, sonrío de lado y dejo todas las cosas a un lado.

—Pero mira que tenemos aquí, el par de traicioneros ya está listo—voy hasta ellos y les arranco la cinta adhesiva de su boca, tan pronto hago esto ellos están gritando y suplicando por sus vida.

Si tan solo no estuviera Irina en una cama.

—Por favor, Amir. No nos hagas nada—junto mis cejas y tomo las pinzas del suelo.

—¿Que no les haga nada, dices? Luego de que casi matarás a mi luna y me dejaras sin descendencia—la miro con asco—¿Que no te haga nada dices?

—Te dije que esto era una mala idea, ahora nos matará a los dos.

—¿Y qué es lo que pensaba ella, que les perdonaría la vida solo así por así? Creo que son las personas más estúpidas que he visto en mi vida—le hago señas al guardia y este entra.

—Digame, Alpha.

—Bajalos un poco—corre hasta las sogas a una esquina de la pared y deja caer sus cuerpos al tirón sin dejar que estos toquen el piso—gracias, ya puedes salir—asiente—Y bien, ¿Qué prefieren? —tomo el látigo entre mis manos—¿Les saco los ojos con las pinzas o con prefieren sus rostros descuartizados?—sus miradas me observan con terror y junto mis cejas—Yo pregunté... Algo—doy el primer latigazo en el estómago de Rene llevándome conmigo varios pedazos de piel.

—NOOOOO, DÉJALA, TE VOY A MATAR—suelto el objeto lleno de sangre y tomo el rostro de Ronaldo entre mis manos.

—¿Como lo vas a hacer? eres un lobo insignificante—escupo su cara y voy hasta el hacha, veo a René retorcerse de dolor y la hago mirarme—tú querías matar a mi luna y le hiciste un gran corte, mira lo que puedo hacer yo con este imbécil— tiro el hacha directo a la pierna izquierda de él, esta semicae al suelo y queda colgando de una porción de piel—asi se ve mejor—de ambos salen llantos desesperados.

Su cara toma un color rojo intenso y trata de soltarse—ERES UN ESTÚPIDO, UN MALDITO ESTÚPIDO E IDIOTA, LO MANDASTE AQUÍ SOLO POR MATAR A UNOS TONTOS HUMANOS, ¿NUESTRA RAZA NO VALE MÁS QUE ELLOS? YO SOLO LE HICE UN POQUITO A TU MALDITA BASURA DE LO QUE HA ESTADO SUFRIENDO ÉL AQUÍ—mis ojos rojos relucen en la oscuridad y tomo su cara en mis manos.

—Te voy castigar aún peor que cualquiera otra persona, ya lo verás—saco la pinza de mi bolsillo trasero y sin previo aviso se la clavo en los ojos—VAMOS, MÍRAME— mi voz suena con burla por el pequeño espacio y recojo el látigo del suelo—yo pensaba solo cortarle una pierna y ambos brazos a tu mate, dejarte a ti sin ojos y... Sin vientre, luego de eso los dejaba ir, pero cambie de opinión—comienzo a dar latigazos en todo su cuerpo, abriéndola por completo—asi está mejor—sonrío. Saco la pinza de sus ojos y camino hasta el casi amputado —A ti te vamos a desangrar un poco—clavo el objeto cortante en sus brazos y hago cortes hasta sus piernas.

Suelto la pinza y miro todo el reguero que hay a mi alrededor, sangre en charcos, cosas tiradas en el suelo y sobre todo, los dos cuerpos a medio morir—Delta—el guardia entra con remordimiento y rápidamente recompone su postura —tira a este par en el sótano—los observo con asco—quiero que las ratas terminen el trabajo por mí, cuando termines de ponerlos a ambos ahí, entonces vienes y limpias todo esto—asiente y los deja caer, salgo de ese lugar con toda la ropa manchada y las pocas personas que me ven pasar a una gran velocidad detienen todo lo que están haciendo.

Me siento el malo de la película.

Llego a la mansión y cierro de un portazo, los ojos presentes ya saben lo que ocurrió, incluso hasta Tin quien camina a cierta distancia de mí y asiento confirmando su pregunta. Voy al tercer piso y entro a mi habitación, lo veo todo antes de dar un paso y en distintas cunas veo a mis niños dormir.

Ya soy papá.

Sonrío y mis ojos vuelan directamente a la madre de los niños, tomo su mano helada y veo con detenimiento su rostro pálido. Todo esto fue por mi culpa, si tan solo la hubiese cuidado más. La suelto y me volteo con la mirada de todos en mí—Lo hiciste, ¿cierto?

—No tuve elección, tampoco pienso jugar con esta clase de cosas—señalo a la que ahora es mi familia—lucharé por ellos, cualquiera que intente dañarlos se las verá conmigo, no me importa quien sea—abro la puerta—ahora, todos fuera, necesito darme un baño y quitarme este olor a traición—observo a nana quien es la primera en salir con la cabeza baja, los doctores pasan a mi lado y tomo a uno del brazo—dos de ustedes se pueden quedar en el pasillo, solo por cualquier accidente—lo suelto y dejo que todos salgan. Mi madre capta mi mirada de reproche y toca mi hombro.

—No debiste hacerlo, no era para tanto—junto mis cejas y doy dos pasos hacia atrás liberando mi hombro de su agarre.

—¿Que no debí hacerlo? Entonces, ¿tengo que dejar que todos me pisen y hagan conmigo como quieran porque soy benevolente? —agacho la mirada—no madre, las cosas no son así.

—No estoy diciendo que no lo hicieses, pero, ¿por qué de una forma en donde la tortura es tu mayor opción? —encojo mis hombros desinteresado—hay muchas cosas que aún debes aprender, Amir. No debis...

El sonido de los cables moviéndose nos llama la atención, Irina se trata de levantar y quita todas las cosas que tiene en su cuerpo, llego hasta ella y sus bellos ojos me examinan completo—¿Amir?—su voz ronca y cansada resuenan por mis oídos y nuevamente viene a mí ese sentimiento de culpa.

Una de sus manos toca mi camisa ensangrentada. Sonrío—no es nada, no te esfuerces—digo con calma y giro hacia la puerta—DOCTORES.

—Sí, Alpha.

—Quiero que hagan un chequeo general, necesito ver como está su salud después de todo—tomo su mano—voy a bañarme, ya regreso contigo—susurro en su oído—luego te explico el por qué de mi estado—asiente y bajo su delicada muñeca con suavidad—madre, vigila por mientras a mi luna, ya vengo—corro al armario y busco ropa que ponerme, salgo y entro al baño para darme una ducha.

En todo este revoloteo no tuve ni tiempo de ver a mis hijos nacer, ni siquiera saber a quién sacaron primero, o el estado de Irina mientras estaba en ello. Se dice que son cosas que uno nunca olvida, marcan tu vida para siempre, yo me perdí esos momentos, pero ahora nada me impedirá recrear momentos con mis pequeños.

Mis pequeños.

Sonrío sin poder creerlo, ya soy padre.




























...

Nota de autora:  Los mira de reojo —Este es el último capítulo que publiqué desde hace un buen tiempo.

Como saben mañana es domingo, por lo que... Ya saben XD

Asique, nos leemos el lunes con un capítulo nuevo después de mucho tiempo, solo espero tener el toque para escribir.

Corazoncito coreano pa' ustedes ♥️

SGLOUD

El Hijo Del Millonario ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora